Una libra esterlina por oreja. Esa era la tasación que establecieron los estancieros y ganaderos de Tierra del Fuego por las vidas de los aborígenes Selknam, los habitantes originales de la región y a quienes querían desplazar a toda costa. A sangre y fuego, los naturales terminaron pagando el alto precio de un proceso de colonización que se desarrolló aproximadamente entre los años 1880 y 1910. Ese es el escenario histórico en que desarrolla el filme Los colonos, dirigida por Felipe Gálvez, y que se estrena este jueves 18 de enero.
Hoy se acepta en la historiografía que lo ocurrido con los Selknam en la Patagonia chilena fue un genocidio, cuyas causas hay que buscar en varios factores, principalmente de orden geopolítico y económico. Así lo explica a Culto el historiador Nicolás Gómez, magíster en Historia de la USACH, candidato a PhD en Historia en la University of Warwick (Reino Unido), especialista en la historia de la región de Magallanes.
“El genocidio Selknam tiene su explicación en el avance de la soberanía de los estados de Chile y Argentina en la región, pero principalmente de los capitales. Con la instalación del capitalismo ovejero los estados nacionales comenzaron a entregar concesiones a los ganaderos para la explotación de terrenos con el fin de tener ovejas -aunque muchas veces estas concesiones se hicieron de manera corrupta-. Eso sumado a la llegada de las misiones cristianas, inicialmente los anglicanos en el sur de Tierra del fuego, pero el rol del genocidio estuvo muy ligado a las misiones salesianas. En suma, los estados permitieron y facilitaron la usurpación de tierras selknam”.
Gómez agrega otro factor: la fiebre del oro en Tierra del fuego. “Eso llevó a varios capitalistas a invertir en minería, pero esto fue mucho más estacional, mucho menos permanente que lo ganadero. También tuvieron un actuar violento en contra del pueblo Selknam”.
La colonización de la zona, agrega Gómez, era un tema primordial en la época. “Hay un rol político-administrativo del Estado chileno para empezar a ejercer la soberanía en un lugar que se consideraba estratégico como era el Estrecho de Magallanes”. Así, a la zona llegaron colonos de diversas nacionalidades atraídos fundamentalmente por la ganadería, pero también por la minería”. Británicos, españoles, franceses, alemanes quienes fueron conformando una especie de aristocracia patagona. “En Magallanes esta oligarquía se vinculó a migrantes europeos que se vuelven comerciantes, ganaderos y explotan los recursos de la región”.
De esta forma, al tomar posesión de sus concesiones y en misma búsqueda de expandirse los ganaderos tenían un modus operandi para lidiar con los Selknam, explica el historiador. “Se recurría al cierre y la toma del territorio con alambrado, se expulsaba a los Selknam y en acciones de vigilancia de estas nuevas propiedades ovejeras se les mataba”.
Un hombre violento
Asentados en la región, los ganaderos comenzaron a reclutar gente para que cumpliera la misión de eliminar a los Selknam de la zona. Entre ellos, hubo un nombre tristemente célebre, el rumano Julio Popper. ¿Quién era él? Gómez apunta a que era uno de los múltiples aventureros que arribaron a la zona.
“Él llegó a Buenos Aires, donde dio unas charlas sobre sus exploraciones y en la década de 1880 estuvo involucrado en la fiebre del oro, que también estuvo relacionada con actos de exterminio y violencia hacia el pueblo Selknam”.
Con armas de fuego, Popper y sus hombres se internaban en Tierra del fuego en lo que denominaban como “cacerías”. No hacían prisioneros, solo matar y cortar las orejas de los cadáveres Selknam para posteriormente cobrar las libras esterlinas correspondientes. Incluso, el rumano se dio el lujo de registrar una de estas incursiones en un álbum de fotos que hasta hoy ha seguido circulando. “Esto fue específicamente en la parte norte de Tierra del fuego -apunta Gómez- y se le reconoce a él como uno de los principales artífices del genocidio. Él era parte de un ambiente donde se consideraba normal y ‘necesario’ el desplazamiento de los indígenas que obstaculizaban la explotación de los recursos”.
