Personajes memorables, enorme devoción del público, invitados que causarían la envidia de cualquier producción televisiva, sueldos que harían historia, fama multiplicada, un nombre consagrado en la industria. De 1994 a 2004, entre los 24 y los 34 años, Matthew Perry saboreó las mieles del éxito junto a sus compañeros de la recordada serie Friends.
¿Quién no imaginó lo increíble que sería estar en los zapatos del mismísimo Chandler Bing?
En realidad, no era una experiencia grata. Mientras se encontraba en la cresta de la ola gracias a la popular sitcom, el actor se sumió en la oscuridad debido a que era alcohólico. Ingresó a rehabilitación en más de una ocasión, perdió peso y, pese a todo, logró terminar su trabajo en la serie como parte del sexteto que componía junto a Jennifer Aniston, David Schwimmer, Courteney Cox, Lisa Kudrow y Matt LeBlanc.
Pero también estuvo muy cerca de la muerte, mucho antes de que este sábado su partida impactara al mundo.
Lo logró a un precio muy alto. Según reveló a la BBC en 2016, hay al menos tres años de su vida laboral que simplemente no recuerda. “Estaba un poco fuera de mí en ese momento, en algún momento entre las temporadas tres y seis”, dijo, sumando nuevos antecedentes a su conocido historial de adicciones.
Esas ásperas experiencias lo situaron entre las celebridades que mejor reflejaron que la fama puede ser tan implacable como el peor enemigo. Un análisis que empeora tras destaparse sus testimonios despachados a fines del año pasado.
En una entrevista que concedió a la revista People, publicada en octubre de 2022, Perry detalló que estuvo cerca de morir en 2018. De ese año existen reportes que señalan que había estado hospitalizado en Los Angeles por una cirugía que buscaba resolver una supuesta perforación gastrointestinal. “Él está agradecido por la preocupación y pide privacidad permanente mientras se cura”, comunicó en esos días un representante.
Pero la situación fue mucho más grave que eso: su colon había estallado por el consumo excesivo de opioides y usó una máquina de ECMO, un artefacto que permite que la sangre circule por un pulmón artificial y la lleva de vuelta al torrente circulatorio. Sus familiares recibieron la devastadora noticia de que sus posibilidades de sobrevivir eran de 2%.
Luego de pasar dos semanas en coma y hospitalizado durante cinco meses, tuvo que utilizar una bolsa de colostomía a lo largo de nueve meses, bajo advertencia de que si reincidía en el consumo de opiáceos tendría que ocuparla de por vida.
Es lo que cuenta en detalle en Friends, lovers and the big terrible thing, su libro de memorias, que lanzó al mercado el 1 de noviembre de 2022. “Quería compartirlo cuándo estuviera a salvo de volver a entrar en el lado oscuro de todo”, afirmó al medio, intentando explicar por qué este era el momento adecuado para relatar algo tan privado y duro.
“Tuve que esperar hasta estar bastante sobrio, y lejos de la enfermedad activa del alcoholismo y la adicción, para escribirlo todo. Y lo principal era que estaba bastante seguro de que ayudaría a la gente”, indicó.
Por otro lado, mantuvo una dosis de hermetismo y se reservó contar en qué instante dejó de consumir. “Tu fecha de sobriedad cambia, pero eso es todo lo que cambia. Conoces todo lo que conoces antes. Siempre que lograras luchar para recuperarte sin morir, aprendes mucho”, manifestó.
Sin sumar nuevos proyectos desde 2017 (encarnó a Ted Kennedy en una miniserie y estuvo en algunos capítulos de la primera temporada The good fight), su más reciente aparición ante los espectadores fue en el reencuentro con el elenco de Friends.
Estrenado por la plataforma HBO Max en mayo de 2021, el especial disparó las alarmas por mostrar a Perry en un estado vulnerable, algo desconectado de la dinámica del grupo. Se instaló como uno de los aspectos que más llamó la atención, fuera de la revelación de que Jennifer Aniston y David Schwimmer se gustaron desde el inicio de la serie y que Matt LeBlanc se dislocó el hombro grabando un episodio del tercer ciclo.
Revisitar esa reunión probablemente sea una experiencia más triste a la luz de las últimas revelaciones del actor detrás de Chandler y, por supuesto, su reciente fallecimiento.
“En el libro digo que si muriera impactaría a la gente, pero no sorprendería a nadie. Y vivir con eso da mucho miedo. Así que espero que la gente se identifique con eso y sepa que esta enfermedad ataca a todos. No importa si tienes éxito o no, eso no le importa a la enfermedad”, reflexionó ante People.