“Si se hiciera una nueva edición de La Casa de los Espíritus habría que quitarle la mitad, porque todo es políticamente incorrecto. O Cien años de soledad o cualquier libro de los que conocemos, que son parte de nuestra cultura”, así comentaba Isabel Allende, en junio pasado, su primera novela en una rueda de prensa a la que asistió Culto. Consciente de las ronchas que saca, sacó y al parecer seguirá sacando.
Por esos meses, ya enfrentaba las censuras en el país donde reside. Según estadísticas de PEN América solo durante el último semestre del año escolar de 2023 se prohibieron 1.477 libros en escuelas del país en los que se incluyó justamente La Casa de los Espíritus (1982). Sin embargo, lejos de sentirse amilanada, la escritora se tomó las cosas con cierta deportividad. “Me parece estupendo, porque gracias a eso tantos muchachos quieren leerla, porque si no, no tendría esos lectores. Basta que te prohiban algo para tener ganas de hacerlo”.
La noticia que trajo de nuevo a la novela al centro de la palestra, es que volvió a ser censurada. El periódico Orlando Sentinel, el principal diario de Florida Central y con sede en Orlando, publicó la semana pasada un extenso listado a dos páginas que enumera los 673 libros que han sido retirados de las aulas en el condado de Orange en 2023. Entre ellos, dos de la autora nacional: La casa de los espíritus y Más allá del invierno (2017).
Cabe decir que el “Estado soleado” es el que lidera las cifras de libros prohibidos. De hecho, PEN América informó que los vetos a publicaciones en EE.UU. aumentaron un 33% en el año escolar 2022-2023, con Florida como el estado estandarte de ese incremento. En lo concreto, casi la mitad de los distritos escolares en ese Estado tienen prohibiciones de libros.
En la citada rueda, Allende comentó: “Yo vivo en los Estados Unidos, donde casi todo es ofensivo. Hay que tener un cuidado, ¿pero andar pisando huevos? se pierde todo el sentido del humor. Además, me acuerdo de los tiempos en Venezuela, cuando se podía decir cualquier cosa, barbaridades, con total libertad. No es que esté yo promoviendo eso, no quiero ofender a nadie”.
Una historia de polémicas
No es primera vez que La casa de los espíritus enfrenta una situación similar. Amén de ciertas escenas de la novela que pueden resultar escandalosas, sobre todo para sociedades donde predominan los credos protestantes, a menudo más conservadores.
En 1994, la Oficina de la Asociación de la Librería Estadounidense de Libertad Intelectual (Alaoif, en sus siglas en inglés) recibió una queja contra el libro desde California, pidiendo que lo retiraran de los programas escolares. Tras el respectivo análisis, la comisión escolar del distrito californiano decidió mantener el volumen, ya que si bien reconoció la responsabilidad de los padres de guiar las lecturas de sus hijos ello no faculta a limitarlo a otras personas. En el “Estado dorado” también acumuló reclamos en 1999, 2000 y 2003.
Luego, en septiembre de 1997, la novela recibió otra queja esta vez desde Virginia. La familia de la estudiante Amy Smelser presentó un reclamo en la escuela StoneWall Jackson, ubicada en el condado Principe Williams, puesto que la joven se negó a hacer un trabajo sobre el libro, ante lo cual el profesor le indicó que no podría cursar la materia al año siguiente. “Yo estaba absolutamente impresionada por la frecuencia de estas escenas (obscenas) en el libro, no podía creer que la escuela nos pidiera que leyéramos eso”, dijo Smelser en declaraciones recogidas por el diario La Época, en su edición del 2 de septiembre de 1997.
Smelser era hija de un pastor protestante, quien se quejó de que su hija no recibió la oportunidad de elegir otro libro en vez de otro. De acuerdo a la nota de La Época, “Smelser presentó al comité encargado de analizar su caso, extractos del libro, que incluyen la descripción de una violación de una adolescente y el abuso sexual de un niño de seis años”. Además, anteriormente reclamó por la insigne Cien años de soledad.
En ese caso, la Alaoif expresó su expectativa de que la comisión escolar de StoneWall Jackson permitirá que se conserve la novela como lectura opcional. “La mayoría de las escuelas en la actualidad permiten a sus estudiantes otras lecturas alternativas cuando encuentran algún libro objetable”. Al año siguiente, el libro volvió a ser cuestionado, esta vez en el Estado de Maryland.
En 2013, un grupo de padres en Carolina del Norte también presentó una queja contra el volumen ante la Junta Escolar. Finalmente, el libro se mantuvo en el programa, pero solo para mayores de 16 años. En la ocasión, la mismísima Isabel Allende salió a defender su obra: “Me encuentro en la posición inusual e incómoda de tener que ‘defender’ mi novela La casa de los espíritus, que corre el riesgo de ser prohibida en una escuela secundaria en Boone, Carolina del Norte. La prohibición de libros es una práctica común en Estados policiales, como Cuba o Corea del Norte, y por grupos fundamentalistas religiosos como los talibanes, pero no me lo esperaba en nuestra democracia”.
En Chile, La Casa de los Espíritus también enfrentó cierta resistencia. Hacia principios de los 90, cuando el canal Megavisión -hoy Mega- comenzaba sus emisiones, la compañía compró un paquete de películas para emitir en el horario de mayor audiencia. Entre ellas estaba la versión cinematográfica de la novela, aquella adaptación con un elenco estelar que encabezaban Jeremy Irons, Meryl Streep, Glenn Close, Winona Ryder y Antonio Banderas. Sin embargo, el filme nunca se exhibió. Es muy posible que su contenido explícito y sus alusiones íntimas pudieron haber atentado con su exhibición en pantalla abierta.
Como sea, La casa de los espíritus es el gran clásico de Isabel Allende, amén de otros libros como De amor y de sombra (1984), Eva Luna (1987) o Paula (1994). Escrita en durante el exilio, es parte de los temas que han cruzado la narrativa de la escritora. “Hay temas que se me repiten -reconoció en una entrevista reciente a Culto-. Escribo solamente sobre aquellas cosas que me importan mucho o que me duelen mucho. He estado escribiendo sobre la inmigración, los refugiados y el asilo político en varios de mis libros. Desde hace unos seis o siete años que vengo repitiendo esto porque me importa demasiado”.