Young Miko (o la hija de Dios)
De sudar al grabar su primera canción a tener una gira mundial. De subir canciones a Soundcloud a colaborar con Karol G o Bad Bunny. Del pánico de ser lesbiana a tener más de un billón de reproducciones en Spotify con sus letras dedicadas a mujeres. De ser María Victoria Ramírez a transformarse en Young Miko: aquí la historia de la cantante que tendrá gritando (estoy segura) a todo el Caupolicán este jueves 26 de octubre.
1. Exorcismo
“Satán está en mí” podría ser una frase típica de algún rockero de otra época, pero esta vez estaba en la mente de María Victoria, una niña de segundo básico de un colegio adventista en una ciudad chiquita de Puerto Rico. “Satán está en mí”: lo que pasa es que le gustaba una niña de su colegio.
Primero Satán, después la vergüenza. Cuando fue creciendo era difícil hacer amigas porque pensaba que pensarían que ella pensaba en tener algo con ellas así que se dedicaba a ser tímida y hacer deporte -karate, fútbol, tenis, pingpong-, pero no podía jugar basketball porque no había liga de mujeres.
Su papá lo zanjó:
-No pues, que se jodan: tú vas a jugar con los varones, a mí que me mamen el bicho-
Sin dejar de ser tímida, empezó a jugar con ellos, pero ahora su mamá iba a hablar:
-Tienes que salir de ese caparazón. Sino nunca vas a vivir-
Y vivió. Tanto que se atrevió a decirle a sus papás que le gustaban las mujeres. Los papás, tal vez, pensaron que le dieron la mano y se agarró por el codo. La apoyaban, pero nunca tanto. Eran religiosos estrictos y la mandaron a la sicóloga, y tuvo que ir a la iglesia cada domingo. Como va a pasarle siempre, María Victoria tiene la suerte de que lo peor se transforme en lo mejor y son sus papás los que terminan en la sicóloga, transformándose también ellos.
Un día está en entrenamiento de fútbol y su mamá la llama por celular. “Raro”, piensa María Victoria, porque su mamá sabe perfecto que entrena a esa hora así que debe ser importante y contesta. Del otro lado, la mamá le dice que ahora es su hermano chico quien salió del clóset. María Victoria se queda callada y suda, esperando que su mamá siga. Me imagino que le deben haber paniqueado los recuerdos, el hecho de que su mamá pensara que podía ser contagiosa. “¿Qué le dijiste?”, pregunta. “Nada. Que lo amaba”. María Victoria se pone a llorar al lado de la cancha.
2. Exorcismo total
Satán había salido, pero aparece un nuevo demonio. Entra a estudiar dibujo y se entretiene, pero también quiere rapear y cantar y le da miedo hacerlo. Por esos días, perdón lo abrupta, se vuelca en auto y casi muere.
-Suena cheesy, pero es la verdad. Como que uno reflexiona bien cabrón y dice “Por poco me mato y apenas tengo 18 años así que tengo que hacer lo que yo quiera hacer en la vida. No puedo aguantarme”.
Comienza a tatuar para pagar un estudio y grabar un rato. Añasco, su ciudad, tiene menos de 30 mil personas entonces no le queda otra que manejar tres horas a San Juan cuatro veces a la semana. La historia de esfuerzo es larga -pandemia incluida- pero aquí quiero entender es cómo María Victoria pasó a ser Young Miko y cómo Young Miko pasó a ser la reina de nuestros corazones, de mi corazón. Una teoría: es indescifrable en su contradicción. En una de las millones de entrevistas (cinco, en realidad) que reviso, dice que siempre tuvo la intuición de que iba a lograr lo que quisiera. En otra entrevista dice que siempre se espera lo peor.
Su primera canción es Quiero, y tiene la mística de lo inexistente en Spotify. La escribe sin pistas. y al grabarla, se traba una y otra vez, y le tiemblan las manos y la voz. ¿Qué quiere? Un Maserati, uñas de Cali, marihuana, Versace. Lujo y asuntos simples. María Victoria juega al género clásico de lo vistoso, pero con una innovación: no se jacta sino que desea. Y en medio del lujo rapeado, aparece un coro melódico y vulnerable: “Talk to me, baby”.
