Gloria Benavides abrió una puerta que está lejos de cerrarse. En 1977, la actriz y comediante se subió al escenario de la Quinta Vergara con su querido personaje La Cuatro Dientes y se consagró como la primera mujer –y la segunda humorista en la historia– en llevarse una Gaviota por hacer reír.
“Fue un terror. Tenía mucho susto. Me habían dicho tanto, la misma gente de la organización, que era complicado, que era difícil que una mujer se parara en el escenario a hacer humor. No era bien visto, se hablaba de muchas cosas no podía hacer ”, dice Gloria Benavides a Culto.
Ese paso, sin embargo, se repitió once veces. Pero en 2001, decidió que no volvería al Festival de Viña. ¿La causa? Los cuestionamientos a su físico y a su edad. “Me llena de orgullo haber sido la primera mujer que se paró en ese escenario, con el cariño de la gente. Me dolió mucho retirarme de Viña. Me retiré, porque había una presión grande, dándonos un título de dinosaurios a los que llevaban mucho tiempo. Todos me preguntaban por qué seguía ahí”, recordó.
Consultada por Culto, Maitén Montenegro, comediante y una de las fundadoras del Jappening con Ja, comenta: “Fue un campo que era muy desconocido. No había mucha mujer en el humor. Atreverse a hacerlo no era algo fácil. Soy bien clara en decir que el humor no le pertenece a hombre y mujeres, el humor es humor. Esto es como una moda, hay épocas en que brillan más las mujeres, y otras los hombres. Caíamos en gracia con lo que hacíamos, porque no éramos un peligro. En este momento se ha vuelto realmente igualitario, y hay una valorización del público general: me hace reír o no”.
Si bien en la actualidad es común ver a mujeres en la parrilla de los festivales, en programas de humor o en redes sociales, abrirse camino entre los prejuicios en la comedia fue y ha sido pedregoso. Poner en duda el talento, las constantes alusiones a la apariencia, el acoso por parte del público o el cuestionamiento al vocabulario, son algunos de los problemas que han afectado las rutinas de las humoristas chilenas.
A raíz del Día Internacional de la Mujer, Culto se contactó con seis comediantes nacionales, quienes desempolvaron sus historias en el rubro.
“Nos falta una mina rica”
“Partí cuando no se concebía a una mujer opinando arriba de un escenario. Mis compañeras y yo nos encontramos con todas las dificultades: tener que negociar para no salir en un gags con bikini, porque esto no tenía ningún sentido; que nos trataran de feas, guatonas o de ‘no ricas’ y hacerlo sentir como algo necesario para la comedia; pasando por alto todos nuestros talentos y capacidades”, dice a Culto Natalia Valdebenito, actriz y comediante con 20 años de trayectoria, quien anunció su último show, Esto es un secreto.
Paloma Salas, quien ha trabajado como guionista, inició teloneando a la también comediante Jani Dueñas. Posteriormente, se hizo más popular gracias a su participación en el programa de Chilevisión, El Club de la Comedia. “Cuando entré a la tele y empecé a tener un poco más de plataforma, inmediatamente los comentarios eran horribles, sobre mi cuerpo y apariencia principalmente. Las veces que me invitaban a hacer comedia en la tele, los productores no tenían ningún problema en decir: ‘Ya, tengamos a la Paloma que es chistosa, pero nos falta una mina rica’”, comenta.
La comedia suele hacerse de noche, en locales o teatros. Cuando el stand up comenzó a desarrollarse en Chile, los bares eran el principal escenario de los y las humoristas. “A mí me tocó que dueños de locales fueron barsudos conmigo. Tuve que adoptar un personaje para poder sobrevivir a este ambiente nocturno, de noche, sola, siendo mujer. Para mí fue difícil. Me sentía muy expuesta como mujer a que hombres se quisieran propasar, porque te ven hablando con cierta soltura y garabatos arriba del escenario, hablando ciertos temas... que pensaban que iba a aguantar una agarrada de cintura, de manos, un besito cuneteado, ese sobajeo en la espalda. Esas cosas yo las viví mucho y por eso decidí dejar de trabajar sola”, cuenta Pamela Leiva, comediante que debutó exitosamente el 2023 en el Festival de Viña.
