MGMT - Loss of life
La sorpresa se ha convertido en el comodín de la discografía de MGMT. Desde que sedujeron al planeta pop con Time to pretend, Electric feel y Kids, la fenomenal seguidilla de singles del debut Oracular spectacular (2007), lo que parecía un camino a seguir -música efervescente y narcotizada, lúdica y sexy-, fue solo la tarjeta de presentación de un catálogo mucho más profundo y complejo, donde el cambio es la constante. Andrew VanWyngarden (40) y Ben Goldwasser (41) renunciaron a las fórmulas, para comprometerse con la psicodelia, el progresivo y el synth pop con total honestidad y libertad, junto con cerrar las puertas a la masividad. En cada álbum deshacen caminos y allanan otros en un juego de metamorfosis y personalidades múltiples, cuyo precio es la dificultad para definir qué hacen.
Este quinto álbum carece de singles luminosos, como reitera que MGMT puede recrear escenarios específicos -las guitarras cristalinas de la new wave y las baterías reverberantes de las power ballads, entre múltiples guiños-, con cierta ironía. Nothing changes podría ser un descarte de The Cure en la época de Wish (1992), como Dancing in Babylon y People in the streets, tienen el aroma del tipo de composición perfecta para acompañar los créditos finales una comedia romántica de los 80.
Residente - Las letras ya no importan
A siete años de su debut solista, René Pérez (45) regresa recargado, rabioso y sincero. En este segundo disco, el ex Calle 13 revela un estado de ánimo más agrio, con menos humor y márgenes para tolerar aquello que le desagrada, incluyendo las derivadas más ramplonas de la música urbana, género en el que su nombre va tallado en piedra. Residente se siente algo viejo y desfasado. Quedó atrás el chico a torso desnudo de hace un par de décadas, que levantaba el puño encajando rimas con verdades, reivindicaciones y sabrosuras; ahora es un artista que ya cruzó el peak de la fama, con algunos descalabros en su vida privada, revelados sin pudor.
Musicalmente es menos exuberante que su trabajo junto a Eduardo Cabra y, por lo mismo, el eje es la palabra, a pesar de la declaración con gusto a queja del título. Hay invitados estelares como Rauw Alejandro y Arcángel, entre varios, pero quien destaca es Busta Rhymes, descollante en Cerebro. Su presencia apuntala la reivindicación que Residente hace en este extenso álbum de 22 canciones en hora y media del hip hop más clásico, una de sus raíces explícitas. Las letras ya no importan reivindica el valor del lenguaje y el mensaje bien hilvanado, en boca de un artista fundamental en la masificación del urbano.
Jennifer Lopez - This is me… now
Definido como un “viaje emocional, espiritual y psicológico” sobre su vida en las últimas dos décadas, Jennifer Lopez (54) presenta este disco integrante de un proyecto que incluye un film y un documental. JLo considera que su agitada vida amorosa de tres matrimonios y afamadas parejas, ha sido malinterpretada por el público al desconocer los detalles. Qué mejor que ella misma y Ben Affleck, su marido, para configurar un relato que en este acápite debiera dejar en claro quién es en realidad la artista neoyorquina de inquieto corazón. Si suena algo confuso, lo mismo pensó uno de los financistas de This is me… now, que decidió retirarse tras no entender para dónde va realmente este ejercicio autobiográfico.
Al igual que Shakira, JLo luce empecinada en un estado de juventud eterna que la lleva por las arterias musicales de moda, junto a los abrazos indisimulados al estilo de otras estrellas. A ratos, el material se confunde con Beyoncé -Rebound, entre varias-, con quien comparte la vocación por transformar su bitácora en un ejemplo de persistencia, empoderamiento y triunfo. Lo que revela This is me… now es que JLo sigue siendo una impecable intérprete de R&B anodino, de escaso cuerpo. Todo en su lugar y rápidamente desechable.