Fue a las 5 de la tarde del frío 6 de julio de 1972 cuando un grupo de políticos apareció en la Dirección del Registro Electoral, en Santiago. Mientras fumaban cigarrillos Hilton, 555 y Turbo, procedieron a inscribir a un “nuevo” conglomerado político. El Partido Federado de la Unidad Popular. Una iniciativa que reunía bajo un solo paraguas a los partidos que por entonces conformaban el oficialismo. Vale decir, el Partido Comunista, el Partido Socialista, la Izquierda Cristiana, el MAPU, el Partido Radical, y el movimiento Acción Popular Independiente.

Como símbolo, según señala la nota de La Tercera del 7 de julio de 1972, se usó un distintivo “exactamente igual a aquel que fuera distintivo de la campaña presidencial del actual Jefe de Estado”, y el primer presidente de la nueva colectividad se escogió al senador Adonis Sepúlveda Acuña (PS). La iniciativa es lo más similar en la historia de Chile a lo ocurrido recientemente con la aprobada fusión de los partidos del Frente Amplio.

Pero vamos por partes, ¿por qué se formó este singular partido? Básicamente por un problema político y legal. Así lo explica a Culto el historiador Alejandro San Francisco, doctor en Historia y académico de la Universidad San Sebastián (USS). “Entre 1958 y 1962 hubo una serie de reformas electorales, destinadas a “democratizar” el sistema político chileno, entre otras cosas. En 1960 se dio lo que Ricardo Gamboa llama la ‘reforma extraña’, que suprimió los pactos en las elecciones de diputados. Esta reforma pretendía que el sistema democrático chileno se estructurara en torno a partidos grandes (eliminando los pequeños o micropartidos), además de evitar las prácticas nocivas que practicaban los partidos pequeños. En la práctica fortalecía los partidos más grandes y también la democracia”.

Es decir, fue con miras a las parlamentarias de 1973 que los partidos del oficialismo (y también la oposición, que formó el CODE) decidieron recurrir a alguna argucia que les permitiera agruparse pese a la prohibición de los pactos. Así que el paso fue preguntar en el TRICEL sobre la fórmula de un partido federado. “En 1973 los partidos consultaron al Tribunal Calificador de Elecciones sobre la posibilidad de formar listas conjuntas para las elecciones parlamentarias -agrega San Francisco-. La respuesta fue lo que permitió la conformación de los dos grandes referentes en marzo de 1973″.

Elección presidencial 1970. Archivo Copesa.

La respuesta del TRICEL, del 6 de julio de 1972, fue la siguiente:

“1.-Que los partidos políticos son libres para darse una organización centralizada y unitaria, o bien la estructura de un partido federado

2.-Que no hay inconveniente para que el partido federado se forme por partidos políticos y no por personas naturales, las que se entenderán adheridas al partido federado a través del correspondiente núcleo político del cual formen parte, sin perjuicio de que también pueden incorporarse personas naturales al partido federado, a menos que el estatuto de éste disponga lo contrario, previniéndose sin embargo, que tratándose de una confederación de partidos sólo pueden ser miembros de ella, los partidos políticos no así las personas naturales.

3.-Que los partidos políticos federados son libres para contemplar en su estatuto la disposición de que los diferentes partidos que lo componen pueden obedecer a declaraciones de principios o a ideologías diversas, organismos directivos distintos o a organismos estructurales diferenciados, coordinados entre sí en la forma que el estatuto lo disponga, con la expresa prevención, sin embargo, de que el partido federado deberá necesariamente someterse a la exigencia contemplada en el inciso 7ª del artículo 20 de la Ley General de Elecciones relativa a la existencia y composición de sólo una mesa directiva central”.

SALVADOR ALLENDE GOSSENS, PRESIDENTE DE LA REPUBLICA, LUIS CORVALAN, CARLOS ALTAMIRANO EN CONCENTRACION DE LA CUT Y EL PARTIDO COMUNISTA. 18.04.1972.

