Los primeros elegidos fueron David Schwimmer y Lisa Kudrow, Ross y Phoebe en la historia, respectivamente. Luego los productores ficharon a Matt LeBlanc y Courteney Cox, los nombres seleccionados para interpretar a Joey y Monica. Los cuatro calzaban con la definición de casting que habían establecido: no incorporar a estrellas de Hollywood y concentrarse en talentos que se acomodaran a los personajes que habían escrito en la página.
Con dos tercios de esa tarea hecha, entonces las miradas apuntaron a quién encarnaría a Chandler Bing, el miembro más divertido del reparto. Debido a que el rol estaba inicialmente determinado por su faceta cómica, los realizadores de Friends pensaron que sería la parte más sencilla del proceso. Pero se equivocaron.
“Vimos actor tras actor. Y no fue divertido”, sintetizó David Crane, cocreador de la ficción, en Friends: The reunion (2021), el especial de HBO Max en que los miembros del elenco se reencontraron ante las cámaras tras la emisión del último capítulo, en 2004. La búsqueda finalmente los condujo a Matthew Perry, con quien Marta Kauffman y Crane ya habían colaborado en un episodio de la tercera temporada de Dream on. “Cuando Matthew leyó el diálogo, brilló y cobró vida”, indicó la guionista, asegurando que “él era el único que podía interpretarlo”.
Pero había un inconveniente: al igual que Jennifer Aniston –la actriz que completaría el sexteto–, Perry estaba comprometido con otra serie de televisión. Se titulaba L.A.X. 2194 y se enfocaba en los encargados del equipaje en el aeropuerto de Los Angeles (EE.UU.) en el año 2194. El actor, quien en esa época atravesaba una frágil situación económica, alcanzó a grabar el piloto. Sin embargo, esa sitcom no llegó a la pantalla, porque el canal ABC declinó continuar adelante con su producción. Así, se despejó el camino para que se pusiera en la piel de Chandler, el personaje que lo convertiría en una estrella de la televisión.
Antes de asistir a esa audición, el intérprete realizó una petición en su fuero más íntimo. “‘Dios, puedes hacer lo que quieras conmigo. Solo por favor, hazme famoso’. Tres semanas después, me dieron el papel en Friends”, escribió en Friends, lovers and the big terrible thing, su desgarrador libro de memorias lanzado en noviembre de 2022.
En esa publicación, desarrollada en solitario y sin la ayuda de un escritor fantasma –una anomalía en la industria de las autobiografías de celebridades–, también fue igualmente honesto para hablar de sus adicciones al alcohol y a los analgésicos y opioides. Relató que comenzó a beber cuando era un adolescente de 14 años en Canadá, que se volvió adicto a los medicamentos tras sufrir una lesión, y que a partir de ese momento pasó gran parte de su vida entre centros de rehabilitación y clínicas de desintoxicación. Experimentó momentos tan oscuros que, según advirtió en el prólogo, “a partir de los siguientes párrafos, este libro será una biografía en lugar de unas memorias porque yo dejé de estar allí”.
Friends debutó en la pantalla en septiembre de 1994, momento en que el sarcástico sentido del humor de Chandler se constituyó en uno de los elementos favoritos de los espectadores que le dieron una oportunidad desde un inicio. El carisma de Matthew Perry empalmaba a la perfección con los rasgos del personaje, dándole la razón a lo que los creadores habían observado durante el proceso de casting.
La sitcom aumentó su popularidad y ya con su primer ciclo consiguió una nominación a Mejor serie de comedia en los Emmy. El éxito había llegado para todos sus involucrados, partiendo por sus seis protagonistas, que fueron mejorando sus sueldos, hasta llegar a ganar US$ 1 millón por capítulo. Sin embargo, una de sus principales figuras recorrería la cuerda floja mientras el fenómeno se agigantaba a su alrededor.
El actor disparó su consumo de Vicodin durante las grabaciones de la ficción de NBC. “Puedes seguir la trayectoria de mi adicción si evalúas mi peso de una temporada a otra: cuando tengo peso, es alcohol; cuando estoy flaco, son pastillas. Cuando tengo barba de chivo, son muchas pastillas”, plasmó en Friends, lovers and the big terrible thing, donde detalló que durante su vida pasó más de 65 veces por rehabilitación y calculó haber desembolsado más de US$ 9 millones en esos intentos.
Aunque libró una lucha feroz, también se autoimpuso reglas. Por ejemplo, evitó el consumo de sustancias durante las jornadas de grabaciones de la serie, reservando ese hábito a su tiempo libre. “Tenía un acuerdo conmigo mismo respecto a que nunca bebería ni tomaría nada mientras trabajaba y lo cumplí, pero tenía una resaca increíble mientras estaba trabajando”, contó en 2022.
Según expuso en sus memorias, el noveno (y penúltimo) ciclo de la producción fue el único que filmó totalmente sobrio. Una situación que era de completo conocimiento para sus compañeros de elenco y realizadores. En una ocasión, los demás protagonistas lo confrontaron en su camerino. En otra oportunidad, Jennifer Aniston se dirigió en solitario hasta su tráiler para decirle que sabían que había recaído en su adicción a la bebida. “Podemos olerlo”, le comentó de una manera que le pareció “extraña pero cariñosa”.
En Friends: The reunion habló sobre la ansiedad que le generaba la presencia de público durante las filmaciones, una declaración que sorprendió a sus propios colegas. “Sentía que iba a morir si ellos no se reían. Eso no es saludable, seguramente. Pero a veces decía una frase y si no se reían, yo comenzaba a sudar y a tener convulsiones. (…) Me asustaba”, aseguró.
Al momento de grabar el especial de HBO Max llevaba varios meses de sobriedad. Un motivo de orgullo para un intérprete que en 2018 había tocado fondo: su colón se reventó producto del uso excesivo de opioides y estuvo dos semanas en coma, pudiendo regresar a su casa luego de ser sometido a una docena de operaciones de estómago y tras pasar cinco meses internado.
Mientras escribía Friends, lovers and the big terrible thing, Perry sabía que haber sobrevivido a esas circunstancias era casi un milagro. Por eso, no le dedicó el libro ni a sus cercanos ni a los seguidores de la sitcom que lo convirtió en estrella mundial. Se lo dedicó a “todos los que sufren. Tú sabes quién eres”.