En condiciones normales, Robert De Niro probablemente habría estado dedicado los últimos días a promocionar un estreno o a filmar un nuevo proyecto. La realidad es que ha estado en Nueva York, pero concentrado en faenas menos alegres. Desde el lunes de la semana pasada, se le ha visto en un tribunal federal de Manhattan para declarar en un juicio en el que su denunciante busca US$ 12 millones por daños y perjuicios.
Graham Chase Robinson, extrabajadora de su empresa Canal Productions, acusa discriminación de género y represalia a raíz de las experiencias que habría vivido durante su tiempo en la compañía, donde llegó en 2008 y salió en 2019, momento en que ocupaba el cargo de vicepresidente de producción y finanzas de la firma.
“Robert De Niro es alguien que se ha aferrado a viejas costumbres”, sostiene la denuncia. “No acepta la idea de que los hombres deban tratar a las mujeres como iguales. No le importa que la discriminación de género en el lugar de trabajo viole la ley. La señora Robinson es una víctima de esta actitud”.
¿Dónde comenzó todo? Canal Productions presentó una denuncia en agosto de 2019, donde acusaba a Robinson de malversación de fondos y que dedicaba “cantidades astronómicas de tiempo” a ver series como Friends y Arrested Development en Netflix durante sus horas de trabajo, pese a que aquello no formaba parte de sus labores diarias. También aseguraba que había utilizado millones de millas de viajero frecuente de De Niro para sus viajes personales.
Los abogados de la profesional arremetieron dos meses después. En su documento –donde apuntó a las “viejas costumbres” del actor– señalaba que había presentado su renuncia en abril de 2019 y que a través de su abogado le había informado al equipo de De Niro que estaba analizando presentar una demanda por discriminación de género. Una advertencia que, según su defensa, habría motivado la reacción del ganador del Oscar.
Robinson argumentó que supuestamente le pagaban menos que a sus colegas masculinos y que le asignaban “tareas femeninas”, como labores asociadas a la casa del intérprete. Además, el actor supuestamente empleaba un lenguaje sexista y se refería a ella como “esposa de oficina”.
Ese cruce de demandas ha gatillado que ambos se enfrenten en una corte en Nueva York desde la semana pasada. De Niro subió al estrado en el primer día del juicio, pero fue en la segunda jornada donde se mostró más irritado, en particular ante las preguntas del abogado de Graham Chase Robinson.
“Todo el caso es una tontería. Es absurdo. ¡Pero estoy aquí!”, exclamó en el tribunal. Incluso, en un momento se dirigió a su extrabajadora. “¡Qué vergüenza, Chase Robinson!”, lanzó, para luego disculparse en voz baja.
De Niro desestimó que originalmente hubiera presentado una demanda para degradar la reputación de ella y negó que le hubiera pedido en dos ocasiones que Robinson le rascara la espalda., uno de los hechos que ella alega en su acusación Además, mediante sus abogados, aseguró que, pese a que fue ascendida a vicepresidente de producción y finanzas en 2017, en rigor sus deberes de coordinar su vida personal y profesional siguieron siendo los mismos. Es decir, según su versión, continuó siendo su asistente.
Hay una arista que se ha destapado durante los últimos días: el rol de Tiffany Chen, la actual pareja del actor. Según los documentos presentados, ella habría presionado para que Robinson abandonara la empresa. La tensión entre ambas habría surgido cuando la trabajadora estaba ocupada de la decoración de una nueva casa de De Niro en Nueva York.
“Si la mantienes, tú y yo eventualmente tendremos problemas”, señalaba la mensajería entre el actor y su novia, según mostraron los abogados de Robinson. También en ese marco, apareció un texto del intérprete luego de que la empleada solicitara una indemnización en abril de 2019. “¿Quién carajo se cree que es? Las pelotas, el descaro, la osadía. El sentido de tener derecho. ¿Cómo se atreve?”.
El actor no respondió ante esa acusación, pero respecto a la influencia de su pareja en su esfera laboral, señaló: “Nadie me dice qué hacer en mi oficina. Punto”.
Robinson testificó el viernes de la semana pasada, detallando el estado en el que quedó tras salir de Canal Productions. “Estaba sufriendo un colapso emocional y mental. No estaba comiendo. No estaba durmiendo. No podía escapar. Me sentía abrumada. Sentí que había tocado fondo”, indicó al jurado, junto con afirmar que no ha podido encontrar un nuevo trabajo desde entonces. “Perdí mi carrera. Perdí mi independencia financiera. Lo perdí todo”.
También se refirió a los episodios en que De Niro le habría dedicado malos tratos. Uno ocurrió en la Navidad del año 2017, cuando el actor se habría molestado por no hallar los obsequios que ella había comprado por él. “Estaba gritando porque no podía encontrar algunos de los regalos. Estaba maldiciendo a diestra y siniestra”.
Luego, a fines de 2018, en un momento en que intentó presentar su renuncia por primera vez, él la habría llamado en dos ocasiones “perra”. “Fue muy degradante e increíblemente doloroso escuchar eso de tu jefe”, planteó.
Será tarea de los ocho jurados del juicio determinar de qué lado está la verdad. El proceso continuará hasta este jueves 10 de noviembre.