Hay veces en que la realidad supera la ficción, y el caso de Escaping Twin Flames, una de las últimas docu series del catálogo 2023 de Netflix, calza perfectamente con esa afirmación.
La premisa es relativamente sencilla. Hace unos años, los estadounidenses Jeff y Shaleia Divine decidieron fundar un grupo de coaching online. ¿El objetivo? Ayudar a que las personas encuentren a su “llama -o alma- gemela”, a la que consideran como la persona creada por Dios como una contraparte divina, bajo la promesa de acompañarlos en el camino de iniciar y mantener una relación armoniosa, definitiva y saludable con quien, aseguran, es el amor de sus vidas. Así nació Twin Flames Universe (TFU), la organización liderada por el matrimonio estadounidense que hoy acapara la atención del mundo gracias a su llegada al streaming.
A simple vista puede parecer una empresa insólita pero inofensiva. Sin embargo, basta sumergirse en los testimonios de las integrantes que abandonaron la agrupación para darse cuenta de que la narrativa de las almas gemelas era sólo la punta del iceberg.
Coerción, abuso psicológico, explotación laboral e incluso presiones para realizar reasignaciones de sexo son algunas de las acusaciones que recaen sobre Twin Flames Universe y los Divine, que hoy son perfilados por los medios de comunicación como una verdadera secta de la era digital.
Abusos camuflados de coaching
Las primeras alarmas las encendieron los medios. El reportaje de la periodista Alice Hines para Vanity Fair fue uno de ellos. Allí, y a través de los testimonios de personas que renunciaron al grupo, se perfiló lo que realmente sucedía en las reuniones de TFU.
El caso de Elle, una joven química que también compartió su historia con los realizadores de Netflix, es probablemente uno de los más ejemplificadores. Su vida era buena: trabajaba como investigadora de ADN en un laboratorio, era fanática de la música tecno y había encontrado el amor.
Pero todo cambió cuando sufrió un accidente automovilístico que casi la deja parapléjica. Tuvo que someterse a varias cirugías de columna y comenzar una larga rehabilitación que su pareja no estuvo dispuesta a afrontar. Las pérdidas económicas la llevaron a perder su departamento y a pasar las noches en su auto. Y justo en ese momento se topó con el canal de Jeff y Shaleia en YouTube, entre los videos sobre astrología, tarot y cristales curativos. A partir de ahí, conectó con la comunidad de Facebook y su página web.
“Twin Flame Union es un estado espiritual en el que ambas Llamas Gemelas despiertan su conexión y han acordado mutuamente comprometerse exclusivamente entre sí”, dice la definición del grupo entregada en el sitio. “En Unión, al menos una Llama Gemela está estudiando las Enseñanzas de la Unión y participan activamente en el trabajo espiritual de alinear su conciencia con el Amor, con el objetivo de lograr su Unión Armoniosa permanente”. Todo esto, a través de asesorías, consultas de coaching, reuniones grupales y libros que se traducían en costosas mensualidades.
Así, y todavía con algunas dudas al respecto, Elle decidió pagar por una sesión de entrenamiento privado para saber si su último romance había sido amor verdadero y, en caso de que lo fuese, por qué había terminado sola.
“‘¿Cómo te sientes?’ Jeff preguntó a través de Google Hangouts. Sonaba lejano y de vez en cuando se oía un retraso y un crujido, pero la escrutó a través de la pantalla. Katie -el nombre falso utilizado por Elle en el reportaje escrito- hizo una pausa para expresarse. Tenía miedo de recibir la guía de Jeff, explicó, porque la mayoría de sus experiencias amorosas pasadas fueron seguidas de dolor. Jeff le dijo que sólo ella podía arreglarse a sí misma. Le sugirió que no estaba sola porque no estaba hecha sola y le pidió que se entregara a Dios”, narra la investigación de Vanity Fair.
“En un momento, Katie le dijo: ‘Mi llama gemela no me habla y piensa que estoy loca, y se lo ha contado a todos los miembros de mi familia...’. ‘¡Él no me ama!’ Jeff repitió con una voz aguda y burlona. A medida que continuaba la sesión, Katie lloraba, arremetía, se reía y miraba fijamente sin comprender. Nada de eso pareció satisfacer a Jeff. Agotada, se quedó en silencio. Ella había progresado, dijo Jeff”, continúa el relato.
De esta forma, la pareja le confirmó que, efectivamente, su ex era su “llama gemela”, aunque él no mostraba interés en ella. Tanto así, que incluso llegaron a un punto en que, tras una discusión, el joven interpuso una orden de alejamiento en su contra. Y aunque manejaban esa información, Jeff y Shaleia le insistían en que era necesario forzar ese reencuentro y reiniciar una relación que ya estaba decidida por Dios.
