En su breve pero intensa estadía, Ren McCormack ha causado un alboroto en Bomont. Oriundo de Chicago, el joven se ha negado a ceñirse a las rígidas formas impuestas en un pueblo rural dominado por los tractores y la religión. Además, se ha enamorado de Ariel, la rebelde hija del reverendo que se ha ocupado de prohibir el baile, el rock and roll y cualquier actividad que pueda estimular las bajas pasiones. El recién llegado, siguiendo sus propias reglas, no se intimida ante el conservadurismo de la comunidad ni ante el hecho de que su interés amoroso tenga novio.
Sin embargo, el protagonista de Footloose (1984) no es de piedra y usa el baile como una vía para descargar sus frustraciones y alegrías. Tras recibir las críticas de su tío en torno a su polémico comportamiento, toma el auto y, cerveza en mano, conduce hasta una fábrica abandonada en que se empieza a mover al ritmo de Never, de los australianos Moving Pictures. También se sacude enérgicamente en la pista en el final de la historia, cuando junto a sus amigos y su enamorada logran montar el baile que las autoridades de Bomont han rechazado.
Casi cuatro décadas después del debut de esa película (este sábado de aniversario y disponible en Netflix), Kevin Bacon volvió a ensayar los pasos característicos de Ren McCormack. Fue en noviembre pasado, oportunidad en que celebró el fin de la extensa huelga de actores subiendo un video a TikTok en que se sacudía al compás de Footloose, de Kenny Loggins. Un año antes, también en esa red social, el intérprete se unió a su esposa, Kyra Sedgwick, para practicar un reto viral inspirado en el largometraje dirigido por Herbert Ross y escrito por Dean Pitchford.
Antes de que surgiera la oportunidad de encarnar a McCormack, la carrera de Bacon no conocía de protagónicos en cine y había acumulado sus personajes más visibles en televisión. Tenía 25 años cuando se estrenó la cinta que disparó su popularidad y lo consolidó como un rompecorazones de los 80. Como suele ocurrir con los fenómenos cinematográficos que conquistan al público juvenil, el filme le concedió un nivel de fama que sobrepasó cualquier cálculo que hubiera realizado en su fuero más íntimo. Y la experiencia no fue demasiado grata.
“Después de la película que comienza con F, cuando me convertí en una estrella pop, lo último que quería ser era una estrella pop (…) Todo aquello con lo que había soñado me provocó una enorme cantidad de dudas y ansiedad”, reconoció en 2023 al podcast Podcrushed, confesando que, hasta antes de Footloose, deseaba trabajar con cineastas de la talla de Martin Scorsese y seguir los pasos de figuras reputadas como Dustin Hoffman, Meryl Streep, John Cazale y Robert De Niro. “Estaba muy enfocado en cuál era mi idea de un actor serio y de repente obtuve esta cosa que no tenía nada que ver con un actor serio”, apuntó.
Amante de la música (compuso su primera canción a los 11 años), pero carente de una formación como bailarían, Bacon entendió el largometraje de 1984 como una película a secas, no como una cinta que incorporara el baile como un elemento esencial. Después de todo, no estaba estructurada como un musical típico, sino que como un filme con algunas secuencias coreografiadas insertas en diferentes secciones del relato.
Pese a que tal vez su percepción en torno a la naturaleza del proyecto no era incorrecta, el impacto que Footloose consiguió en el mundo generó que se le encasillara en un lugar que no le acomodaba del todo, como un ídolo juvenil de rango más bien limitado que amplio. Sólo con el paso del tiempo, y ya más maduro, saldó las cuentas pendientes con esa etapa de su vida, como sugieren sus guiños más recientes.
Por su parte, su coprotagonista, Lori Singer, ha recordado el rodaje de la película como “mágico”. La actriz se sumó a la producción tras participar en la versión en formato serie de Fama y se compenetró rápidamente con sus colegas. Juntos formaron una especie de familia, en particular cuando alojaron en el mismo lugar mientras filmaban en Utah.
Según su perspectiva, un motivo del éxito del largometraje fue que los miembros del elenco compartían grandes similitudes con sus roles en la ficción, incluyendo a Sarah Jessica Parker encarnando a la mejor amiga de Ariel y a Chris Penn poniéndose en la piel mejor socio de Ren.
En el caso de Singer se sentía identificada con la rebeldía que define a su personaje, así como por las circunstancias que la rodean en la ficticia Bomont. “Conocía el papel porque había vivido lo mismo. Estuve un tiempo en Texas y, en mi opinión, fui sometida a un tipo de opresión de cierta manera. Siempre he sido algo temeraria, mucho más que mis amigos. Siempre he sido quien literalmente se asoma a la cornisa”, detalló a Forbes hace unos días.
En 2011, en medio de la suspicacia generalizada, llegó a los cines un remake de Footloose liderado por los bailarines Kenny Wormald y Julianne Hough. Dividió a la crítica y fue acogido sin mayor entusiasmo por los espectadores, aunque Kevin Bacon destacó que sus escenas musicales probablemente eran superiores a las de su cinta.
Ahora, ¿podría tener mejor suerte una continuación del filme original? El actor que dio vida a Ren McCormack hace 40 años no está interesado en esa idea. “Nunca digas nunca, (pero) creo que sería un desastre”, expresó esta semana. Mejor no dañar los recuerdos de juventud.