Alfredo Castro, actor y director chileno, suma un nuevo proyecto a su extensa carrera. En abril, se estrenará Limpia, una obra de teatro que adapta la novela homónima de Alia Trabucco Zerán. “Una novela excepcional donde todo el espesor reflexivo es contrapesado por una trama vertiginosa y una concatenación de hechos que refrenda lo que la propia Estela sabe advertir: que ‘hay muchas maneras de hablar. La voz es solo la más sencilla’”, narra en la contraportada.
La sinopsis del libro publicado en 2022, por su parte, cuenta: “Estela deja a su madre en el sur para trabajar en la casa de una familia en Santiago de Chile y allí se queda los siguientes siete años, limpiando y criando a una niña acosada por la ansiedad, cuya muerte conocemos al comienzo de la novela. Como en una tragedia griega, la tensión crece con cada página, con cada personaje o elemento: la perra callejera, el veneno, la pistola, la confesión inconfesable del “señor”, la aparición de Carlos, hasta un desenlace tan poderoso como inevitable”.
Castro comenzó su carrera detrás del telón, luego hizo algunos papeles en series de televisión. Recién en 2006 hizo su debut en la pantalla grande, con Fuga. A la fecha ha trabajado en más de ochenta producciones. Algunas de sus películas más destacadas son Tengo miedo torero (2020), Los mil días de Allende (2023) y la nominada al Oscar por Mejor fotografía, El conde (2023).
Limpia se gesta entre Castro y el apoyo de Víctor Valenzuela. El elenco se compone por Paola Giannini (Pecadores), Taira Court (Viuda alegre), Álvaro Espinoza (Pacto de sangre), Teresita Ríos (Bucle), Djuren Gasic y Benjamín Muñoz (Pituca sin lucas); y la música está a cargo de Miguel Miranda.
En Culto, conversamos con el director sobre la realización de la obra, qué es lo que verán los espectadores, y también, sobre contingencia; el escenario de las culturas en el gobierno y la tragedia de los incendios en Valparaíso.
“Es una novela extremadamente política, en el sentido que retrata un mundo que ya va desapareciendo, que es el mundo rural”, comienza Castro para hablar sobre lo llamativo de Limpia.
“Ese es el mundo al que pertenece la nana, protagonista de la novela, es de Ancud, de Chiloé. También me llamó la atención el mismo fenómeno de la nana, que como tal, ya es un fenómeno que está sobrepasado por la historia, ya no existe la nana puertas adentro que existía cuando yo era pequeño. Me interesaron esos mundos”, agrega.
Al mismo tiempo, realiza un contraste entre las clases sociales presentes en el texto: “Está la élite burguesa chilena, que se ve desde la infancia de esta niña, que ha sido criada para ser dócil, perfecta, sometida la norma social. Se ve también a un matrimonio que juega con esta perfección de pareja, entonces me empecé a dar cuenta que había una especie de cárcel en esta novela, cada personaje estaba en su propia cárcel, en su propia segregación, en un mundo muy cerrado, imposible de romper. Esas contradicciones me interesaron mucho, las tensiones”.
El entramado de la obra
“En la escenografía, tal como en la novela, la nana está en una Cámara de Gesell, que son estos espejos falsos, a través de los cuales se ve a los delincuentes o a las personas con problemas psiquiátricos”, explica. “La nana ha sido acusada por los patrones de matar a la niña, supuestamente, porque la niña se ahogó en la piscina, pero ella sabía nadar”.
“Hay una cosa ahí de thriller super interesante, sobre quién mató a la niña: ¿Fue el padre? Porque la clase de natación que le hace es tremendamente cruel. ¿Fue la madre? Quien abandona a esa niña en cuanto nace. ¿Fue la nana o la niña se suicidó?”, cuenta con notoria emoción en la voz. Asegura, además, que la obra inicia igual a cómo ocurre en la historia original, con la frase: “¿Hay alguien ahí? ¿Me escuchan?”.
Para la realización de la puesta en escena, hubo una alianza entre Fundación Teatro a Mil, el Teatro Nacional Chileno y el Teatro La Memoria. “Es una alianza de coproducción que es interesante en un universo que está también en crisis, de cómo producimos las obras”, comenta.
Sobre Limpia, comenta: “Esta novela es una crítica muy profunda también al mundo de la elite santiaguina, chilena. Esta mujer se ve encarcelada en este mundo burgués, que a la vez también está encarcelado en sí mismo, en un mundo de apariencias, al cual tienen que responder, entonces hay muchas cárceles sociales ahí, políticamente muy interesantes de investigar, por eso me interesó la novela, me pareció que políticamente actuaba sobre mundos en desaparición o mundos que están muy fuerte también”.
