La previa estuvo tensa. Cuando al inicio de la noche -la tercera de Viña 2024- se anunció su nombre, Luis Slimming (37), el público rechifló. Como ocurrió ayer con Javiera Contador, los augurios no eran los mejores. Incluso, en la transmisión oficial, antes de iniciar la obertura, apareció un breve video suyo en la prueba de sonido. Slimming miró a la cámara y dijo desafiante: “Escucha los chistes, enójate mañana”. Como pidiendo clemencia por adelantado, como el alumno flojo que pide al profesor que no le tire tan difíciles las preguntas en un examen.
Es que el episodio de las pifias en un show en Chile Chico poco antes de Viña, hizo que los fantasmas se posaran sobre Slimming, “Don Comedia”, uno de los humoristas jóvenes que ha descollado en el último año desde su notable presentación en el festival de Olmué 2023. Si a mediados de 2023 alguien nos hubiera dicho que estaba al borde de la cornisa de las pifias en Viña, lo más probable es que no le hubiésemos creído y lo hubiésemos mandado de vuelta al bar de donde vino.
Pero todo quedó en nada. Presentado como “uno de los estudiosos del humor en Chile”, a las 23.48 Slimming apareció con la cortina de El tiempo de las bastillas de Difuntos Correa, de la serie Los 80. Y su comienzo fue acertado. De inmediato comenzó con un par de chistes cortos (y buenos) con los que soltó al público. “Ha sido un año difícil hasta para Naya Fácil”, el público rio. Y luego hizo referencias a su pasado como guionista y profesor (“con nosotros los hueones repiten”) y sobre su falta de vocación docente. Tres minutos y ya la Quinta se reía de buena gana. Se la había echado al bolsillo.
A punta de chistes cortos, Slimming se mostró como el mejor sucesor del estilo popularizado por Álvaro Salas, su gran referente. Así pasaron chistes sobre la TV, “Guru Guru jalaba, con eso te digo todo, creo que antes hablaba bien, los monos de Cachureos eran todos adictos”. Más risas.
También hizo referencia a viajes por Chile, contando chistes ordinarios en festivales de provincia. “Los chistes del pico”. Luego, hizo referencia a su papá bueno para el trago, “todos tenemos un tío pinochetista”, “el 11 de septiembre era feriado en mi casa”, por lo demás, un “personaje” que ya mencionó en Olmué. También demostró rapidez al incluir brevemente una referencia a Labios compartidos, de Maná.
A los 10 minutos, se rio de buena gana de la actualidad y la política, con los fallidos procesos constitucionales, “¿por qué no hacemos un ajiaco con ellas?”, algo que en su rueda de prensa del lunes 26 adelantó que realizaría. También se rio de Cathy Barriga, “ahora está presa en la casa viéndonos, pero no griten tan fuerte que despiertan al marido”. Mas risas. Luego hizo chistes de Miguelito, la “revelación” de Tierra Brava de quien también se rio.
Y sí, se rio del presidente Gabriel Boric, “dije el año pasado que iba a quedar soltero”, y de Irina Karamanos “no puede ir al Registro Civil porque está la foto de ex mirándola”. Y los Panamericanos -“la única instancia donde los cuicos nos dan alegrías”-. Risas desatadas de respetable, ya estaba encaminada la ruta a las gaviotas.
También se rio de sí mismo, de un tatuaje del pez radiactivo de Los Simpsons. Luego, de sus idas al dentista. Todo con un ritmo ágil de chistes cortos. Si bien, Slimming tiene estética de Stand up, en rigor, en su humor podemos ver las sombras de Álvaro Salas, Coco Legrand, Don Carter (a quien citó), Hermógenes con H, el Flaco (a quienes también citó) y Bombo Fica. El chiste rápido, ingenioso, del chileno popular, el que tira la talla en La Vega descargando carretones. En resumen, el humor clásico chileno. Sí, los chistes del pico.
Incluso, se dio el tiempo de homenajear a un ineludible el boliviano Sandy y su inolvidable chiste de la jañaña “entre más cortito (lo iban dejando) más cómico se iba poniendo”. Slimming está más cerca de ese registro, el de los clásicos que el de, por ejemplo, Alison Mandel. ¿Más clásicos? citó brevemente el a-ten-ción que inmortalizó Javier Miranda en Maravillozoo.
Luego metió chistes notables como “Si Alberto Plaza fuera de izquierda sería Alberto Plaza Dignidad”, y los baños de discapacitados. Luego habló de su gusto por ver porno, y de ahí pasó a reírse de los Otakus, de su rol como padrastro y la relación con la Mati, su hijastra (la cual ya mencionó en Olmué). “La peor pesadilla es sentirse como papá pirata”.
Incluso, en paralelo, y justo cuando Slimming contaba los chistes sobre el pene, en su cuenta de Instagram apareció un video de la fundadora de la tienda Japi Jane explicando qué es el frenillo. Humor multiplataforma. Habrá que ver si esa jugada se mantiene.
A los 50 minutos, aparecieron los animadores en escena. “Una noche consagratoria”, dijo María Luisa Godoy mientras el público pedía Gaviota. “Esto de verdad era un sueño”, dijo Slimming, emocionado. “La estás rompiendo, estás triunfando”. Y llegó la Gaviota de Plata. “Ohh, qué bonito -dijo- qué bonito poder llevarme una para mi casa”.
Luego, siguió con chistes sobre chistes sobre la gordura, la pandemia, la obsesión masculina por medirse el pene, y molestó a Chavito -parte del jurado- con cuál era el mayor tiempo de sequía sexual por el que habia pasado (”4 meses”, contestó). Y fue más lejos molestando a la siempre compuesta Constanza Santa María (quien con incómodas risas declinó “participar”) y al actor Álvaro Rudolphy. Y a renglón seguido, más chistes sobre el pico. Y volando llegó la Gaviota de Oro. Cuando la recibió aprovechó de pedir “respeto para los colegas” en referencia a lo ocurrido con Javiera Contador.
Con las dos Gaviotas, Slimming borró de un plumazo toda la tensión previa en la nubarrona de las conjeturas. Plasmó una rutina que seguro volveremos a ver en YouTube una y otra vez en los días de elecciones. Promedió 37,9 puntos de rating, hasta las 1 de la madrugada, lo más visto de la jornada, con un peak de 40, a las 0:01. Los chistes cortos están de vuelta, señores, y ya tienen a su nuevo rey.