Otro elemento que las comediantes identifican, es el trato que reciben en cuanto a su ropa y maquillaje, en comparación con sus colegas varones. “Algo que pasa mucho, es que se hacen las reuniones de pauta, antes de cualquier cosa, y las mujeres nos tenemos que ir antes para maquillarnos, por lo que llegamos menos preparadas al escenario. Porque los tiempos están preparados para maquillarse en el estudio no más, pero nosotras estábamos 45 minutos en eso mientras el resto se preparaba”, relata Paloma Salas.
“Ese es otro requisito que tenemos nosotras, vernos bien. A mí me encanta el show, entonces para mí es un placer arreglarme para el escenario (...) siento que todo comunica y me gusta plantarme sobre el escenario así. A diferencia de los hombres, siempre van a comentar tu look. Yo recibí halagos por mi look en Viña, pero no escuché que se refirieran al look de ningún compañero. Para los hombres ese ítem no cuenta”, reflexiona Pamela Leiva.
Monse Jerez, la única mujer en el humor en la última edición del Festival de Olmué, comenta que los medios de comunicación también hacen diferencias entre hombres y mujeres. “Hay preguntas que le hacen a los hombres, que no nos hacen a las mujeres. ‘¿Tu humor es feminista?’ A ningún hombre le preguntan si su humor en machista. Te preguntas cosas como: ¿Cómo puedes compatibilizar tu carrera siendo madre?”.
“Ser señorita, pero hacer reír”
El humor se nutre de experiencias y de temas. A través de las rutinas, los y las humoristas muestran realidades personales o ficcionadas con el objetivo de recibir de vuelta las risas del público. Sin embargo, las comediantes identifican un sesgo en las críticas sus discursos.
“A las mujeres se nos alega por una cosa y se nos alega por otra cosa, si hablamos mucho de sexualidad, somos vulgares, si es que hablamos mucho de maternidad. ‘Ay no saben hablar de otra cosa’. Entonces siento que, en general, se nos critica más, transversalmente se nos critica más”, comenta Daniela ‘Chiqui’ Aguayo, humorista, quien participó en el Festival de Viña en 2017.
Ahora bien, cómo cuentan esas historias o chistes, también es una traba. “Cuando yo partí tenía muchos chistes de menstruación y se me criticó mucho. También, pasa en varios programas que, antes de salir al aire, piden que uno envíe los guiones y los revisan y dicen ‘está bien, pero no puedes decir pico’, incluso, cuando antes que tú, había pasado un hombre que había dicho diez veces la palabra. Lo excusaban en un ‘tenemos que cuidarte’”, explica Paloma Salas.
“Hay un juicio, como que debemos cumplir ciertas categorías: como ser señorita, pero hacer reír. Los hombres no tienen esa presión. No sé qué espera la gente. El humor siempre ha sido identificación y hablar desde tu experiencia. Hablo desde una mujer de cuarenta años, soltera, que decidió no tener hijos, que tiene una mamá dependiente de ella. Hablo desde mi lugar”, reafirmó Pamela Leiva.
“Las mujeres tenemos más espacio para expresarnos. Las relaciones interpersonales y de pareja también son parte de nuestras vivencias como mujeres e igual tenemos derecho a exponerla”, reflexiona Monse Jerez.
Las humoristas y los festivales
El Festival de Viña es conocida como la instancia donde los comediantes se ‘gradúan’. El evento viñamarino se ubica como el sueño de la mayoría de los y las humoristas. No obstante, es un desafío complejo que implica ubicarse en el escenario y enfrentarse al temido Monstruo.
Las sensaciones en torno a Viña y a otras instancias televisivas, como el Festival de Olmué, son diversas, e involucran claroscuros que marcan el paso –para bien o para mal– de las mujeres en el humor.
“En Viña, a diferencia de lo que pasaba en los bares, se me juzgó como se juzga a una mujer, y no como se juzga a los hombres. Claramente, los hombres pueden pasar todos los límites, pueden hablar de sexualidad, de genitalidad, sin ningún problema, sin que la gente sienta que son ordinarios. Todavía siento que hay límites que están más cortos para las mujeres, todas las mujeres cuando hablamos de nuestra genitalidad, pareciera que todavía perturba un poquito más”, comenta Chiqui Aguayo.
