Cada 14 de febrero se celebra el Día del Amor. Concepto que, en gran parte, mantiene a la industria musical a flote, son miles las canciones que tienen el amor como sentimiento principal.

Algunas tratan sobre relaciones placenteras, con finales felices, sobre los sueños y metas que se quieren cumplir en pareja; por otro lado, están las canciones que tratan sobre el desamor, la tristeza y la nostalgia de una pérdida o ruptura. En ese sentido, el espectro de emociones que genera amar a alguien puede llegar a algunos lugares más extremos, rozando la dependencia y el amor tóxico.

Te contamos sobre dos canciones clásicas que se acercan a esta última acepción:

*The Police - Every breath you take

La banda de rock liderada por Sting no se caracteriza por tener tantas letras románticas en su repertorio. En cinco álbumes de estudio y diversas compilaciones, destaca en el disco Synchronicity de 1983 –remasterizado en 2003–, la séptima canción: Every breath you take.

Cada respiro que das y cada movimiento que haces. Cada vínculo que rompas, cada paso que das, te estaré vigilando”, cita la estrofa de apertura. Se puede apreciar cierta obsesión por parte del hablante. Luego continúa con: “Desde que te fuiste, he estado perdido sin dejar rastro. Sueño de noche, solo puedo ver tu cara”. La persona amada ya no forma parte de su vida, y es por esto que un sentimiento de tristeza invade al protagonista.

El single termina con una serie de repeticiones de la frase “te estaré vigilando”. El amor no siempre llega a buenos términos, y en este ejemplo se ve cómo un lindo sentimiento puede convertirse en una cuestionable obsesión. Es el símbolo del retrato de una relación insistente y asfixiante.

Fue escrita por Sting y fue merecedora de los Grammy a Canción del año y Mejor interpretación pop en grupo. Está en la posición 84 de la lista de las mejores 500 canciones de todos los tiempos, según Rolling Stone.

*The Smiths - There is a light that never goes out

Esta vez, se trata de la banda de Morrisey. Íconos del rock inglés de los años 80, con cinco álbumes de estudio, en el tercero, The Queen is dead de 1986 –remasterizado en 2011–, sale a flote la novena y penúltima canción de la grabación: There is a light that never goes out.

Escrita por Morrisey y el guitarrista Johnny Marr, cuenta desde la perspectiva de un chico que fue apartado de su casa, un viaje en auto con una persona que ama. “Salgamos esta noche, porque quiero ver gente, y quiero ver la vida, conduciendo en tu coche”, dice en los primeros versos.

Según diversas teorías, se comenta que trata sobre un amor no correspondido, con un protagonista que busca una tragedia que los una a pesar de las circunstancias. “Y si un autobús de dos pisos choca contra nosotros, morir a tu lado, es una forma tan celestial de morir”, es uno de los escenarios que se mencionan.

En ningún momento se deja alguna pista clara que indique una reciprocidad de sentimientos, pero lo que sí es seguro, es que los pensamientos negativos que llevan a un accidente mortal, hablan de un amor quebrado, no sano. Se refugia en lo trágico para una unión eterna, que no llevará a buen final.

Ha sido grabada por distintos artistas en más de veinte idiomas y fue parte de la banda sonora de 500 días con ella. De acuerdo al New Musical Express (NME), está en el puesto número cuatro de los 50 himnos indie de la historia.

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