En mayo de 2022, The New York Time seleccionó una pregunta para introducir a una de las nuevas promesas de Hollywood: “¿Quién es Austin Butler y qué quiere?”. Propuesta en ese momento, la interrogante suponía que el actor estadounidense era una cara familiar sólo para unos pocos (concretamente, para los fanáticos de series como Zoey 101 y The Carrie diaries) y que su carrera estaba a punto de explotar, ampliando su popularidad por sobre los límites del más extraordinario de sus sueños.
Tras superar a otros candidatos de mayor fama –Harry Styles y a sus compatriotas Miles Teller y Ansel Elgort–, Butler ya aparecía en los carteles de los cines de todo el mundo en la piel de Elvis Presley. El director Baz Luhrmann había apostado por él como protagonista de su película biográfica sobre el Rey del rock and roll, un proyecto de cerca de US$ 150 millones –entre su realización y promoción– que tenía como gran atractivo a Tom Hanks y estaba respaldado por Warner Bros.
El actor respondió a la confianza depositada en él: su versión de Elvis desde su juventud hasta los 42 años acaparó los elogios de la crítica, además del favor de Priscilla y Lisa Marie Presley, exesposa e hija del artista, respectivamente. Millones de espectadores y fanáticos de la voz de Jailhouse Rock se empezaron a preguntar sobre el origen, la transformación y los siguientes pasos de la figura de entonces 30 años. Cada nueva premiación en la que triunfó (Bafta, Globos de Oro) fue una nueva oportunidad para conocer un poco mejor al oriundo de Anaheim (California) que se había atrevido a interpretar –y darle carne y alma– al astro de la música fallecido en agosto de 1977.
Según Luhrmann explicó en ese momento, “mi misión número uno era humanizarlo (a Elvis). Y esa puede que haya sido mi misión, pero Austin Butler fue quien piloteó el avión... Probablemente eso fue lo más difícil. Este es el hombre más imitado del planeta. Pero Austin contó con la humanidad desde el principio”.
El actor estuvo prácticamente dos años intentando dominar cada movimiento y gesto del Rey, empapado en un intenso proceso que finalmente le reportaría una nominación a los Oscar. A inicios de 2021, ante el inminente término de las filmaciones, su entorno –incluido Tom Hanks– le recomendó que lo mejor era que se embarcara de inmediato en una nueva aventura audiovisual.
Tras el fin del rodaje de la cinta de Luhrmann en Australia, tomó un vuelo en dirección a Londres. Ya se había comprometido para protagonizar Masters of the air, la tercera miniserie de Steven Spielberg y Hanks ambientada en la Segunda Guerra Mundial. Original de la plataforma Apple TV+ (que la estrena este viernes 26), la producción basada en el libro del historiador Donald L. Miller presenta la historia de los pilotos estadounidense que jugaron un rol fundamental en debilitar a la Alemania nazi bombardeando sitios clave para el régimen de Adolf Hitler.
Parte de los integrantes de ese escuadrón –denominado 100th Bomb Group– fueron derribados por el Tercer Reich. Otros resultaron gravemente heridos. Y algunos tuvieron la fortuna de sobrevivir y regresar a sus casas para relatar de primera mano lo que vivieron dando la pelea por su país a miles de metros de altura. Butler tomó la tarea de asumir el rol de Gale “Buck” Cleven, una de las principales figuras de ese grupo.
“Leí Masters of the air, el libro, y todo el material que pude sobre esa época. También vi todo lo que pude sobre esa época. Y tenía películas caseras en las que Cleven contaba historias. Eso me ayudó. Eso fue una mina de oro para mí, en cuanto a captar su cadencia y, por qué no decirlo, su personalidad”, detalla a Culto a través de videollamada desde Los Angeles.
Aunque no contó con tanto tiempo de preparación como en Elvis (donde revisó todas las entrevistas y presentaciones en vivo del cantante y grabó parte de su repertorio en los mismos estudios de Nashville en los que él estuvo), alcanzó a profundizar en lo más esencial de un connotado miembro de la Fuerza Aérea de Estados Unidos.
Hubo algunos hitos que facilitaron su labor. Los realizadores de Masters of the air decidieron que era momento de volver a contar con los servicios de Dale Dye, un condecorado veterano de Vietnam que ya había trabajado con ellos en las series Band of brothers (2001) y The Pacific (2010). Tal como ya había aplicado en esas producciones y en filmes como Pelotón (1986) y Rescatando al Soldado Ryan (1998), ofició como asesor técnico militar y lideró a Butler y al resto de los actores en un duro entrenamiento. Según ha dicho, “lo difícil es lograr que alguien que nunca ha enfrentado una situación de vida o muerte comprenda la angustia y el nerviosismo que permanece”.
“Nuestro campo de entrenamiento en verdad fue lo que nos unió a todos. En cierto modo, sentó las bases respecto a cómo nos relacionaríamos entre nosotros, e incluyó desde aprender a marchar y saludar como militar a volar un B-17. Quiero decir, todo estaba en ese campo de entrenamiento. Incluso lecciones de historia sobre la Segunda Guerra Mundial y lo que ocurría en esa época en el mundo”, cuenta Butler.
