Columna de Marisol García: Peter Gabriel y el tiempo
i/o aparece con Peter Gabriel de 73 años, que es un dato que dejamos para el final porque qué importa. O a lo mejor sí. No es música que podría levantar un debutante, y es cierto que sus letras se ocupan sobre todo en reflexiones sobre la vejez, la memoria e incluso la muerte.
“Abuelismo” calificó una vez la revista Rockdelux el estilo de un disco firmado por un par de veteranos, y la fórmula tenía su chiste pero también un muy injusto (y condescendiente) atajo. Habría que buscar nuevas palabras para una deriva de la música popular que hasta hace poco creíamos imposible, y que sin embargo aparece con cada vez más frecuencia: la de un pop a cargo de cantautore/as mayores de 60, propositivo en cuanto tal desde tonos e ideas diferentes a los de creadores jóvenes.
No es “madurez”, exactamente. Tampoco “consolidación”. Llamarlos “bien mantenidos” tendría algo despectivo. Tomemos el nuevo disco de Peter Gabriel, por ejemplo.
Por supuesto es noticia que un músico de su trayectoria publique nuevo material original de estudio, el primero en casi veintiún años (si bien se ha ocupado en decenas de proyectos durante ese período). Los doce tracks de i/o vienen en dos versiones cada uno: la mezcla luminosa (“bright side mix”) y la oscura (“dark side mix”). No hay diferencias significativas entre una y otra (son, de hecho, las mismas pistas vocales), pero sí detalles de timbres e instrumentos que están y no están, y que al fin explican que el álbum completo se extienda por más de dos horas.
De Manú Katche a Brian Eno, de Tony Levin al Coro Gospel de Soweto, la lista de involucrados es extensa y predeciblemente brillante tratándose de míster Womad. Pero ningún prestigio garantiza frescura, y una de las conquistas de i/o es sonar como si hubiese sido hecho sin tanto esfuerzo; o sea, parecer cercano y al tanto de la vida común de quien escucha. Avanza, acogedor, en una invitación tranquila pero no carente de ideas; por entre quiebres, crescendos y un canto convincentemente emocional, de todo lo cual la articulación de voz, piano y orquesta de Playing for time quizás sea la cumbre.
“Es una canción personal sobre cómo ordenas tus recuerdos, y si acaso el paso del tiempo te aprisiona o te libera”, ha dicho Gabriel sobre esa pieza de verdad conmovedora, que no transmite nostalgia sino posibilidad, y que estuvo en parte inspirada por una fundación de California llamada Long Now, dedicada a combatir la cultura del apuro, el descarte y la obsolescencia en la sociedad actual.
i/o aparece con Peter Gabriel de 73 años, que es un dato que dejamos para el final porque qué importa. O a lo mejor sí. No es música que podría levantar un debutante, y es cierto que sus letras se ocupan sobre todo en reflexiones sobre la vejez, la memoria e incluso la muerte. “El cuerpo se agarrota, se cansa y duele en su piel arrugada y manchada. / Con cada década, más camuflaje para el niño de ojos salvajes que lleva dentro”, canta el músico en So Much. No hay nombre de estilo para las canciones auténticamente profundas, compuestas luego de un trayecto existencial bien recorrido. Quizás serviría ‘sabidurismo’.