El recuento es obra de la propia agrupación: 880 conciertos, 182 ciudades y 19 países. De esos shows, ¿cuántos fueron en Chile? 14 en total, posicionándose como el 8° país más visitado por El Mató a un Policía Motorizado en toda su historia, según el listado que la banda lanzó en enero.
El motivo de ese balance eran los 20 años que el grupo argentino cumplió en 2023. Dos décadas de existencia que le han permitido posicionarse como uno de los nombres indispensables del rock alternativo de la región y probablemente como el conjunto clave del indie rock de los 2000 en Argentina.
Ese kilometraje se manifiesta en un despliegue prácticamente sin baches en su versión en directo, una máquina bien aceitada en que la furia y la vulnerabilidad se conjugan para expresar una perspectiva poco alentadora respecto al mundo.
“¿Quién te va a cuidar?/ En este mundo peligroso/ Tenemos que estar juntos/ ¿Quién detendrá a la turba iracunda si no estoy con vos, nena? Con este magnetismo que sigue bajando, nena”, canta Santiago Barrionuevo –más conocido como Santiago Motorizado– en El magnetismo, un tema del año 2012 que no ha perdido ni un ápice de su vigencia más de una década después.
El cantante, compositor y bajista interpreta esa canción con esa cadencia sobria pero enigmática que lo ha vuelto un frontman inconfundible. Luego, haciendo gala de su versatilidad, recurre a sus matices en La noche eterna, uno de los mejores tracks de La síntesis O’konor (2017), el formidable disco que los puso en otra liga.
Parte del cartel de Lollapalooza Chile 2024 –por primera vez–, la agrupación se presentó este viernes en el Alternative Stage cuando caía la tarde, entre las 19:00 y 20.00 horas. Los rayos de luz se filtraban por el remozado escenario –ahora cubierto por un techo que ayuda bastante a capear el calor– mientras la banda despachaba un set ajustado a este tipo de instancias, siguiendo con Un segundo plan, El perro y Más o menos bien, la más coreada durante su hora de concierto.
Barrionuevo y sus compañeros mantuvieron una faena impecable pese a dos contratiempos: el inicio del show de Dombresky en el Perry’s Stage, el espacio dedicado a la electrónica (cuyo sonido obstruía a ratos), y el retiro de una parte nada despreciable del público, presumiblemente para moverse por el parque y encontrar un lugar cómodo para esperar a Limp Bizkit, que arrancaba a las 19:45 horas en uno de los dos escenarios principales.
El grupo oriundo de La Plata está en medio de la Gira Mundial Súper Terror, un tour que los ha llevado –y los llevará– por Estados Unidos, Europa y Latinoamérica. De hecho, su última visita a Chile (en el Teatro Caupolicán, en noviembre) fue en el marco de esa serie de conciertos que celebran su sexto álbum de estudio, Súper terror (2023).
Aunque su set en eventos como Lollapalooza tiene una duración más abreviada, ratifican su confianza en el nuevo y material y despachan varios tracks de ese disco de manera consecutiva (Tantas cosas buena, Medalla de oro, Diamante roto). Canciones que rápidamente parecen haber escalado entre las más entrañables para sus seguidores.
“¿Quieren más o ya están bien?”, le pregunta el líder al público, antes de lanzarse con El tesoro, una de los peaks de la presentación. Todos los que eligen no moverse de su lugar reciben como recompensa Yoni B, Excalibur, Ahora imagino cosas, Chica de oro y, finalmente, Mi próximo movimiento. Imposible no retirarse con una sonrisa en la cara.