Adelanta que la escenografía mostrará una cocina, con “la típica isla que está tan de moda”. Recalca que el texto tiene un fuerte toque teatral, por lo que fue relativamente fácil de hacer, en sus propias palabras. Agrega, además, que Trabucco no estuvo involucrada en la obra: “La conozco hace mucho tiempo, ella me entregó los derechos de manera muy generosa. En conjunto con Víctor Valenzuela y Paola Giannini, la protagonista, empezamos a trabajar y a elaborar la selección de lo que queríamos contar y desde dónde le queríamos contar”.
Lo político en Alia Trabucco
“El texto es el texto de la Alia, no hay intromisiones mías, cosas muy breves, en la necesidad de poder hilar una escena con la otra, pero no hay textos incorporados de mi autoría, ni de las actrices, ni de los actores, entonces es el texto íntegro de Alia, aunque no completo, va un poco desde lo particular que es el mundo de la nana, que es quien relata, que también me parece el viaje más interesante de la novela. Hay muchos relatos en ella, de mundos distintos que encuentro muy interesantes y que se abordan desde un punto de vista político muy atractivo”, agrega.
“Alia cuenta la historia desde el punto de vista de la nana, y me parece que establece una visión super crítica. No es la versión de la nana sometida, maltratada por los patrones, también tiene ellas sus momentos personales, vinculados a su sexualidad, a su pertenencia, al abuso dentro de su propio medio, cuando una prima la estafa con dinero. Hay un mundo no idílico, al contrario, bastante crítico y potente sobre este mundo de la nana”, habla sobre la particularidad de la novela.
El director es enfático en el interés por el mundo rural que va desapareciendo que está presente en el libro; por lo demás, reconoce que hay varios autores nacionales que se han dedicado a hablar de esa particularidad o fenómeno, con textos en los que se expresan las diferencias de clases: “Carlos Droguett, con Patas de perro, hay una mirada de la diferencia, de la disidencia sexual, de la disidencia física, también de este niño que nace con patas de perro y cuerpo de muchacho. Diamela Eltit en Los trabajadores de la muerte y Mano de obra refleja esto, y también, por supuesto, no puedo dejar de nombrar a (José) Pepe Donoso, toda su obra está inscrita dentro de estas turbulencias y estas tensiones que hay entre las clases sociales de los sirvientes y los dueños de casa y la oligarquía chilena. Son novelas que también trabaja en el mundo de lo rural y el mundo de los patrones; el mundo de la creación chilena está lleno de estas críticas y estas novelas o escrituras sobre la disidencia y el mundo burgués”.
El declive del mundo de la actuación
No es desconocido que las artes y las culturas están pasando por momentos complejos y turbulentos. Con la entrada de Gabriel Boric a la presidencia, se esperaba que el panorama en el área cambiara, buscando mejoras para los trabajadores del sector.
Amparo Noguera, actriz, realizó una fuerte crítica en Radio Futuro, en diciembre del año pasado: “Lo que ocurre es que nuevamente siento que la balanza no se equiparó. Conozco a grandísimos actores que no tienen trabajo. (...) Las plataformas hacen cada vez menos series, y si las hacen, hacen una serie al año, dos series al año, y las obras de teatro duran tres semanas en cartelera. Entonces ya es como invivible”.
Y no fue la única, Francisco Melo, en conversación con Culto, comentó: “A nivel cultural, sin duda que está total y completamente al debe (el gobierno) en relación con las promesas que habían sido planteadas desde un principio, en campaña. Esa es la sensación que tengo. Sin haber sido yo partícipe de ninguna de esas campañas, ni mucho menos”.
Ahora, Alfredo Castro opina de manera similar: “Voy a adherir, porque me parece que ha sido la más inteligente, como siempre, a Diamelta Eltit, en su entrevista en The Clinic, ahí ella dice que, efectivamente, había en el mundo la cultura una esperanza, una ilusión de que esto podría cambiar; la concursabilidad, los fondos, los premios, que podría aparecer una nueva forma de tratamiento a la cultura, pero que finalmente no sucedió”.
En el medio nombrado, Eltit realiza una fuerte crítica al trabajo del gobierno en materia de cultura: “Todas las personas del ámbito cultural sabemos que sencillamente no hubo un proyecto emancipador en las áreas artísticas, que posibilitaran una democratización de las prácticas en su diversidad para beneficio de las comunidades. Es penoso. Yo pensaba que había una posibilidad de instalar en este gobierno nuevos recorridos culturales y nuevas formas de pensar cuerpos y territorios desde la intensificación de las estéticas. Pero la burocracia de los concursos, la ausencia de proyectos colectivos, ha sido la constante”.
