Linda Blair ya tenía algo de experiencia frente a la cámara, porque había grabado comerciales y había actuado en dos películas. Sin embargo, a los 13 años, cuando comenzaron las filmaciones de El exorcista en Washington y Nueva York, la joven ingresó a un territorio nuevo.
Criada en una familia protestante, Blair tenía una particular concepción de la fuerza maligna al centro de la película dirigida por William Friedkin y basada en la novela de William Peter Blatty. “No hablábamos del diablo, no hablábamos de castigo. Hablábamos de bondad, de ser buenos con los demás, de intentar ser lo mejor que podamos, del perdón, del amor. Entonces, para mí el demonio era como Frankenstein”, explicó hace unos años.
Tras el estreno del filme de terror, en diciembre de 1973, Blair quedaría identificada para siempre como Regan MacNeil, la chica poseída por Pazuzu y el caso más desafiante para el padre Merrin (Max von Sydow). De golpe, se multiplicaron las preguntas en torno a su vida y las condiciones en que se rodó la cinta.
En medio de ese revelo, fue nominada a los Oscar y empezó a trabajar con algunas de las estrellas más grandes del mundo. Difícilmente hubo otra figura joven tan grande como ella en el Hollywood de los 70.
Pero un día cambiaron sus prioridades. En 1984 le robaron un perro que había rescatado. “Cuando pierdes algo y no tienes control, es devastador. Ya sea un familiar o un amigo, la pérdida es la pérdida. He sufrido muchas pérdidas en mi vida, tanto humanas como animales, y sé lo que es. Eso es lo que me impulsa a hacer un cambio y participar”.
Esa experiencia la sensibilizó y gatilló que comenzara a trabajar en el cuidado de animales abandonados, hasta formar en 2003 su propia organización, la Fundación Lindar Blair WorldHeart, orientada a su rescate y rehabilitación.
Ya lleva más de dos décadas trabajando por los derechos de los animales, poniendo foco en la esterilización y en evitar la eutanasia. Un objetivo que, según ha dicho, se ha vuelto más desafiante tras la pandemia, porque los recursos para los refugios han disminuido.
En medio de esa labor, fue contactada por el director David Gordon Green y el productor Jason Blum para ejercer una particular tarea en El exorcista: Creyentes, la primera pieza de una nueva trilogía de la saga, que marcó el regresó de Ellen Burstyn en la piel de Chris MacNeil.
La dupla la llamó para que ejerciera una asesoría técnica y trabajara junto a Lidya Jewett y Olivia O’Neill, dos actrices jóvenes que interpretan a las niñas poseídas de la trama.
“Teníamos todo a su disposición en caso de que necesitaran o quisieran hablar con alguien. Sabía que seguir mis pasos (sería) un viaje difícil y quería que ellas tuvieran su propio viaje. Solo quería que las cuidaran”, detalló Blair.
Posteriormente, Gordon Green y Blum le extendieron otra invitación: que volviera a encarnar a Regan por primera vez desde la secuela estrenada en 1977. Un ofrecimiento que aceptó sobre todo por su especial conexión con Burstyn, y que llevó a cabo durante un día de filmaciones.
La continuación de El exorcista: Creyentes está programada para fines de 2025, pero por ahora no hay detalles respecto al elenco ni la trama. ¿Ella estaría disponible para encarnar una vez más a su icónico personaje?
Blair tiene una particular condición. “Si el público quiere que vuelva, tienen que ayudarme a cambiar la situación de los animales ahora mismo”, contestó a Entertainment Weekly. “Espero que el público lo entienda. Yo quiero volver y trabajar, pero no dejaré a mis amigos animales”.