El 13 de octubre de 1972, el vuelo 571 de la Fuerza Aérea Uruguaya se estrelló entre los nevados de Los Andes. Iba camino a Santiago de Chile y transportaba a 47 pasajeros, entre ellos, 19 miembros del equipo de rugby Old Christians. Esta historia, conocida como la Tragedia de Los Andes, es la que cuenta La sociedad de la nieve, película de Netflix dirigida por Juan Antonio Bayona que, debido a su éxito, nos hace rememorar este acontecimiento que conmocionó al mundo.
Los medios nacionales e internacionales reaccionaron rápidamente a la noticia, transformando la espera en un sentimiento colectivo. No solo las familias de los pasajeros aguardaban novedades, sino el público de todas las latitudes, que veía en los jóvenes un hijo, un primo o un hermano.
La cobertura, por supuesto, no estuvo exenta de críticas. La prensa fue juzgada por la insensibilidad y sensacionalismo del tratamiento informativo y, especialmente, por el modo en que presentó el concepto de la antropofagia.
Hoy, estos registros son un insumo más para analizar la tragedia desde la óptica de la época, marcada por el acontecer político en el gobierno de Salvador Allende, por la Guerra Fría y las revoluciones juveniles.
El accidente mirado por la prensa
Tal como se señalaba, fue el 13 de octubre que el avión uruguayo impactó con la cordillera de los Andes. Sin embargo, las noticias no fluían tan rápido como ahora. Fue al día siguiente, el 14 de octubre de 1972, que medios chilenos e internacionales dieron a conocer el hecho.
“Avión con 47 personas se perdió en Curicó”, decía el titular de La Tercera. En una página interior, un texto aporta desde la cronología de la ruta del avión, hasta el momento en que se le pierde el rastro. Además, indica el inicio de la búsqueda, sin resultados.
En el accidente mueren 13 personas y durante la primera noche 3 más, hechos que son desconocidos por la prensa.
La búsqueda
El domingo 15 de octubre, en medio de la búsqueda, los supervivientes ven pasar a tres aviones que pasan de largo. Mientras tanto, el mundo no tiene novedades sobre los pasajeros del vuelo 571, y se comienza a especular sobre el paradero de la nave.
El 16 de octubre, La Tercera publica una nota titulada: “Estaría cubierto por la nieve el avión uruguayo desaparecido”. Según cuenta la noticia, las unidades de búsqueda siguen la pista de Camilo Figueroa, un trabajador de la mina Vergara. De acuerdo a su declaración, él habría visto al avión militar uruguayo precipitarse a tierra con sus motores en llamas, en el interior del paso Tiburcio.
Sin embargo, la búsqueda fue infructuosa y se constató al día siguiente la falsedad del indicio.
“Con desperfectos salió el avión uruguayo” es el titular de un breve artículo publicado el 18 de octubre de 1972 en La Tercera. Luego de la búsqueda sin éxito, se comienzan a indagar en las causas del accidente. “Fue justamente a las 14:24 horas que el piloto comunicó a ‘Los Cerrillos’ que, debido a problemas surgidos por la máquina, debía descender de la posición en que se encontraba: seis mil metros de altura”, versa la página.
La búsqueda sigue el 20 de octubre, según indica el mismo diario, a una semana de la catástrofe. “El Servicio Aéreo de Rescate dijo que mantendrá la búsqueda del aparato todo el tiempo que sea preciso”, indica.
En lo alto de la cordillera, el 22 de octubre de 1972, los sobrevivientes se enfrentaron a un momento crítico. Agotados, sin reservas de comida suficientes y ante las condiciones extremas de alta montaña, decidieron tomar a los cuerpos de sus compañeros fallecidos como alimento. Aunque, de eso, no se sabría hasta mucho tiempo después.
Mientras, el día 23, La Tercera informaba la suspensión de la búsqueda. “El Servicio de Búsqueda y Salvamento (SAR) de la Fuerza Aérea de Chile, anunció que había puesto término a las operaciones de rebusca, luego de ocho días de infructuosas operaciones por aire y tierra”. Es decir, se les daba por muertos.
“Milagro”
Fue el 20 de diciembre que Roberto Canessa y Fernando Parrado divisan al arriero Sergio Catalán, quien al día siguiente, emprende viaje hacia el cuartel de carabineros para dar aviso. Increíblemente, quedaban algunos uruguayos con vida.
Será entonces el 22 de diciembre que se dará a conocer la noticia. En la portada de La tercera se tituló: “Milagro: hay 16 sobrevivientes”. En sus páginas interiores, el medio detallaba que viajaron autos desde la capital hacia San Fernando, con familiares de los integrantes del avión, y allí se iniciaron las gestiones para ir en rescate de los 14 compañeros restantes.
Medios internacionales también cubrieron la noticia. Crónica, de Argentina, y El sol de Tampico, de México, publicaron en sus portadas el hallazgo de los supervivientes.
“¡Dios nos salvó! Estos son los sobrevivientes. Dramático relato y fotos” dice la portada del día 23 de La Tercera. Así, en cuatro páginas se abordó lo que era la noticia más importante a nivel nacional.