Por su parte, Castro reflexiona: “Quedan dos años, no sé si habrá tiempo todavía para que finalmente el tratamiento a la cultura por parte de este gobierno cambie y tenga una mirada más protagonista, más importante”. Y agrega: “Hay que instalar bien el Ministerio (de las Culturas, las Artes y el Patrimonio), ya que a pesar de que existe hace varios años, no está instalado, no solicitamos solo terminar con el sistema de fondos, también que la cultura tenga acceso en otros lugares, en las regiones, en los barrios, en las comunidades, me parece que es importante también atender a esas comunidades que son las que sufren más segregación porque ni siquiera están incluidas dentro de los programas del ministerio y de los fondos”.
Ahonda, además, en la crisis que se está viviendo en el mundo actoral, específicamente para los que se dedican a la televisión: “Hay un solo canal haciendo series, que es Mega, que produce solo una teleserie, y hay actores y actrices que están cesantes hace mucho rato. Eso está provocando que las personas tengan que buscar otras alternativas para ganarse la vida, pequeñas pymes o incluso podcast, que me parecen de una tremenda dignidad, no tengo ningún problema al respecto, al contrario, me parece estupendo que lo hagan. Pero también es importante que el mundo conozca que nuestro universo, el de los actores, cambió. Antes trabajamos en TVN en Canal 13, en Mega, en Chilevisión y ese mundo ya no existe”.
“Con esto me refiero a la televisión, porque el teatro nunca ha dado para vivir, jamás. Sin embargo, ahora estas personas están haciendo más teatro, cuando partí en la televisión hace muchos años, conversando con mis más cercanas amistades de la actuación, les advertí un poco, les dije: ‘yo creo que hay que pensar un poco más en el futuro, yo creo que el mundo de la televisión va a cambiar y se va a acabar’, entonces había que pensar en cómo posicionarse desde otro lugar de la creación y de hecho, ahora hay muchos actores y actrices que están dirigiendo teatro, montando obras”, comenta.
“Pero hay muchos problemas, en una reunión de Chile Actores con la ministra del Trabajo se consignó que los actores y actrices estaban trabajando 66 horas semanales, eso no es digno para nadie”, expresa.
“¿Podrían abstenerse de presumir por un día?”
En medio de los incendios que afectaron a la región de Valparaíso, mayoritariamente a Quilpué y Villa Alemana, se dio que muchos “influencers” se acercaran a la zona o comenzaran campañas a través de las redes sociales para juntar apoyo y recursos para los afectados. En eso, el actor publicó a través de su Instagram un mensaje claro: “A los y las influencers les cuento que hay incendios y gente muerta. Podrían abstenerse de presumir por un día? Por respeto digo!!”.
Se le consultó sobre su intención al momento de la publicación: “La motivación fue una desolación tremenda de mi parte por lo que estaba pasando y sufriendo esa gente. Revisaba Facebook o Instagram y había colegas, hombres y mujeres, actores y actrices, que yo sé que necesitan vivir y, por lo tanto, algunos de ellos y ellas han creado algunas empresas mini pymes en las cuales tienen que promocionar obviamente, pero me pareció que parar uno o dos días en torno a esta tragedia, estaba bien”.
Aclaró, de igual manera, que los “influencers” a los que se refería, son personas del mundo de la actuación, no a las figuras fuera de este mundo que son catalogados como tal: “Yo no tengo relación alguna con las influencers, yo solamente tengo relación con mis colegas, no sigo ni promuevo a influencers de otro tipo. No tiene nada que ver con la farándula, fue una crítica a mis colegas”.
Chile en los Oscar
El domingo 10 de marzo se celebra la ceremonia de los premios de la Academia. Este año, son dos las películas chilenas que obtuvieron nominaciones en distintas categorías: La memoria infinita de Maite Alberdi va por Mejor documental y El Conde de Pablo Larraín por Mejor fotografía.
Los Colonos, cinta de Felipe Gálvez, era otra de las favoritas para llegar a los premios estadounidenses, y así lo hizo saber la Academia de Cine en Chile, con una votación de 89 preferencias con las que se aseguraba el apoyo de las entidades encargadas para que la cinta llegara a los Oscar.
Se le consultó sobre su opinión sobre el tema y prefirió no dar declaraciones: “No me voy a pronunciar porque yo no pertenezco a la Academia, además, yo filmé Los Colonos y también filmé El Conde que estaba postulando y éticamente no me corresponde entregar ninguna opinión respecto a ninguna de las dos películas. Estoy muy feliz por las dos nominaciones, pero no me voy a pronunciar”.
Limpia en el teatro
Se presentará entre el 3 y el 27 de abril, en el Teatro Nacional Chileno. Las entradas en preventa tuvieron un costo de $6.000 hasta el 29 de febrero. Ahora, se encuentran a $10.000 y pueden ser adquiridas en Ticketplus. Aún hay ubicaciones disponibles.