El Niño y la Garza: las claves del magistral retorno de Hayao Miyazaki al cine

El Niño y la Garza: las claves del magistral retorno de Hayao Miyazaki al cine

Una década después de su último largometraje, Se Levanta el Viento (2013), el director japonés vuelve con una cinta en que reflexiona sobre la pérdida, el crecimiento y el significado de la vida. Una muestra portentosa de sus mayores virtudes. La película –que está disponible desde hoy en salas chilenas– lo tiene en plena carrera por la temporada de premios y podría concederle su tercer Oscar.


La noticia golpeó a sus seguidores en septiembre de 2013: tras el estreno de Se levanta el viento, Hayao Miyazaki anunciaba su retiro del cine, una idea que había deslizado previamente, pero de la que ahora hablaba “muy en serio”. Al menos durante un tiempo, el autor de Porco Rosso (1992) cumplió con su declaración: durante la década siguiente el director japonés no volvió a lanzar un nuevo largometraje, dejando un vacío probablemente imposible de reemplazar.

En ese período de ausencia la fascinación por su trabajo, lejos de decaer, parece haber aumentado. Un fenómeno al alza si se considera el entusiasmo que generó en 2020 la llegada del catálogo de películas de Studio Ghibli a Netflix en Latinoamérica o el ciclo que se realizó en Cinemark entre fines de 2022 y comienzos de 2023 (Studio Ghibli Fest, donde se exhibieron cinco de sus trabajos). Y que ahora corona el éxito cosechado por su más reciente obra, la cinta que lo sacó de su jubilación.

Diez años después de su último largometraje, Miyazaki salió definitivamente del retiro con El niño y la garza, un filme con tintes autobiográficos que reúne lo mejor de su cine. Un título que se transformó en un fenómeno comercial en salas de Japón, replicó el mismo arrastre en Estados Unidos y pretende continuar esa ruta en su expansión por el resto del mundo (ojo, algunos spoilers a continuación).

Disponible desde hoy en salas nacionales, la película comienza en Tokio en 1943, a la sombra de la Segunda Guerra Mundial. En una fatídica noche la madre de Mahito muere en un incendio en un hospital, dejando desconsolado al niño y fracturada a la familia. No mucho tiempo después el muchacho y su padre abandonan la ciudad y se trasladan a una localidad rural del país. El plan de su papá es que vivan junto a Natsuko, su nueva pareja, y el hijo o hija que esperan.

El cambio de casa y de colegio y la nueva dinámica familiar abruman a Mahito, aún en el duro proceso de asimilar la pérdida. Su humor no mejora con la aparición de una garza parlante que empieza a acecharlo insistentemente. Aunque el primer impulso del joven consiste en ahuyentarlo, el ave le comparte una información crucial que obliga a que lo escuche y a que posteriormente se dirija a la ruinosa torre que el animal habita.

Foto: Nicolas Guérin

En sintonía con los modelos del cine de Miyazaki, el protagonista está a punto de comenzar un viaje a un mundo de fantasía en el que le esperan aliados y enemigos, elementos desconcertantes y otros algo familiares, donde habrá espacio para el miedo y también para encantarse con lo desconocido. Un reino donde, si bien prevalece lo onírico, los traumas de la realidad no dejan de manifestarse.

Mediante la historia de su héroe, el realizador monta un largometraje sobre la pérdida, el camino a la madurez y el significado de la vida. Una cinta que, mientras interpela con la pregunta que contiene su título original (¿Cómo vives?, extraído de un libro de 1937 del escritor japonés Yoshino Genzaburō), se encumbra entre lo más inspirado de su filmografía.

El periódico Los Angeles Times la llamo “una película hermosa y sombría pero emocionante”, asegurando que “al salir de El niño y la garza es posible que te sientas extrañamente desamparado y vacío de una manera que sospecho que Miyazaki tendría la intención y la esperanza de consolarnos”.

“Si esta película no termina siendo su trabajo final, de todos modos no podrías pedir una mejor recapitulación de la carrera de Hayao Miyazaki que esta”, opinó Rolling Stone. “Nunca te deja con la sensación de que Miyazaki se está repitiendo (…) Se enfrenta a temas familiares desde una nueva perspectiva y con la urgente confusión de alguien que sabe que nunca podrá volver a abordarlos”, apuntó IndieWire.

Su nuevo y elogiado filme lo tiene en carrera por la temporada de premios: el domingo pasado obtuvo su primer galardón en los Globos de Oro y en marzo perfectamente podría sumar el tercer Oscar de su trayectoria, siguiendo la estatuilla dorada que obtuvo con El viaje de Chihiro (2001) y el reconocimiento honorífico que la Academia le concedió en 2014. Nadie sabe por cuánto tiempo, pero un maestro del cine está de vuelta.

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