Desconcertado, su ex pareja reportaba cada una de esas interacciones a la policía, hasta que un día se encontraron por casualidad en una fiesta. Teniendo en cuenta todos esos antecedentes, Elle terminó presa por 30 días sin que nadie la auxiliara.
Por el lado financiero, el matrimonio detrás de TFU también logró desarrollar un esquema para sacar el mayor provecho de la situación. No solo se quedaban con un gran porcentaje de los pagos que los clientes hacían a los distintos coach certificados por ellos mismos. También hacían que los miembros del grupo trabajaran gratis, e incluso registraron su marca como un culto religioso para evadir el pago de impuestos.
Tanto en los reportajes digitales como en la mini serie documental queda más que claro que Twin Flames Universe cumple con todas las características de una secta, aunque llevada al mundo digital. Entre ellas, la definición de un líder claro e incuestionable (en algún punto de la producción de Netflix se muestra cómo Jeff se comparaba con Jesús para autodenominarse como el segundo profeta en la Tierra) hasta la separación de las familias y la coerción total de los miembros.
Sin embargo, una de las acusaciones más graves que deja tanto la investigación de Vanity Fair como del streaming es la presión ejercida por el matrimonio hacia ciertos miembros para convencerlos de realizar una reasignación de sexo.
“‘Hace literalmente una semana les habría jurado, y lo hice a varios de ustedes, que era 100% mujer’, escribió Gabe en una publicación de su blog. Después de casi dos años como miembro del Twin Flames Universe, Gabe aún no había encontrado su unión armoniosa. Luego, dos miembros de la comunidad se acercaron para conversar y dijeron que habían estado hablando con Jeff y Shaleia. Tenían una pregunta importante para Gabe: ‘En tu vida sexual, ¿te gusta dar o recibir?’”, recopila la nota de Vanity Fair.
Luego de algunas sesiones de meditación guiada, los coaches le insinuaron que, en realidad, era un “divino masculino”, lo que en términos prácticos implicaba que su energía espiritual era contraria a su sexo biológico. “Tan pronto como decidí rendirme y reclamar esa energía, hubo un cambio inmediato. Sentí más paz y calma que nunca en toda mi vida”, agrega en el blog.
Pero esa reasignación también tenía una razón práctica: al no poder manipular la reciprocidad de los miembros del grupo con personas ajenas a este, la solución de Jeff y Shaleia fue comenzar a emparejar a sus pupilos entre ellos. El problema es que la mayoría eran mujeres cis y heterosexuales. Justamente por eso, la reasignación de sexo era una solución, y llevó a que varias de las integrantes comenzaran a realizar esta transición en el quirófano, a pesar de que nunca antes se habían sentido como personas trans.
De coaches a líderes sectarios
Tan fácil como googlear el concepto “twin flames”. Así fue como la mayoría de los integrantes de TFU se topó con Jeff y Shaleia Divine y su comunidad. La historia entre ambos es conocida, pues era justamente esa la promesa que vendían mediante sus cursos.
En YouTube, Facebook y su sitio web, los Divine se presentan como un matrimonio perfecto, con un nivel de complementación al que cualquier pareja debería apostar. “Recuerdo lo que era sentirme incompleta sin mi hombre”, parte diciendo el relato de Shaleia en la página de TFU. “Me sentí perdida, sola, anhelaba estar completa, luché por mantener viva la luz de la esperanza en mi corazón. Pero decidí seguir adelante porque sabía que había algo más profundo en mi corazón que me estaba llamando. Decidí responder al llamado del amor”.
Y continúa: “Este amor me ha cambiado fundamentalmente en un nivel tan profundo que es trascendental. Es una experiencia de vida muy real, una vida vivida en amor, en Unión Armoniosa con mi Llama Gemela. Ya no miro las estrellas anhelando tener a alguien con quien compartirlas porque estoy completamente enamorado de él. Mi persona perfecta”.
Incluso antes de la pandemia y la posterior masificación de herramientas como Zoom, las reuniones de TFU ya habían asentado la totalidad de sus bases en internet. Una de sus comunidades más grandes opera en Facebook, que al momento de la publicación del reportaje de Vanity Fair sumaba cerca de 11 mil miembros en un grupo cerrado que hoy acumula más de 51 mil integrantes.
Aunque la serie documental de Netflix y los reportajes mostraron lo que sucedía dentro de la agrupación, lo cierto es que esa exposición estuvo lejos de afectar el funcionamiento del grupo. De hecho, todos sus canales siguen activos, e incluso cuentan con una división encargada de reclutar nuevos participantes en países de habla hispana.
Negar las acusaciones y apuntar a que todos los testimonios eran de personas enojadas por su expulsión fue suficiente para Jeff y Shaleia, que hace poco se convirtieron en padres por primera vez de una hija que, según anunciaban en sus cultos, criarían para que sirviera a Dios. Al día de la publicación de este artículo, Twin Flames Universe sigue activo en todos sus canales.