Si hay un galardón literario importante en el Reino Unido, es el Booker Prize. Nombres como John Banville, Margaret Atwood, Ian McEwan, J. M. Coetzee, Graham Swift o Julian Barnes lo han recibido en años anteriores, por lo que siempre vale la pena ajustar el radar hacia quien resulte ganador. Este año, la distinción recayó en el escritor irlandés Paul Lynch (46).
Oriundo de Limerick, actualmente vive en Dublín, Irlanda. Y es en ese lugar donde sitúa su quinta novela, Prophet song. Se trata de una ficción en que sitúa a su país en un futuro distópico, pero violento, como ha sido buena parte de la historia de la “Isla Verde”. En sus páginas, la ultraderecha gobierna una Irlanda donde campean la xenofobia, el totalitarismo y el discurso nacionalista. Ahí se centra en la familia Stack, irlandeses de toda vida, quienes empezarán a explorar la posibilidad de tener que huir de su país como refugiados.
Lo curioso del asunto es que no es muy necesario ir tan atrás en la historia para encontrar un rebote de la novela con la realidad. Solo hace cinco días hubo disturbios en la capital irlandesa: grupos antiinmigración incendiaron vehículos, saquearon comercios y se enfrentaron a la policía. Cinco personas, incluidos tres niños y una mujer, resultaron heridos en el brote de violencia más duro desde hace décadas.
En declaraciones recogidas por la web del premio, Lynch reconoce que en la novela hay una reflexión empujada por nuestros convulsionados tiempos. “Intentaba ver algo en medio del caos moderno. La inquietud existente en las democracias occidentales. El problema de Siria, la implosión de toda una nación, la escala de su crisis de refugiados y la indiferencia de Occidente. Prophet Song es en parte un intento de lograr una empatía radical. Para entender mejor las cosas, debemos experimentar nosotros mismos el problema. Quise profundizar en una aproximación distópica para obtener un grado elevado de realismo”.
Tras recibir el galardón, Lynch fue abordado por la agencia de noticias EFE, y ante ellos señaló que esta explosión de violencia xenófoba en Irlanda le “sorprendió como persona”, pero no como novelista. “Siempre habíamos dicho que la ultraderecha no existía en Irlanda, pero ahora está en el mapa. Como persona, estoy preocupado; como novelista, no estoy sorprendido, porque un libro como Prophet song explora la idea de que lo que ocurre es eterno, que siempre sucede, y vuelve a suceder, y vuelve a suceder”.
Lynch reconoció a EFE que con la novela quería acercar una posibilidad al lector: “La comprensión, en un entorno contemporáneo, de estas verdades eternas: que para algunas personas en ciertas sociedades llega el fin del mundo y para otras es solo algo que ven en las noticias”.
“Hemos crecido en la era del espectáculo, bombardeados por imágenes que habrían llevado a nuestros abuelos a la desesperación (...) El problema es que ya no sentimos lo que vemos. Y como no lo sentimos, nada cambia. La tarea del escritor no es cambiar el mundo, pero si escribes ficción, quieres que el lector sienta, porque la ficción es una máquina de empatía”.
Con una trama áspera, alejada de las tendencias actuales en la literatura en que predominan la autoficción, el feminismo y la memoria, Lynch pensó que se estaba autboicoteando. Pero a veces aparecen novelas que destacan justamente por quebrar la línea recta. “No fue un libro fácil de escribir, mi parte racional pensaba que estaba condenando mi carrera, porque es un libro sin concesiones, desafiante, a veces duro. No es el tipo de libro que ofrezca consuelo o alivio ni que funcione comercialmente. Pero no te puedes preocupar por eso: tienes que escribir tu propia verdad”.
Prophet song ha sido comparada con La carretera, de Cormac McCarthy. A la agencia EFE le detalló los referentes que le inspiraron: José Saramago, Juan Rulfo, Herman Melville, Fiodor Dostoyevski o William Faulkner. Pero hubo un nombre capital: “Virginia Woolf fue una gran influencia en este libro. La dejé entrar porque sentía que había algo de ella que necesitaba, algo que me podía enseñar mientras lo escribía”.
Lynch es un nombre que de a poco comenzó a hacerse notar en su natal Irlanda. Su segunda novela, The Black Snow, obtuvo el premio de los libreros franceses, Prix Libr’à Nous, a la mejor novela en lengua extranjera. En tanto, la tercera, Grace, ganó en 2018 el premio Kerry Group a la mejor novela irlandesa. Tras la obtención del Booker lo más probable es que obtenga más renombre internacional y sea traducido al castellano, aunque por ahora no hay novedades al respecto.
El ganador del Booker, que se otorga cada año a la mejor novela en lengua inglesa, obtiene una prima de 50.000 libras (unos 55 millones de pesos chilenos) y el empuje internacional.