La tercera jornada de Viña partió con romanticismo de Maná. Los mexicanos no decepcionaron a su fanaticada al arrancar con Oye mi amor, uno de los cortes clásicos de su afamado álbum Dónde jugarán los niños (1992), que en su momento fue doble disco de Platino en Chile. Tal parece que varios de quienes adquirieron ese álbum estaban en la Quinta Vergara.
El repertorio de los mexicanos se concentró en una revisada a su historia. Pasaron temas como De pies a cabeza, Manda una señal, Labios compartidos, Vivir sin aire, Bendita tu luz, entre varios temas clásicos de su extensa carrera. Y tal como en los shows de su gira, sumaron al set la clásica canción mexicana El Rey, de José Alfredo Jiménez. El “Monstruo”, no se complicó y la coreó de inicio a fin.