La cobertura se hizo desde la búsqueda, que fue catalogada como una de las misiones de rescate más importantes en los últimos cincuenta años por la aviación chilena. Asimismo, se dio el nombre de los ocho ciudadanos uruguayos que fueron rescatados en primera instancia.
Las palabras del diplomático uruguayo del momento, César Chalone, ocupan un importante lugar en una de las planas: “Somos testigos de un milagro nunca visto en el mundo...”.
Además, este afirmó información que, con el paso de los días y de los años, sería desmentida. Según aseveró la autoridad, los pasajeros sobrevivieron gracias a los víveres que llevaban en sus equipos y que dormían dentro del avión, cuyas luces se encendían por la noche.
Televisión Nacional de Chile (TVN) también siguió el caso. Las imágenes permanecen en el sitio de 24 horas, donde se pueden ver y escuchar las notas alusivas al tema. El canal público registró desde la noticia del hallazgo hasta las palabras del ministro Secretario General de Gobierno subrogante de ese entonces, Arsenio Poupin, quien condenó a los medios de comunicación por el sensacionalismo.
Miembros del equipo de La Tercera de La Hora se dirigieron hasta el sector Maitenes, donde pudieron ponerse en contacto con Roberto Canessa y Fernando Parrado, los dos jóvenes que se separaron del grupo para conseguir ayuda.
“Siempre tuvimos confianza en Dios”, dijo un famélico Canessa. Posteriormente, narró con detalle el accidente y las dificultades del clima. “Nos agarró la noche y nos caímos rendidos, sacamos lo que pudimos, los asientos, los colchones para los heridos, después decidimos que teníamos que afrontar la situación lo mejor posible y teníamos fe en el rescate. Sacamos a los muertos y ubicamos bien a los heridos”, relató el joven de 19 años, según las páginas de La Tercera.
Cuenta, también, como Fernando Parrado, Antonio Vizintín y él fueron elegidos para buscar ayuda a Chile.
El diario argentino Clarín también dedicó varias páginas de sus entregas a describir el accidente y los días de los jóvenes en la nieve. Como “Milagro de Navidad en la Cordillera” tituló uno de sus artículos, donde además describían el júbilo vivido en Uruguay cuando los ciudadanos recibieron la noticia.
En tanto, en el patio del Hospital San Juan de Dios, seis de los hospitalizados: Parrado, Canessa, Fernández, Strauch, Algorta y Páez, se reunieron con la prensa chilena, argentina y uruguaya.
La Tercera continuó dedicando portadas al caso. “Del infierno blanco a una Navidad feliz” ocupó la portada de la edición de 24 de diciembre. En sus páginas, se afirmaba lo que hasta el momento se sabía: los hombres se alimentaron con caldo de hierbas. El artículo, a cargo de los enviados especiales Raúl Peña y Tito Valdés, relata que los 16 supervivientes sacaban líquenes de las rocas y hongos. A José Luis Inciarte, técnico en flora y fauna, se le atribuyó la búsqueda de esos alimentos.
“Macabro informe”
El 26 de diciembre se disiparon las dudas sobre cómo sobrevivieron los 16 jóvenes uruguayos. “Macabro informe de los sobrevivientes. Revelan enigma que les permitió vivir”, dice el titular de la entrega de La Tercera. No obstante, antes se explica que los cuerpos de las personas que murieron en el accidente serían sepultados en una fosa común en el mismo lugar del impacto.
Luego, se revelaron los detalles del informe donde los deportistas dan a entender la antropofagia. “Informe confidencial revela existencia de canibalismo a 4 mil metros de altura”, se lee en el titular. Las palabras del psiquiatra Jorge Sepúlveda aminoran el impacto, ya que este explica lo complejo del contexto y las repercusiones psicológicas y físicas de este hecho para los uruguayos.
Los días posteriores, surgió el debate en las páginas de los diarios, tanto en la prensa nacional como internacional. ¿Era ético lo que hicieron? Desde la iglesia, no existió una oposición teológica, es más, sacerdotes y el Vaticano justificaron el accionar de los uruguayos. “El cuerpo debe tener un lugar digno y en el caso de los muertos del avión uruguayo, ese lugar era el servir de alimento a los sobrevivientes”, decía el sacerdote salesiano Tomás González, en palabras a La Tercera. Desde la opinión pública, se justificó la decisión como una “imperiosa necesidad en un medio inhóspito”; e incluso, el mundo legal se manifestó explicando que no existía delito alguno en el accionar en la cordillera.
El regreso a Uruguay
Causa de júbilo fue la llegada de los rugbistas a su tierra natal. El 28 de diciembre el grupo partió de Chile, emotivo momento que quedó en las páginas de La Tercera del día siguiente. “Fue despedido en Pudahuel por gran cantidad de amigos chilenos y connacionales que agitaban banderas de su país”, consigna el diario.
Con la llegada a Montevideo, los jóvenes realizaron una conferencia de prensa, donde se confirmó lo que todos especulaban. “Uno de ellos, refiriéndose a la alimentación, aseguró que, una vez consumido todo lo que llevaba el avión, debieron alimentarse con los cuerpos de los fallecidos”, indica el diario. Las palabras de Francisco Delgado quedaron plasmadas para siempre en las hojas del medio: “Si Jesús en la última cena repartió su cuerpo y su sangre, nosotros debíamos hacer lo mismo para poder subsistir”.