Fabrice Morvan, ex Milli Vanilli, el gran fiasco de la música: “Todo se volvió una pesadilla, fui crucificado por algo que ahora se celebra”
Recién estrenado en Paramount+, el documental Milli Vanilli revisita la controvertida historia del dúo europeo tristemente célebre por hacer playback y pone en cuestionamiento el rol del aparataje de la industria discográfica tras ese engaño. Sobre ello, el sobreviviente Fab Morvan se descarga con Culto.
“La comedia es tragedia + tiempo”. Así lo decía el arrogante director interpretado por Alan Alda en Crímenes y pecados de Woody Allen. La controvertida historia de Milli Vanilli, una de las más escandalosas en la historia del pop, es revisitada hoy, 30 años y fracción más tarde, en el documental del mismo nombre estrenado esta semana por Paramount+ y dirigido por Luke Korem.
En una hora y cuarenta y cinco minutos, la producción cuenta los orígenes del dúo europeo conformado por Rob Pilatus y Fab Morvan, amigos que en medio de su búsqueda del éxito en el mundo del entretenimiento son localizados por el productor Frank Farian, el hombre detrás del estrellato de Boney M.
La firma de un contrato en condiciones inapropiadas marca el arranque de un tren de consecuencias del que para Rob y Fab se hace cada vez más difícil bajar sin repercusiones: el productor los obliga a hacer playback y cantar las voces de otros -menos agraciados y con menos hambres de fama-, lo que los lleva a montar un truco burdo y monumental. En el registro, Morvan es quien cuenta la historia por ambos, debido al fallecimiento de Pilatus a fines de los años 90, por sobredosis y deprimido por toda la chambonada.
Su voz es contrastada con la de Ingrid, secretaria de Farian -quien se negó a participar del proyecto fílmico-; la de críticos musicales y los rostros de diversos ejecutivos discográficos. Estos actores son precisamente quienes son cuestionados en última instancia, retratados como sostenedores de un aparataje que pone a circular millones de dólares y que, una vez que el telón cae, proceden a crucificar al dúo y tienen permitido seguir adelante sin ser cuestionados.
“Hay que ver en el documental cuánto dinero Milli Vanilli hacía para ellos”, sentencia Morvan (57) vía Zoom, en conversación con Culto. “Ellos se quedaron y si hubieran salido hubieran perdido sus propias carreras. Ahora deberían poder decirlo, asumirlo. Nosotros lo hicimos, dijimos que mentimos en su momento. Hasta el día de hoy, ¿a quién siguen protegiendo, al gran Clive Davis?”, dice, aludiendo al pez gordo de la industria, fundador de Arista Records, donde fichó Milli Vanilli.
“Es obvio que la forma interna en que trabaja la industria discográfica operaba así, presionando por videos en MTV, poniéndonos en la radio. Pero después lo hacen ver cómo si nosotros hubiéramos estado a cargo de todo. Y ahora, finalmente, por el periodismo investigativo, la gente puede verlo y entender cómo funciona todo. No soy el primero en ser utilizado y que luego tiran a la basura. Además, hasta hoy siguen usando mi imagen y no recibo dinero por ello, eso no se puede hacer. Han pasado 35 años y nadie me ha llamado diciendo ‘estamos usando tu imagen y no te hemos pagado por ello’, pero veremos en el tiempo qué ocurre. Yo no iré detrás de ellos”.
Para Morvan, lo clave es que el público, con la distancia del tiempo y la perspectiva que ofrecen distintas voces, decida. “Todos cuentan su historia en el documental, yo conté la mía, lo hizo el cantante principal, las coristas, y ves que todo te lleva a Frank Farian”, explica.
Culpa a la lluvia
Un dato interesante que se evidencia en el documental es el hecho de que en el álbum All or nothing (1988), debut del dúo editado exclusivamente en Europa, en los créditos no aparecen ni Rob ni Fab en los créditos como vocalistas. Algo que, en el lanzamiento del álbum en su versión norteamericana Girl you know it’s true (1989) (el disco multiplatino que incluye el single Blame it on the rain) no fue replicado, estampando sus nombres en la carátula como intérpretes.
“Eso te muestra que todo fue premeditado, que todos sabían”, comenta Morvan. “Si ves los tabloides, nos hacían ver cómo los culpables y la industria se libró, y pudieron invertir todo ese dinero que recaudó Milli Vanilli para crear otros sellos y levantar a otros artistas de quienes yo, financieramente, soy padre. Todos sabían y a fin de cuentas hicieron ver que Rob y Fav eran los malos. Lo de los créditos lo muestra claramente”.
Parte de la narrativa era mostrar al dúo como arrogante, esquivo en entrevistas, cuando el verdadero motivo era su escaso dominio del inglés. Apenas comenzaban a interactuar en los medios, era evidente que sus voces y su pronunciación no coincidían con su música.
“Decían ‘ellos son arrogantes’, ‘¡ellos quieren el dinero!’, y era todo perfecto para el sello. ¿Y el sello no? Pero nadie habla de eso. Sí, todos necesitamos ganarnos la vida, pero el sueño que estábamos persiguiendo se volvió una pesadilla porque el contrato que firmamos lo hicimos sin un abogado o un manager. Nadie nos dijo eso, el contrato estaba en alemán y yo no hablaba alemán muy bien, así que ¿cómo podía hacerlo y que fuera legal? Es ilegal, pero en esos días nadie lo mencionaba, porque nadie vio todos los aspectos y capas de la historia”.
-¿Qué piensa de que en esta época el pop actual normalice el uso de herramientas como el auto tune, y no sean objeto de cuestionamiento ni repudio masivo?
Creo que estamos en el comienzo de una nueva era y la música pop está empacada diferente. Cuando se hizo un screening del documental, la gente joven decía ‘¿cuál es el gran problema?’ Y es porque TikTok celebra el lip sync, el auto tune. Yo fui crucificado por algo que ahora se celebra, pero yo creo que si quieres ser un artista hay que viajar en el tiempo y cantar solo con tu voz y una guitarra, y eso es lo que yo quiero para mí y quiero que sea mi legado, así que voy por lo real.
Fab se refiere a una carrera propia como cantante, compositor y productor. Una reinvención por la música.
“Estoy enfocado en eso. Aún no has visto lo mejor, lo mejor está por llegar, y puedes buscar en YouTube lo que yo hago, y lo hago en vivo. He hecho mi tarea. La música salvó mi vida, y por eso estoy aquí. Hoy tengo cuatro hijos y hago todo por ellos. No se trata de mí, sino de ellos. La vida me ha dado la música, así que vamos. Sé qué hay mucho más que contar y no se puede cubrir en una entrevista o en un documental. ¿Hará falta una segunda parte? ¿Una serie? Mientras más gente lo vea en Paramount+, más gente hablará de ello, hay que mantener el diálogo abierto”.
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