Gómez aporta otro dato revelador sobre Popper, que nos permite entender más el carácter del personaje: “Él estuvo involucrado en muchas acciones de violencia entre los mineros. La sociedad minera durante la fiebre del oro era muy violenta en sí misma, y no solamente hacia el pueblo Selknam”.
Sin embargo, aclara Gómez, Popper no fue el único que disparó contra los Selknam. “Lo que pasa es que existe este álbum fotográfico donde se observa su participación en las llamadas ‘cacerías’ y por eso se le reconoce como el principal artífice de la matanza. Pero hubo otros como Alexander MacLennan, que fue bastante cruel, Alexander Allan Cameron, y el mismo José Menéndez cumplió el rol de instigar el genocidio”.
El rey de la Patagonia
Si John Thomas North puede alegar con propiedad del título de “El rey del salitre”, en la Patagonia y Tierra del fuego ese mote corre sin dudas para José Menéndez, uno de los personajes que aparece en Los Colonos.
¿Quién era él? Gómez explica que es un nombre fundamental en la historia económica de Magallanes y que también estuvo involucrado en el genocidio a los Selknam. “Era un español, asturiano. Llegó en 1874 a la región. Él formó parte de una elite empresarial que se fue armando al alero de las concesiones de los estados nacionales que buscaban potenciar el desarrollo del capitalismo en la región.
“Se transformó en uno de los más acaudalados empresarios terratenientes ganadero y comercial de toda la Patagonia chileno-argentina, quizás el mayor. Tenía oficinas en Buenos Aires, dos estancias como la Primera y la Segunda Argentina, emblemáticas en Tierra del Fuego, y que tuvieron relación con el genocidio Selknam. Estuvo muy involucrado”.
Menéndez creó un verdadero imperio familiar que tuvo intereses en la crianza de ovejas, el comercio y la industria naviera. Casado con la uruguaya María Behety, tuvieron dos hijos, Josefina y Alejandro. La primera terminó siendo clave, pues se unió en matrimonio con otro próspero empresario de la región: Mauricio Braun, descendiente de una familia de inmigrantes judíos rusos, se convirtió al catolicismo y se vinculó con otro nombre importante de la zona, el del portugués José Nogueira, quien a su vez se casó con Sara Braun, hermana de Mauricio. Todo quedaba entre amigos.
Así, los Braun Menéndez fusionaron sus casas comerciales bajo la denominación de Sociedad Anónima de Importación y Exportación de la Patagonia, Menéndez, Braun, Blanchard y Cía. Ltda., la que posteriormente se llamó Sociedad Anónima Importadora y Exportadora de la Patagonia. Un poderoso conglomerado que formó un verdadero monopolio. De hecho, Nicolás Gómez comenta: “Se le asoció por mucho tiempo a la familia Braun Menéndez el desarrollo económico de la región patagónica”.
Gómez agrega que hoy, la figura de Menéndez está bastante cuestionada. “Durante el siglo XX, él y su familia completa fueron vanagloriados como íconos de desarrollo económico y cultural (de hecho, de ahí viene el escritor Enrique Campos Menéndez). Se destacaba el rol civilizatorio que tuvo su familia, pero ya en el siglo XXI han surgido miradas más críticas en base al genocidio Selknam, porque no solo fue un empresario próspero de la región sino que tuvo un rol en las matanzas”.
De hecho, el informe de la Comisión Verdad Histórica y Nuevo Trato con los Pueblos Indígenas, de 2001, estableció la plena responsabilidad de la empresa de los Braun Menéndez en los hechos: “La Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego impulsó una práctica más agresiva en contra de los indígenas, ya que al ocupar la totalidad del territorio que le correspondía, y que era el centro del territorio Selknam, introdujo ganado, erigió centros de trabajo y cercó los campos, restringiendo la movilidad de los pobladores originales”.
“Para resguardar su propiedad la Sociedad contrató personal especializado para vigilar a los indígenas imponiendo una verdadera política de guerra (…) Este personal junto al de otras estancias sería el responsable directo, al menos, de la muerte de más de 300 indígenas”.