Es decir, el Partido Federado de la Unidad Popular era más bien una coordinación que una fusión. “Se trató de un acuerdo instrumental, solo válido para las elecciones parlamentarias de marzo de 1973, pues en ambos casos (como el del CODE también) los partidos mantuvieron dirigencias, logos, identidad y otras tantas cosas. En la práctica, siguieron siendo partidos autónomos y no un partido unificado”, dice San Francisco.

Así, el Partido Federado de la Unidad Popular participó en las elecciones parlamentarias del 4 de marzo de 1973. Obtuvo un 43% de los votos, que equivale a 20 senadores y 63 diputados, mientras que la CODE obtuvo un 56% de los votos, quedando con 30 senadores y 87 diputados. Sin embargo, la oposición no pudo obtener los 2/3 de los escaños del Congreso, necesarios para impulsar una acusación constitucional contra el Presidente de la República.

Posterior a ello, en una carta que Salvador Allende le mandó a Rafael Agustín Gumucio (por entonces, presidente de la entidad), el 15 de marzo de 1973, comentó que el nuevo partido podría ser algo más que una mera colectividad instrumental, pero manteniendo el carácter independiente de sus miembros. “El pronunciamiento del pueblo revela que se han creado las condiciones políticas mínimas para que el partido de la Unidad Popular salga de su estado embrionario actual y se imponga como instrumento para el futuro de la revolución. Es una exigencia de las masas, es una condición de Gobierno, es una exigencia histórica. El pueblo debe contar con una dirección política unitaria y eficaz. Pueblo, Gobierno, organizaciones de masas deben actuar en un mismo sentido. No se trata de formar un partido único, se trata de articular a los diferentes partidos en un solo organismo que, respetando su autonomía, los integre y complemente mejorando su accionar. La unidad ha sido la clave de las victorias del pueblo. La unidad será la clave de las victorias venideras”.

Congreso del Partido Federado de la Unidad Popular, junio de 1973. Archivo Histórico – Cedoc Copesa.

La idea de mantener al “Partido” fue llevada más lejos e incluso alcanzó a realizar su primer -y único- Congreso entre el 22 y 24 de junio de 1973, en el Teatro Municipal de Santiago. Como presidente, asumió de nuevo Adonis Sepúlveda y en la jornada de cierre, habló Salvador Allende, quien recalcó el carácter del partido. “Lo que el Partido Federado a mi juicio representa. No es un partido único, no es un partido monolítico. Está integrado por diversas colectividades, cada una con su programa, su propia concepción doctrinaria, e ideológica, pero que confluyen a este partido, en función de la consecuencia en la apreciación de la necesidad de un programa para Chile, las tácticas que deben realizarse para convertir en realidad el proceso revolucionario teniendo una estrategia que nos una a todos”.

“No está Chile preparado socialmente para un partido único, como los que existen en algunos países que han alcanzado el socialismo. Por otra parte, este Congreso del Partido Federado en sí mismo, no es excluyente, a mi juicio, y debe considerar a aquellos que no tienen una militancia partidaria cómo la nuestra, pero que en realidad pueden y deben estar junto a nosotros en las tareas que levantamos como necesidad fundamental para Chile y su pueblo”.

Congreso del Partido Federado de la Unidad Popular, junio de 1973. Archivo Histórico – Cedoc Copesa.

San Francisco explica cómo funcionaba esta colectividad: “Cada partido era plenamente autónomo, con autoridades propias, secretarios generales y comisiones políticas, pero integrados en el pacto de gobierno de la Unidad Popular, máximo organismo del conglomerado, incluso sobre el presidente Allende. La limitación es que tenían derecho de veto recíproco, por cuanto los acuerdos debían tomarse por unanimidad, que no siempre se lograba. Es conocido el caso del famoso plebiscito que se pensó en 1973 y que Allende propuso -al igual que el diálogo con la Democracia Cristiana- sin encontrar apoyo en los partidos o la mayoría de ellos”.

Hoy es distinto: el Frente Amplio quiere pasar a ser un partido, como tal, dentro de la nueva institucionalidad. Podrá tener corrientes internas, como existen en los partidos, pero será uno, ante la ley, en el Congreso, para presentar listas y candidatos, para recibir dineros públicos”.

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