En ese momento consolidó su vínculo con Callum Turner, el actor inglés que encarna a John “Bucky” Egan, el otro cabecilla del 100th Bomb Group. Y conoció al extenso elenco de la ficción, que incluye a nombres como Anthony Boyle, Nate Mann, Barry Keoghan, Rafferty Law y Ncuti Gatwa. Una nueva generación de talentos británicos y estadounidenses que, sin importar sus experiencias anteriores, debieron atravesar la misma clase de retos. En ese sentido, este pudo haber sido un trabajo mucho más colectivo que el de Elvis, donde nadie más que él padeció la presión de generar una versión convincente del hombre de In the Ghetto.
-¿Cree que en algún sentido interpretar a Cleven fue más desafiante que otras experiencias en su carrera?
No sé si fue más desafiante. Acababa de terminar algo que probablemente ha sido lo más desafiante que he hecho en mi vida. Entonces, creo que parte del desafío fue simplemente permitir que ese capítulo se cerrara y luego sumergirme por completo en el mundo al que estábamos ingresando con Masters of the air. Entonces, supongo que ahí hay un desafío personal. El propio Cleven fue un hombre muy noble y valiente, por lo que, si bien puede parecer un desafío, en realidad no lo fue. Es un gran honor poder darle vida a su historia. Me sentí muy privilegiado. Y poder compartir con Callum (Turner), con Gary Goetzman y todo el equipo. El desafío probablemente fue que el calendario de rodaje fue largo, y se requiere mucha resistencia para seguir concentrado durante diez meses. Pero no fue nada comparado con lo que ellos vivieron. Entonces, creo que todos los días mantienes eso en perspectiva, y cada vez que estás cansado, agotado o lo que sea, lo recuerdas y eso desaparece. Simplemente te mantienes enfocado en el hecho de que estamos aquí para mostrarles respeto y hacerles justicia.
Con el fin de que la historia del 100th Bomb Group llegara a la pantalla tal como sus creadores lo habían imaginado, el equipo tuvo que aprender a trabajar rodeado de pantallas LED que originaban un mundo inmersivo y tridimensional. Se trata del “Volumen”, la tecnología que empezó a ganar adeptos en Hollywood desde que la serie The Mandalorian la introdujo en 2019, y que Masters of the air utilizó en sus numerosas escenas aéreas.
“Es un dispositivo nuevo. Es como una pantalla casi en 360° en la que colocas previsualizaciones de tus escenas. Es bueno para que los chicos, los actores, puedan ver la velocidad de las cosas a su alrededor, captar la conmoción de todo y realmente reaccionar ante las cosas de una manera mucho más realista”, indica a Culto el productor Gary Goetzman. “Aunque la tecnología está ahí, no necesariamente está diseñada para hacer exactamente lo que tú quieres que haga”, advierte.
Cambio de estatus
Goetzman recuerda las semanas en que Masters of the air estaba en proceso de definir a los miembros de su elenco y el modo en que Austin Butler apareció en el radar de la producción. “Él llegó a través de nuestra directora de casting, Lucy Bevan. Cuando leyó su rol, él fue fantástico. La coincidencia es que Tom (Hanks) lo conocía, porque ambos estaban empezando a hacer Elvis. Entonces lo conocía un poco, aunque en verdad no había actuado con él todavía. Cuando empezamos a ver qué personas iban a estar en la serie, le dije: Tom, entonces, ¿qué opinas de Austin Butler? Me respondió que aún no había trabajado con él, pero que le parecía genial, un tipo realmente sólido. Creo que captó que se trataba de un actor muy bueno”, señala.
Eso fue antes de que la película de Baz Luhrmann aterrizara en las salas y el intérprete se confirmara como un talento a tomar en serio y altamente cotizado por la industria. Denis Villeneuve, el director canadiense detrás de la elogiada adaptación de Dune, de Frank Herbert, lo contactó en medio de la efervescencia producida por su versión del Rey del rock and roll. Lo citó en un café para plantearle que deseaba contar con él en la segunda parte del filme y que tenía un rol en mente: Feyd-Rautha Harkonnen, el brutal villano que en el largometraje de 1984 fue encarnado por Sting. Sin un proceso de casting, el papel ya era suyo.
El resultado se verá en los cines chilenos el próximo 29 de febrero, el día de estreno de la continuación de la historia centrada en el viaje de Paul Atreides (Timothée Chalamet) en el planeta Arrakis. Por ahora, hay imágenes y adelantos que muestran al actor calvo, con un rostro fantasmagórico y un gran manejo en la lucha con cuchillos. “Austin Butler trajo a la pantalla algo que sería una mezcla de un asesino en serie psicótico y sociópata y Mick Jagger”, fue la definición que entregó Villeneuve.
De la ciencia ficción saltará a la subcultura de motociclistas en Estados Unidos a mediados del siglo XX. En junio debutará en salas The bikeriders, un drama que narra la evolución de un club ficticio en Chicago en los años 60 y donde su personaje está casado con el de Jodie Comer (Killing Eve). Un largometraje que es otra prueba de que Butler va a la caza de proyectos ambiciosos, diversos, que le proponen un viaje vertiginoso y transformador. Y que eso no implica que sus miedos desaparezcan.
-¿En algún momento de su carrera ha sentido que, a pesar de haber trabajado para conseguir su objetivo, podría fallar?
Casi siempre. De una forma u otra, se siente especialmente visceral cuando sales del escenario (en el teatro), porque tienes la sensación de que te puedes quedar completamente en blanco y olvidar todas tus líneas, o que eso le podría pasar a alguien más. Hay una audiencia de mil personas mirándote y todo depende de ti en ese momento. Supongo que lo siento allí. Pero siempre hay algo de presión en la sensación de no saber cómo va a salir algo, en confiar el uno en el otro y confiar en el director.