Sube la canción a Soundcloud, tal como partieron muchos de los que ya triunfan -Rauw Alejandro, Eladio Carrión o Bad Bunny-, y le agendan un show pequeño y prepandémico. Cuando escucha su nombre para salir al escenario, está vomitando en el baño de nervios. Sale, sube, canta Quiero y no puede creer que hay gente que se la sabe. A pesar de la impresión, o por la misma impresión, vuelve a vomitar antes de subirse de vuelta al auto que la lleva de vuelta a Añasco que también es la ciudad -olvidé decirlo- de Ivy Queen.
3. Hija de Dios.
-Cabrón, me gustan las mujeres ¿Para qué puñeta le voy a escribir a un hombre, si eso no es lo que me gusta? Yo me acuerdo que cogí clases de poesía en noveno grado y si me decían “tienes que describir una guitarra”, era mujer la guitarra; “tienes que describir esto”, era mujer también-.
Luego de la pandemia, la escritura silenciosa aparece en canciones como Vendetta -con Villano Antillano-, sigue en Puerto Rican Mami y explota en Lisa, en la que comienza diciendo:
Hablando claro/tengo un problema
Es que rápido me enchulo de las nenas
Si me hablan lindo, me caso sin dilema
Y me las como, desayuno almuerzo y cena
La historia de contratiempos casi siempre llama más que la de éxito, pero es necesario consignar el arco de María Victoria a Young Miko: saca el disco Trap Kitty, Bad Bunny la llama a telonear, featurea con Feid, con el mismo Bad Bunny, con Karol G, Bad Gyal, J. Balvin; pasa el billón de escuchas en Spotify, empieza una gira mundial que la tiene en Chile ahorita mismo y coloniza un espacio casi inexistente siendo la primera lesbiana masiva en el género urbano, un nombre adecuado pero matapasiones; dejémoslo en reggaetón con trap con rap. También logra algo impensable hace algunos años. Reggaetoneros clásicos de la época en la que Ivy Queen era la única mujer escuchada en serio -Arcángel, Yandel Jowell y Randy- también se suman a las colaboraciones. Todo lo que toca Young Miko se transforma. Cualquier featuring (cualquiera) es devorado por su voz que es sexy de una forma inusual, acá una prueba.
Young Miko también ha generado un concepto -mikosexual- es cosa de guglearlo o intuirlo: tu orientación es Young Miko y se sustenta en videos viralizados de sus conciertos en los que fija la mirada sobre alguien, como si esa alguien fuera especial en serio y se fuera a enamorar en serio, porque no es una mirada clásica de seducción, sino que tiene algo tierno que contrasta o completa sus letras bien explícitas. Es el deseo en su totalidad, sexual y entrañable, y todavía hay más. Young Miko es de las primeras en desatar la fantasía de una mujer con otra en el reggaetón/trap. Al menos de forma tan masiva. Algo ya había hecho Karol G. en El Makinon, pero aquí es más explícito y puedo ratificarlo con el argumento impreciso de que a muchas amigas les pasa y con el argumento preciso de que aparece como protagonista de varios fanfics en los que está emparejada, por ejemplo, con Nicki Nicole. Una aclaración: me sentiría inteligente si esto de los fanfics se me hubiera ocurrido a mí, pero Mariana Enríquez habla de las historias sexuales que escribían los fans sobre los integrantes de Suede en su libro Porque demasiado no es suficiente: mi historia de amor con Suede.
Por supuesto, nada puede ser absolutamente perfecto cuando existe gente como el rapero Almighty que usa cualquier plataforma para destilar su homofobia y obsesión por Young Miko, al punto de decir que quiere “preñarla”.
-”Yo brego con muchos almightys todos los días de mi vida”, responde cuando le preguntan e incluso se ríe con cara de que eso no fuera tan importante, ella está por sobre, pasemos a otro tema, después de todo qué puede hacer la violencia de Almighty cuando Miko, en japonés, significa Hija de Dios.
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