El 2024, la parrilla del Festival de Viña del Mar estuvo compuesta por cuatro hombres y dos mujeres, a diferencia del 2023, donde se equilibró la balanza con tres mujeres y tres hombres. Natalia Valdebenito fue la primera en cuestionar la programación de la última versión del certamen, a lo que se sumó Chiqui Aguayo.
Sobre si debería haber paridad, la conductora de Súbela Radio dice: “Sí. Pero no sé si va a ocurrir. No sé si a la gente le importa en realidad. Se me ocurrió opinar al respecto y a todos les molestó más mi opinión que la ausencia de diversidad en los escenarios”.
Una diversidad que no solo incluye mujeres, sino también disidencias sexuales. “Estoy super de acuerdo con que haya paridad, porque hay gente que dice ‘Por qué les vamos a regalar un cupo’. Y bueno, es porque ha sido siempre más difícil para las mujeres poder llegar a formatos más masivos, porque hay una manera distinta de medir. Me han ofrecido varias veces volver a Viña, pero yo no voy a volver si es que no me ofrecen libertad total”, indica Chiqui Aguayo.
Por otro lado, Pamela Leiva dice que es lo ideal. “Pero también, claro que va dependiendo de cada producción, de cada contingencia, de lo que pasa, si las y los comediantes quieren. Sería bacán, pero también entiendo que no siempre se puede”, dice al respecto Pamela Leiva.
Hace unas semanas, la humorista oriunda de Puente Alto se presentó en un festival gratuito en Longaví, oportunidad en la que recibió pifias por parte del público. “¿Qué le pasó? ¿Se está desinflando? Ya, si me queda poco concha..., ¡Respeta el trabajo, hueón!”, increpó Pamela Leiva, lo que desató aplausos y duras críticas.
“Volvería a pararle el carro a alguien que me está pifiando. No voy a ir más a festivales. Solo voy a actuar para gente que me quiera ver. No estoy dispuesta a volverme a exponer a personas que no respetan el trabajo ajeno. Con las mujeres el público es más condenador. Sobre todo los hombres. A mí las veces que me ha tocado que me han pifeado, nunca ha sido una mujer, siempre son hombres. El hombre se siente con el derecho de maltratarte”, reflexionó Leiva.
A raíz de la fracasada presentación de Javiera Contador en la última versión del Festival de Viña, las humoristas atribuyeron la causa al contexto tras Andrea Bocelli, más allá del género de la humorista. Asimismo, en la misma versión, se presentó Alison Mandel, quien la primera noche del certamen logró llevarse las dos gaviotas.
Cambiar la mirada del humor
A partir de las palabras de las entrevistadas, la comedia sigue siendo un espacio donde los estereotipos de género se cuelan entre los comentarios, las críticas y las preguntas hacia las mujeres en el humor.
“Hay una cultura de humor más masculina y eso es lo que nosotras estamos tratando de cambiar, con una generación de comediantas muy buenas. O sea, no sé si ha habido otro momento en que hayan habido tantas mujeres comediantes trabajando, y eso me gusta mucho y siento que juntas podemos cambiar esta manera de ver el humor”, reflexiona Chiqui Aguayo.
Si bien se ha avanzado harto en estas materias, Pamela Leiva rememora un hecho del 2023 que la dejó perpleja. “Habíamos terminado un show y con mi equipo nos fuimos a tomar un traguito. Sale un tipo y me dice: ‘Hola Pamela, que buena que viniste, foto, foto, foto…'. El huéon me abraza y me pasa a agarrar toda la pechuga y yo quedé helada. A mí me encanta saludar a la gente y me he visto expuesta a esas situaciones, donde no sabes como reaccionar. Al final, hace que uno empiece a tomar más distancia, cuando no es lo que yo quiero”, cuenta.
Natalia Valdebenito dice que falta mucho por mejorar la comedia para las mujeres. “Todos los temas si me preguntas. Hay mucho por hacer y si ves comedia hecha por mujeres y disidencias lo entenderás mucho mejor. Por mi parte hago lo que me toca, y nunca abandono las temáticas incómodas, aunque estas no encajen en este nuevo molde.”