Las polémicas en torno a la participación de Chile en la edición 2024 de la Bienal de Venecia, la muestra de arte más importante del planeta, no cesan. El pasado 14 de noviembre, el Ministerio de las Culturas, las Artes y el Patrimonio oficializó al proyecto que representará al país en el pabellón nacional del evento: se trata de Cosmonación, obra a cargo de la artista Valeria Montti Colque, la curadora Andrea Pacheco González y la gestora Carola Chacón Zuloaga, y que, a grandes rasgos, aborda temas relacionados con la identidad, la diáspora y la migración.

Al momento de hacer foco en la trayectoria, Montti nació en Suecia, es hija de exiliados chilenos durante la dictadura y su obra ha estado profundamente vinculada a su biografía, con contenidos que van desde los desplazamientos forzados hasta el racismo y los pueblos originarios. En Chile, su obra de múltiples formatos se presentó en el Museo de la Solidaridad Salvador Allende (MSSA) bajo el título El bosque de nubes/Los pájaros del horizonte (2021).

Sin embargo, pese a que el proceso parecía tener un punto final, se ha abierto un nuevo flanco. Hace algunos días, una de las iniciativas que participó de todo el procedimiento pero no logró ganar, El calendario perpetuo –una colectiva de carácter multidisciplinario curada por Amilcar Packer y con Loreto Araya como gestora- interpuso un recurso de reposición contra el Ministerio de las Culturas. Se trata de un mecanismo interno que se establece en la Jefatura de Fomento de las Culturas y las Artes y que busca poner de manifiesto las faltas en que la entidad habría incurrido en el proceso de evaluación y selección para la Bienal de Venecia, y las acciones pertinentes que se deberían tomar.

En este caso, la acción acusa falta de transparencia y la presunta existencia de conflictos de interés en el jurado.

Tal controversia se suma a la que estalló a principios de octubre, cuando dos de las siete iniciativas que estaban en la preselección optaron por renunciar, acusando desorden y diversas modificaciones de última hora; entre ellas, la más relevante, guarda relación con la pérdida del espacio que Chile poseía en la Bienal desde 2009, relegado ahora a un recinto alternativo fuera del lugar, sin un sitial protagónico y que pertenece a la Marina Italiana.

Primero fue Pabellón Atacama, encabezado por Patrick Hamilton, quien a través de una carta pública y en entrevista con Culto disparó ante la variación del lugar en la Bienal: “Lo de Chile fue una conquista. Yo viví ese proceso, porque Iván Navarro, que fue el primer chileno en representar a Chile en un pabellón, es amigo mío. Y fue un orgullo. Entonces no vengan con idioteces. Esto es muy grave y nosotros tratamos de transmitir esa gravedad en nuestra carta, que no tiene ninguna mentira, ni ninguna inexactitud”.

A la par, también renunciaron los destacados realizadores audiovisuales Cristóbal León y Joaquín Cociña, quienes habían postulado con la obra El Pabellón de la Libertad.

Carta y apoyo

Frente a esta seguidilla de entuertos que han generado un fuerte ruido en la ruta chilena hacia Venecia, un grupo encabezado por las más destacadas artistas visuales del país -como las connotadas Cecilia Vicuña y Paz Errázuriz, ambas Premio Nacional de Artes Plásticas- han emitido una extensa declaración pública donde critican las controversias que han golpeado al concurso y entregan su apoyo a Montti y Pacheco -las triunfadoras de Cosmonación-, quienes, según dicen, “se han visto involucradas en una campaña de desprestigio y descalificaciones a través de los medios de comunicación y en las redes sociales”.

“Creemos que esto no solo las afecta a ellas en particular, sino también al jurado local e internacional de este concurso, a las instituciones responsables de su organización y, de modo general, a toda la escena del arte chileno. Se cuestiona su calidad e integridad profesional, su experiencia e incluso el derecho de representar al país por el hecho de haber nacido y vivir fuera. Considerando las historias de exilio y migración que atraviesan el país y el mundo en este momento, esto nos parece particularmente grave. Estas descalificaciones provienen de una estructura de poder machista, clasista y ahora xenófoba, que opera desde hace décadas en Chile a través de estrategias de desinformación, intimidación y cancelación de artistas, curadoras y gestoras, desafortunadamente casi siempre mujeres. Se trata de un modus operandi que socava irresponsablemente la ya frágil institucionalidad chilena en materia de Artes Visuales”, postula el texto.

El escrito analiza punto por punto todas las polémicas suscitadas por la Bienal de Venecia y las tilda de “campaña de desinformación”, promovida en gran parte por “personas que en diferentes convocatorias han resultado desfavorecidas”.

Por ejemplo, parte aclarando que el proceso para escoger el representante chileno en Venecia consta de dos fases; la primera de preselección de proyectos curatoriales y la segunda de selección del proyecto ganador a partir de la presentación de la propuesta expositiva. Este concurso es regulado por unas bases públicas y, el jurado internacional y nacional es designado desde el Ministerio de las Culturas.

Luego, sin mencionar explícitamente a Hamilton, se menciona que uno de los equipos concursantes anunció su retiro del concurso a través de una carta pública. “Esta renuncia se realizó con gran revuelo tanto en la prensa local como en las redes sociales y luego internacional, mientras el concurso proseguía. Las declaraciones esgrimidas pusieron en duda el concurso, la institucionalidad e incluso al jurado, perturbando y violentando a los concursantes que seguían participando, y tensionando a la escena artística”.

