En 2018 el productor Chuck Lorre, que en ese momento era sin duda uno de los más importantes de la pantalla chica estadounidense, decidió hacer una apuesta y salirse de su zona de confort. Luego de años de éxitos rotundos con sitcoms de esas de risas pregrabadas y personajes unidimensionales (Two and a Half Men, The Big Bang Theory, Mom), lanzó El método Kominsky, una comedia que se proponía como algo más serio y profundo, algo también más moderno.

Luego de tres temporadas, un éxito moderado aunque sin mayor trascendencia, la producción llegó a su fin y Lorre volvió a las sitcoms, aunque sin lograr repetir los éxitos de antaño.

Ahora el productor está de regreso, esta vez en HBO Max, volviendo a aventurarse en una comedia algo más oscura con Bookie. Aquí la historia gira alrededor de Danny (Sebastian Maniscalco), un corredor de apuestas que pasa sus días tomando apuestas, persiguiendo a clientes deudores, resolviendo problemas personales y también viendo qué será de su futuro si se legalizan las apuestas deportivas.

Con dos de sus ocho episodios estrenados, Bookie muestra elementos a favor. Es una serie entretenida, de buenas actuaciones, con un elenco interesante, una mirada al mundo de las apuestas y aquellos adictos a ellas, y también con apariciones hechas para generar titulares, como la de Charlie Sheen volviendo a una producción de Chuck Lorre luego de su tan escandalosa salida de Two and a Half Men.

El problema de la serie es que, con estos dos episodios como muestra, no se ve un arco central que haga sentir que hay una verdadera historia, motivación o conflicto. Así, la producción vuelve a sentirse a ratos como que fuera una sitcom, de esas que se puede ver cualquier capítulo y nada muy importante se pierde, y que, por lo mismo, tiene menos peso y valor que lo que acostumbra a entregarnos una plataforma como HBO.

Está por verse cómo sigue el camino en los episodios aún por estrenar, pero por ahora se siente como un producto a medio camino entre una comedia hecha para la risa fácil y una que quiere proponer algo más.