La monstruosidad de lo desconocido: los ejes de Dejar el Mundo Atrás, la cinta de Netflix que imagina una catástrofe global
Protagonizada por Julia Roberts, Ethan Hawke y Mahershala Ali, la película presenta el colapso del mundo desde la perspectiva de dos familias que deben convivir en las afueras de Nueva York. Juntos experimentan una serie de sucesos dramáticos mientras lidian con la ausencia de información respecto al origen y la dimensión del desastre.
Los Sandford se van de vacaciones. Amanda (Julia Roberts), la madre de la familia, decidió reservar y pagar el hospedaje de una espaciosa casa en las afueras de Nueva York, y sorprender a su esposo, Clay (Ethan Hawke), y a sus dos hijos adolescentes con la noticia. Piensa que se lo merecen después de un año “espantoso” y de soportar toda clase de tribulaciones en el trabajo y la vida.
Sus primeras horas en el lugar son todo lo que soñaron. Hasta que empiezan a suceder eventos extraños, difíciles de explicar. Primero, un barco petrolero encalla en la playa, desatando el pavor de los visitantes y provocando que el lugar sea evacuado. Una vez que regresan a la casa, advierten que la conexión a internet no funciona y que la señal de la televisión está caída. Son problemas que vuelven menos grata su estadía, pero con los que pueden lidiar.
Lo más desconcertante ocurre bien entrada la noche. En la puerta se presenta sin previo aviso George (Mahershala Ali), el propietario de la casa, junto a su hija (Myha’la). Justifican su aparición en que buscaban un refugio después de que se produjera un apagón que ha afectado las telecomunicaciones y las vías de conexión de la ciudad. El encuentro entre dueños e invitados –negros y blancos– saca chispas, exponiendo prejuicios y miedos. Pero, les guste o no, ambas familias deberán aprender a convivir mientras se enfrentan a lo desconocido.
¿Es un ataque en contra de Estados Unidos? ¿Qué ocurre con los aviones? ¿Cómo se explica el inusual comportamiento de los animales? Son las preguntas a las que a partir de ese momento se enfrentan los protagonistas de Dejar el mundo atrás, el filme del director y guionista Sam Esmail que acaba de llegar a Netflix.
La cinta se basa en la novela homónima que Rumaan Alam lanzó en 2020, cuya narrativa The New York Times llamó “hermosa e insoportable”. “Aquí no hay zombis, ni un páramo sin ley, sólo el dolor estancado de no saber. El terror es la incapacidad de detener las fuerzas de la naturaleza, de proteger a quienes amas, de protegerte incluso a ti mismo”, opinó el periódico.
“El libro me atrajo principalmente por sus personajes. Todos parecían auténticos y un verdadero producto de la sociedad moderna. Había algo en la forma en que entraban en conflicto en este entorno casi apocalíptico que resonó en mí”, indica el cineasta en una entrevista genérica compartida a Culto. “Verlos lidiar con lo desconocido mientras la sociedad se derrumba parecía un excelente subtexto para una película”.
A diferencia de otras historias sobre catástrofes, Dejar el mundo atrás renuncia a explicar la escala global del desastre. Salvo algunos pasajes muy específicos, todo lo que el espectador sabe sobre el colapso del mundo es a través de los seis personajes que interactúan en la trama: el profesor de universidad, la profesional dedicada a la publicidad, su hijo fanático de los videojuegos, su hija amante de Friends, el afroamericano que asesora a poderosos, la adolescente que disfruta de un período sabático porque aún no decide qué carrera estudiará.
“Siempre me ha fascinado el impacto que ha tenido la tecnología en la sociedad, porque considero que cambió de una manera drástica la forma en que nos relacionamos y evolucionamos como personas”, apunta Esmail.
“Lo que Rumaan hizo tan bien con esta historia es que la mantuvo centrada en estos personajes y la odisea en la que todos se encuentran, y, al convertirla en una experiencia cinematográfica, encontré la manera de ampliar mi obsesión: ¿Y si la tecnología fuera la responsable de este colapso? ¿Qué pasaría si esto de lo que tanto dependemos como individuos y sociedad se volviera en nuestra contra? A partir de ahí, todo hizo clic”.
El creador de la serie Mr. Robot trabajó estrechamente con Rumaan Alam, quien se mostró abierto a la aplicación de algunos cambios en la historia. Uno de ellos es que originalmente el dueño de la casa llegaba acompañado por su esposa, no por su hija. “Si esta película iba a explorar la idea de que la humanidad lidia con la fragilidad de la sociedad, quería incluir distintos puntos de vista. Pensé que sería interesante que Ruth encarnara a una millennial y ofrecer su punto de vista en contraste con el de los adultos y el de los chicos”, detalla.
Según su perspectiva, “cuando elijo adaptar algo, tiene que haber una razón muy convincente, en especial si la historia funciona tan bien en su medio original. Entonces, cuando hablé con él sobre convertirla en una película, fui muy sincero sobre mi visión y los cambios que quería hacer, y él fue muy abierto y generoso; es un sueño trabajar con alguien así”.
“Nuestro objetivo siempre fue crear una experiencia completamente nueva que recontextualizara su novela cinematográficamente. ¿Cómo agregar capas a la historia ahora que estaba en un medio diferente, en el que se podía hablar de los temas del libro de otra manera? Contar con su confianza ha sido una experiencia extraordinaria”.
También entrega una declaración que puede funcionar como respuesta al debate surgido en torno al desenlace del filme, más concreto que en el libro pero más abierto que en gran parte del cine de desastres. “Siempre consideré que Dejar el mundo atrás era una historia de advertencia, porque no hay viaje del héroe en esta película. No hay una moraleja. En realidad, se trata de dónde está nuestro mundo y hacia dónde podría ir y lo que significa. Y lo que más deseo es provocar una conversación, porque creo que no importa cuál sea la solución, si es que existe alguna, el camino a seguir es hablarlo”.
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