Qué hubiera sido de Los Beatles sin Brian Epstein o Los Prisioneros sin Carlos Fonseca, visionarios en captar el potencial de jóvenes artistas que necesitaban las mejores opciones para desarrollar el talento, imponer su música, y facturar a la altura. El mejor manager no solo consigue los contratos más suculentos sino que debe proyectar el talento, convenciendo al artista de su singularidad y capacidades.

En el mejor de los casos, es una especie de estratega que planifica.

En el ángulo contrario, figuran aquellos que se hicieron un nombre con artimañas propias de los bajos fondos.

*Don Arden: el padrino

Nacido como Harry Levy en Manchester en 1926, Don Arden construyó un personaje de indisimulado perfil matonesco manejando las carreras, entre otros, de nombres claves de los 70 como Black Sabbath y Electric Light Orchestra. No solo vestía a la usanza y portaba un arma, sino que trataba a sus adversarios con las maneras de un rufián.

“Era un conocido gángster”, resumió Geezer Butler, el bajista de Black Sabbath. “Le llamaban el padrino del rock”.

Su fama de duro quedó establecida en 1966 tras una visita al productor Robert Stigwood, uno de los nombres más importantes de la industria discográfica y de los espectáculos de todos los tiempos, con éxitos monumentales como Fiebre de sábado por la noche (1977) y Grease (1978). Cuando Stigwood intentó quedarse con Small Faces, Arden llegó a sus oficinas y lo arrastró hasta un balcón. Luego, unos matones cogieron al representante, aparentemente decididos a dejarlo caer desde varios pisos.

Arden se enorgullecía del hecho. Quería que su lápida rezara: “Don Arden - Colgó a Robert Stigwood por la ventana. Ja, maldita sea, ja”.

Otro competidor, Clifford Davis, trató de fichar a The Move -el prólogo de ELO-, y Arden le apagó un cigarrillo en la frente. También incendió las dependencias de un sello reacio a trabajar en conjunto, y torturó a un contador acusándolo de robo. Fue a juicio y salió libre.

Don Arden manejó inicialmente la carrera de Ozzy Osbourne tras ser despedido de Black Sabbath. En 1982 su hija Sharon se casó con el vocalista, y Arden le cedió el management como regalo de bodas. La relación se quebró cuando Sharon decidió abandonar la discográfica de su padre, a cambio de un mejor contrato para su marido. No se hablaron durante 20 años hasta la intervención del propio Ozzy.

Ozzy Osbourne

Don Arden también es responsable de uno de los hitos más absurdos de la música en vivo: el infame escenario de Black Sabbath en el tour Born again de 1983, recreando las ruinas de Stonehenge. Las réplicas resultaron gigantescas por una confusión en el sistema métrico, entre pies y metros. En This is Spinal Tap (1984) hicieron la parodia.

*Coronel Tom Parker: un poco de pimienta

Con la excepción de un breve paso por Canadá, Elvis Presley nunca actuó fuera de territorio estadounidense. Habría exigido una invitación de la realeza británica para presentarse en Inglaterra, pero lo más probable es que su manager, el coronel Tom Parker, el más famoso en la historia del rock, lo haya descartado. Nada de viajes fuera de las fronteras de Estados Unidos, para el artista con el que sostenía un trato de compartir las ganancias en partes iguales, sin contar con residencia legal en el país.

Andreas Cornelis van Kuijk -el verdadero nombre del manager- no poseía grado militar, y utilizaba ese nombre como una manera de ocultar su nacimiento en Holanda en 1909. Emigró abruptamente a EEUU arribando en un barco pesquero a Mobile, Alabama, cuando era uno de los principales sospechosos del asesinato de una mujer de 23 años recién casada, Anna van den Enden, a la que le destrozaron la cabeza con una palanca el 17 de mayo de 1929, en la ciudad de Breda.

Coronel Tom Parker influyó para que Elvis se enlistara en el Ejército.

“Parte del cerebro -estableció el reporte policiaco- salió por el oído derecho”.

Andreas, que trabajaba como estibador en Rotterdam, conocía a la mujer como fieles de la misma iglesia. Su descripción coincidía con la del hombre saliendo de la vivienda de la víctima a la hora del crimen. Siempre corto de dinero, la hipótesis estableció que habría sido sorprendido en medio de un robo.

Ligado desde los nueve años a las ferias de espectáculos itinerantes, Andreas ya había trabajado ilegalmente en EEUU durante 18 meses, un par de años antes del crimen.

Como feriante de variedades, van Kuijk entrenó perros. A los investigadores del asesinato les llamó la atención que el cuerpo de la mujer estaba rodeado de pimienta, deconcertando a los sabuesos.

Convertido en el coronel Tom Parker y siempre aficionado a los juegos, el manager de Elvis gustaba de desafiar distintos tipos de apuestas.

Una de sus favoritas era cuánta pimienta podía comer.

*Allen Klein: mis derechos

Nacido en New Jersey y criado en un orfanato, el neoyorquino Allen Klein tenía talento con los números. Fue el detalle que observó su compañero de universidad Don Kirshner, que ganaría fama como uno de los productores ejecutivos musicales de mayor peso en la industria. Kirshner metió a Klein en el negocio, cuyo talento consistía en escudriñar contratos y libros contables a favor de los artistas, hasta hacerse conocido como “el Robin Hood del pop”.