Como un ejemplo de que la memoria es algo vivo, en el contexto del estallido social, en 2019, el busto de José Menéndez que se encontraba en la Plaza de Armas de Punta Arenas fue derribado, y en un acto muy simbólico, lo arrojaron a los pies del clásico monumento al indio patagón. A la fecha, no se ha repuesto. Incluso, han existido propuestas de que se cambie el nombre a una calle que lleva su nombre en la ciudad, aunque a la fecha la iniciativa no ha prosperado.
El rol de los salesianos
Un papel en el genocidio Selknam corrió por cuenta de la orden religiosa de los Salesianos. La entidad -fundada por el santo italiano Juan Bosco, en 1859- creó misiones sobre todo en Tierra del Fuego, allí, como lo explica Gómez: “Recluyeron a los Selknam y a otros pueblos de la Patagonia al momento de la usurpación de sus territorios. Había un discurso vinculado a la salvación cristiana, que tiene que ver con la evangelización. Creían en civilizar y sacar a los ‘indios’ de Tierra del fuego, y que se les debía llevar a los espacios misionales”.
Las misiones salesianas más importantes eran La Candelaria, en Tierra del Fuego, y San Rafael, en Isla Dawson. Gómez explica que en el caso de la primera, hubo un vínculo estrecho con Menéndez. “La Candelaria estaba justo al lado de una de la estancias de la Sociedad Explotadora de Tierra del Fuego, al lado de la estancia Primera Argentina de propiedad de José Menéndez. Entonces, había una relación directa entre la acción usurpadora de las compañías ganaderas y las misiones salesianas que recibían a los selknam desplazados de sus territorios”.
En las misiones, los confundidos y desarraigados Selknam aprendían el evangelio, a tejer, trabajar la tierra, construir, además de ser vestidos con ropajes occidentales cuando no estaban acostumbrados a eso. “La consecuencia fue nefasta -apunta Gómez-, se produjo una aculturación, un ‘borrado’ de la cultura Selknam, además de consecuencias materiales y en la salud de ellos”.
Aunque la matanza y la reubicación en las misiones salesianas no fue el único destino de los Selknam en estos tiempos. “Muchos fueron utilizados como mano de obra en las estancias -explica Gómez-. En el caso de las mujeres, varias fueron recluidas en espacios privados, como casas patronales en el campo y la ciudad, para ser parte de la servidumbre doméstica”.
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En 1895 se abrió un proceso judicial en Magallanes que investigó los hechos a cargo del juez Waldo Seguel. Recogió 158 testimonios sobre los vejámenes contra los Selknam y otros grupos originarios de Tierra del Fuego. El tribunal excluyó los testimonios de los indígenas por supuesta falta de intérpretes, pero sí consideró las declaraciones de trabajadores de Punta Arenas y Tierra del Fuego. Pese a que se acreditaron los hechos, no hubo mayores sanciones para los responsables.
Con todo, ¿Desaparecieron los Selknam? Nicolás Gómez apunta de que hoy eso es un hecho en revisión. “Hasta hace poco tiempo eso no se discutía. La mayoría de la literatura sobre los Selknam hablaba de ‘los extintos’ o ‘los últimos’. Se planteaba que el proceso de colonización ovejera habría contribuido a la desaparición del pueblo Selknam. Hoy en día, en Chile al pueblo Selknam se le reconoce oficialmente como un pueblo vivo, esto desde el 2023. En Argentina ya se le reconocía desde hace un tiempo atrás, y existen comunidades Selknam en Tierra del Fuego, tanto en lado chileno como en el argentino”.
“Hubo varios Selknam que sobrevivieron y sus descendientes hoy en día constituyen estas comunidades que lograron reconocimiento y han hecho un trabajo importante en la preservación de su cultura. Entonces, el pueblo Selknam no está extinto, como se dijo en buena parte del siglo XX, como haciéndolos parecer una especie de pueblos prehistóricos que no eran parte de la modernidad”.