“This is what we do for an encore”, que en español sería algo así como “esto es lo que hacemos para un bis”, era el slogan con el que la icónica banda británica, Pulp, anunciaba en octubre del año pasado su regreso a los escenarios para el 2023.
La expectación era grande por el retorno de uno de los grupos claves en el ascenso del britpop en los años noventa. En un comienzo, la gira de los liderados por el carismático Jarvis Cocker, tenía coordenadas entre mayo y julio solamente para el Reino Unido, pero después de un tiempo sumaron fechas para dos festivales en América a finales de este año: Corona Capital en México y Fauna Primavera en Chile. De hecho, se presentarán este sábado en el parque Ciudad Empresarial, en el contexto de la cita local (entradas en Livetickets).
Lamentablemente para la banda, una noticia enlutó este esperado regreso: Steve Mackey, bajista de la agrupación desde 1988, fallecía en marzo de este año, luego de batallar por 3 meses con una enfermedad no revelada al público. Andrew McKinney, bajista en vivo del propio Cocker, es el encargado del bajo durante este tour.
Hasta el momento, la reunión de Pulp no se traducirá en nueva música. Durante los meses siguientes al anuncio de reunión, el grupo ha lanzado de manera digital un par de EPs y remasterizaron el video de Babies, uno de los singles tardíos de su disco de 1994, His ‘N’ Hers, pero nada de nuevo material. El legado discográfico no se toca.
Un show de grandes éxitos
Entre las fechas que anunciaron los británicos, había una bastante especial que se desarrollaría en la capital inglesa, Londres, específicamente en Finsbury Park, un parque público de grandes dimensiones ubicado en el norte de la ciudad y lugar donde en 1998, Pulp dio un multitudinario show ante más de 45 mil personas, cuando disfrutaban de su peak de popularidad.
25 años después el panorama no distaba mucho de aquel importante momento en la carrera de los de Sheffield: la misma cantidad de personas llegaron a comienzos de julio para repletar ese mismo parque y ver así el segundo retorno de Pulp a los escenarios más de una década después de sus últimos shows de 2012.
El público reunido en ese pulmón verde del norte de Londres era heterogéneo: mujeres y hombres de todas las edades se podían divisar a través de los extensos parajes que rodeaban el escenario.
Luego de una serie de shows de sus teloneros, entre ellos, el de la excelente banda Wet Leg, las pantallas gigantes mostraban diferentes videos para entretener al público mientras llegaba el turno de los creadores de Common People. Entre esos videos, uno de músicos del mundo unidos contra el cambio climático y que llamaba a las autoridades de los países a implementar medidas antes del 2030 para frenar un desastre ecológico irreparable.
Minutos antes de que Pulp saliera al escenario, las pantallas mostraban viejas grabaciones del grupo –backstages, viajes y vida cotidiana– todas previas a su llegada al mainstream. Segundos antes que se abriera el telón púrpura instalado, una de las pantallas laterales le informa a la audiencia que están por ver el “show 527 de Pulp”. Un testimonio significativo para una banda que en sus comienzos jamás soñó con tocar en grandes estadios a través del Reino Unido, menos alrededor del planeta.
Se corría el telón y los primeros acordes de I Spy sonaban fuerte y claro por todo el parque. La banda ya estaba en el escenario, acompañada por una pequeña orquesta, y si bien Cocker cantaba esas primeras líneas del tema perteneciente a su disco Different Class, no se le podía ver en ninguna parte.
Finalmente emergía de una especie de plataforma que ascendía en el fondo del escenario y bajo una luna llena digital proyectada en la pantalla. Una entrada cinemática digna de una estrella pop para uno de los frontman más carismáticos que se pueden encontrar en la actualidad.
Desde el comienzo se podía notar que el grupo no se guardaría nada, de hecho, el segundo tema que interpretaron fue Disco 2000, exitoso sencillo perteneciente a ese mismo álbum de 1995, y que contó con serpentinas lanzadas al público y un colorido juego de luces. Algarabía total en el Finsbury Park.
Las primeras cuatro canciones que tocó Pulp fueron de ese icónico disco y uno de esos temas fue en memoria de su fallecido bajista, Steve Mackey. “Estamos tratando de hacer algo que sea un tributo a Steve. Tiendo a hablar acerca de él antes de esta canción porque este tema se llama Something Changed. Se trata de cómo alguien entra en tu vida y realmente la cambia por completo. Es la única canción de Pulp por la cual la gente me detiene en la calle y me dice ‘nos casamos con tu canción’”, explica un emocionado Cocker a la audiencia.
De ahí en adelante se pasearon por lo mejor de su discografía, incluyendo canciones favoritas de los fanáticos como Pink Glove, F.E.E.L.I.N.G.C.A.L.L.E.D.L.O.V.E., This is Hardcore, Babies y Do You Remember The First Time?, dedicada a todos los asistentes presentes que estuvieron en su show de 1998 en ese mismo lugar de la capital inglesa.
Punto aparte para la presencia en escena de Cocker. Su excéntrica personalidad y carisma siguen tan vigentes como en los años noventa, y ni hablar de su registro vocal, de hecho, si cerraras los ojos y sólo escucharas, este perfectamente podría ser un show de Pulp en 1998. Las veces que se dirige al público lo sigue haciendo de manera divertida: “No me sé todos sus nombres así que los llamaré Finsbury Park” o “Sé que es verano, pero ¿quién trajo sus guantes favoritos de casa?”, antes de tocar esa gema del disco de 1994, His ‘N’ Heres, llamada Pink Glove.
Cocker se desplaza elegantemente por todo el escenario, mueve sus brazos constantemente, hace poses, salta energéticamente en los clímax de sus canciones e incluso se deja el lujo de hacer pequeños trucos como por ejemplo, tratar de comer uvas que lanza él mismo hacia arriba (no pudo hacerlo ninguna de las veces que lo intentó). Con ese nivel de energía, nada podría adivinar que el músico está cerca de cumplir 60 años de edad.
Casi llegando al final del show, el vocalista pregunta, “¿Nos estamos olvidando de algo?”, tratando de engañar al público en que se irán sin tocar uno de sus más grandes hits, Common People, solo para que lo contradigan, entre risas, por sus propios compañeros de banda que inician los acordes de su más querida canción. El público canta a todo pulmón cada una de las frases de uno de los himnos más icónicos del britpop de los 90. Uno de esos momentos mágicos que tienen de vez en cuando las bandas de este calibre.
“Mi nombre es Jarvis. Nací para para actuar en vivo. Existo para hacer esto”, afirmaba Cocker casi despidiéndose del público, después de presentar a sus compañeros de banda.
Luego de eso volverían una vez más al escenario para tocar Razzmatazz, una de esas canciones de culto para sus fanáticos y el tema más antiguo que tocaron esa noche, cerrando así un show hecho para satisfacer a sus fieles fanáticos y también a espectadores no iniciados en su música.
Ese es el show que llevarán los británicos al Festival Fauna Primavera, el cual los acogerá por segunda vez, tal como aquella vez en 2012, donde tocaron tanto en el evento principal como en un repleto sideshow en el Teatro La Cúpula del Parque O’Higgins. Será una vez más, una cita con la historia y la posibilidad de ver activa a una de las bandas más importantes del britpop, uno de los géneros musicales más arraigados en el público chileno. Tal como si fuera 1999.