Luego, apuntando a que el argumento fue el cambio de lugar del pabellón chileno en la cita, la declaración dice: “Este argumento es impreciso, ya que omite que en ediciones anteriores del concurso también ha cambiado el espacio de pabellón de Chile. Así sucedió en 2019 con el proyecto Altered Views de la artista Voluspa Jarpa, quien tuvo que ajustar su propuesta, una vez ganado el concurso, a un espacio mucho más pequeño que el que aparecía en las bases. Es importante reconocer que ajustes de espacios y pabellones ocurren habitualmente en eventos artísticos internacionales de la magnitud de la Bienal de Venecia y las habilidades de lidiar con esas y otras problemáticas, son parte de la expertise profesional de los artistas, los comisarios y los productores”.

La artista chilena Voluspa Jarpa. Foto: Vicente López.

También se hace alusión al paso al costado de León y Cociña, pero marcando un contrapunto con lo sucedido con Hamilton. “Días después de la publicación de la mencionada carta, otro proyecto se retiró del proceso de modo menos estridente y sin arremeter contra colegas. El retiro de proyectos en esta etapa no es nuevo, pues prácticamente en todas las ediciones anteriores del concurso, uno o varios proyectos han optado por no continuar en la segunda fase de la convocatoria luego de la publicación de la lista de preselección”, puntualiza la declaración.

También hay espacio para las acusaciones de conflictos de interés que se han lanzado contra algunos integrantes del jurado que determinaron al ganador. “Como consecuencia de estas renuncias y durante el desarrollo de la segunda fase del concurso, se suscitaron en los medios de comunicación locales una serie de especulaciones infundadas, que ponían en duda la legitimidad y transparencia del concurso. Reacciones virulentas y distorsionadas, que continuaron señalando al jurado y al equipo ganador del concurso una vez resuelto. Ejemplo de esto, las acusaciones por la prensa y redes sociales sobre supuestas connivencias entre la curadora chilena Andrea Pacheco y una de las jurados, la mexicana Amanda de la Garza, directora del Museo MUAC y miembro del directorio del CIMAM. Estos rumores exceden cualquier sentido crítico y conocimiento de las escenas artísticas –además de un desprestigio para el país–, ya que la voluntad de invitar a profesionales de renombre internacional que den garantías al concurso, se ve opacado con fantasías locales de corrupción en un jurado diverso y meritorio que cambia en cada edición. Manifestamos nuestra vergüenza y malestar por estos comportamientos”.

Finalmente, la carta tilda de “modus operandi” las críticas y dudas esgrimidas hacia el proceso y hacia quienes resultaron ganadoras. “Queremos advertir que el camino de humillación y denostaciones hacia el trabajo de colegas artistas, gestoras y curadoras mujeres nos parece inaceptable. No se trata de este concurso, ni del grupo de mujeres profesionales que esta vez está siendo atacado, se trata de un modus operandi que es urgente denunciar y desarticular por el bien del sistema del arte chileno, que involucra a sus artistas e instituciones”.

“La práctica de las artes visuales contemporáneas requiere también proteger la institucionalidad conseguida a lo largo de décadas. Corregirla y criticarla es parte del ejercicio de perfeccionarla. Sin embargo, cuando se opera desde la desinformación y tergiversación se debilita a todo el campo. Desde nuestra perspectiva, sólo están dispuestos a estos niveles de destrucción y desprestigio, quienes no respetan el trabajo artístico ni el de sus colegas, particularmente el trabajo de artistas, productoras, gestoras o curadoras mujeres”, finaliza.

La misiva está firmada por Cecilia Vicuña León, Premio León de Oro a la Trayectoria en la 59ª Bienal de Venecia 2022 y Premio Nacional de Artes Plásticas 2023; Paz Errázuriz, Premio Nacional de Artes Plásticas 2017; las destacadas artistas Voluspa Jarpa y Sandra Vásquez de la Horra; Paz Guevara, curadora, Haus der Kulturen der Welt (HKW), Berlín; Claudia Zaldívar, directora Museo de la Solidaridad Salvador Allende; María Berríos, directora de Programas Curatoriales e Investigación, MACBA, Barcelona; Camila Marambio, curadora, Para La Naturaleza, Puerto Rico; Carla Macchiavello Cornejo, profesora asociada en historia del arte, BMCC CUNY, Nueva York; Amalia Cross, curadora; Carol Illanes, curadora; Soledad García Saavedra, curadora; Daniela Berger Prado, curadora; Lucía Egaña, curadora y escritora; Francisca Benítez, artista; Michelle Letelier, artista; Alejandra Prieto, artista; Livia Marín, artista; Beatriz Salinas Marambio, académica Universidad de Aalborg, Dinamarca; Ángeles Donoso Macaya, historiadora visual, investigadora y escritora feminista (CUNY); Constanza Alarcón Tennen, artista; María José Lemaitre, gestora cultural y coordinadora Archivo MSSA; Francisca García Barriga, curadora y profesora asociada Departamento de Artes Visuales -UMCE Chile; Catalina Valdés, historiadora del arte y curadora independiente; Carolina Castro Jorquera, curadora; Josefina de la Maza, historiadora del arte, académica FAL, UA; Paula Dittborn, artista y académica Departamento de Arte, Universidad Alberto Hurtado; Ana María Risco, académica Historia y teoría del arte, Universidad Alberto Hurtado; Bruna Truffa, artista; Daniela Labra, curadora; y Vale Utz, artista.

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