A comienzos de los 60 logró un muy favorable acuerdo con RCA, representando al astro pop soul Sam Cooke. En 1965, el manager de los Rolling Stones, Andrew Loog Oldham, lo fichó. “Nos lo vendió como una figura gángster -declaró Mick Jagger en 2001-, alguien ajeno al establishment. Nos pareció bastante atractivo”.

Al comienzo, el acuerdo logrado con Decca parecía extraordinariamente bueno con un 25% en derechos de autor para Jagger y Keith Richards, detalle que provocó envidia en los Beatles. Klein le dijo a Brian Epstein que había negociado “una mierda”, con el 17.5% a favor de Lennon y McCartney. Pero el acuerdo incluía a Klein como dueño de los derechos de las canciones de la banda. Creó una empresa, Abkco, y se apropió por décadas del catálogo del grupo. Todo lo grabado por los Stones hasta 1971, le pertenecía.

Un par de años antes, Allen Klein logró una de sus mayores obsesiones: hacerse cargo de los Beatles, maniobra que ya había intentado torpemente en medio de la beatlemanía. Si bien la banda estaba en proceso de disolverse, su presencia profundizó las grietas con Paul McCartney por un lado, y los restantes Lennon, Harrison y Starr alineados con él. Aunque el bajista había manifestado interés por sus servicios antes de la muerte de Epstein en 1967, fue Lennon el que maniobró en secreto para que Klein se hiciera cargo de Apple, la discográfica que los estaba desangrando económicamente.

Klein prometió al cuarteto una riqueza obscena, pero McCartney ya no parecía tan confiado en las habilidades del manager, alertado de numerosos pleitos legales que enfrentaba en Estados Unidos, y del descubrimiento de los Stones sobre sus derechos arrebatados. Paul invitó a Mick Jagger a una reunión con los Beatles pero Klein se presentó. Diplomático, el cantante se retiró para telefonear horas más tarde a Lennon, desaconsejando su contratación.

En distintas instancias -primero Paul, luego el resto de los Beatles- terminaron demandando a Klein por su gestión. “Un contrato -solía decir- es solo un trozo de papel”.

*Grossman: 50 y 50

“Era respetado por su compromiso inquebrantable con la autonomía artística de los cantantes y grupos que dirigía”, proclamó el obituario de Albert Grossman, publicado por el New York Times el 28 de enero de 1986. Había muerto tres días antes en pleno vuelo rumbo a Europa debido a un infarto.

Grossman fue una figura clave en la configuración del movimiento folk desde los años 50 en su natal Chicago dirigiendo, entre otros artistas, la carrera de una joven Joan Baez y de Peter, Paul and Mary. En 1959 organizó la primera edición del festival de Newport, donde seis años más tarde Bob Dylan provocó un cortocircuito en la escena de la canción protesta, al electrificar su sonido. Atento a los cambios estilísticos, Grossman se hizo cargo de Janis Joplin junto a su banda Big brother and the holding company, y de The Band.

El 17 de julio de 1970 su cliente más renombrado, Bob Dylan, concluyó la relación laboral tras enterarse que Albert Grossman se llevaba la mitad de sus regalías por derechos de publicación. Conocido como El Oso y famoso por la sentencia “cada vez que hablas conmigo eres un 10% más listo que antes”, solía cobrar un 25% por sus servicios, en un medio donde la tarifa dominante era de un 15%.

*Sharon Osbourne: mi perro vale más

En medio de una pelea, Ozzy intentó estrangular a su esposa Sharon en 1989. En aquel entonces, la hija de Don Arden ya arrastraba una fama sórdida como representante de artistas. Cuando aún trabajaba para su padre a fines de los 70, resolvió sus disputas con la cantante Lynsey De Paul, defecando en sus pertenencias.

En 2005 se enfrentó con Bruce Dickinson, públicamente descontento con la organización del Ozzfest, que Iron Maiden lideraba junto a Black Sabbath. En la última fecha, hizo que lanzaran huevos a la banda emblema del heavy metal de los 80, instruyó cortes de sonido, invasiones al escenario con carteles que decían “No jodas con Ozzy”, y un saludo final maldiciendo a Dickinson.

Un par de años después, en el mismo evento, la trifulca fue con Josh Homme, luego que el guitarrista de Queens of the stone age se quejó del trato en el Ozzfest.

“Como la mierda”, resumió.

“Espero que pille sífilis y se muera -replicó Sharon-. Espero que se le caiga el maldito p... para que su madre se la pueda comer”.

Si Sharon se comporta así con los colegas del marido, sus empleados la llevan peor. En 2019 reveló que junto a Ozzy dejaron una vela encendida, desatando un incendio en su residencia. La manager y figura televisiva envió a un asistente a rescatar obras de arte no sin antes arrebatarle una mascarilla con oxígeno, para dársela a uno de sus perros. “Cómo te atreves”, replicó Sharon cuando el tipo protestó.

Rato después, con la situación controlada, Ozzy y ella se reían a carcajadas de la situación con el asistente presente. El tipo osó manifestar que la situación no le parecía graciosa en lo absoluto.

“Si no crees que eso es gracioso -respondió Sharon Osbourne-, ¿crees que esto es gracioso?”

“Estás despedido”, remató.

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