En 1961 se decretó que el 27 de marzo sería el Día Mundial del Teatro, para valorizar el aporte de esta disciplina en la cultura a nivel mundial. Diez años después de promulgada la fecha, Pablo Neruda fue el encargado de dar el Mensaje Internacional referido al teatro, donde dedicó unas palabras a este género - hasta ahora ha sido el único chileno con esa misión -. Ahora bien, ¿por qué un insigne poeta fue elegido para hablar de dramaturgia? Principalmente, se debe a su importancia en el mundo de las letras, a su trabajo en una pieza importante del mundo teatral y, probablemente, a su amistad con el dramaturgo estadounidense Arthur Miller.
“Vi en alguna parte, en Montevideo o en Caracas, The Price de Arthur Miller. Me gustó dolorosamente. Era un Chéjov duro, implacable, sin sonrisa. Salí del teatro y lo dejé atrás de mí: quise olvidar aquella exactitud amarga. En el mismo año vi en París una pieza peluda, cínica y desenfrenada. Me gustó su desbordamiento, su electricidad erótica, sus posibilidades de ruptura”. Así comienzan las palabras del poeta en su mensaje, quien ese mismo año, pero meses más tarde, fue reconocido con el Premio Nobel de Literatura.
“El teatro ha roto la cáscara de un huevo de avestruz inmenso; esperamos, sentados, los hombres, desde la primera hasta la última fila, que el ave nueva se eche a correr, a volar (...) La poesía es mi pan de cada día: soy solo un poeta de Chile, cercano y distante de cada uno de ustedes, hombres y mujeres del teatro mundial. Me atrevo, sin embargo, a pensar en lo que compartiremos todos: un teatro simple, pero no simplista, crítico pero no inhumano, un teatro sin limitaciones que avance como un río de los Andes, imponiendo sus propios límites”, termina de escribir el poeta desde Isla Negra.
Tal como esboza Neruda en el mensaje, su relación con el teatro no es tan estrecha como sí lo es con la poesía. No obstante, hay quienes sí ven en su vida y en su obra algo teatral. “Carecía del don de la puesta en escena para, por ejemplo, dramatizar los actos de su vida, que los hubo a raudales con auténtica estructura teatral (…) Sin embargo, a pesar de no sacarle partido al teatro fundiéndolo con la vida real (…) no se negaba a escena (…) De la misma forma, la famosa conferencia al alimón, que pronunció en Buenos Aires (1933), junto a García Lorca, a propósito de la admiración de ambos poetas por Rubén Darío. El acto fue, sin duda, una lectura dramatizada, la antesala misma de un montaje propiamente dramático”, explica el escritor y crítico literario, Mario Valdovinos, en la revista Nerudiana en 2010.
De poeta a dramaturgo
“Hace algunos años el gran actor y director francés, Jean-Louis Barrault, me pidió que le escribiera algo para presentar. ‘Soy solo un poeta y no me interesa, sino escribir mis versos. Y, además, no sabría como escribir para el teatro’, le dije. ‘Esa es tu equivocación - me contestó Barrault-, tú escribes poesía y yo te la hago teatro’”, dijo el autor de Residencia en la tierra en una entrevista recogida por Valdovinos.
En 1964, le encargaron la traducción al español de Romeo y Julieta, que publicó editorial Losada el 9 de septiembre. Tres años después, el mismo poeta se atreve con una obra de teatro: Fulgor y muerte de Joaquín Murieta, publicada por editorial Zig-Zag. “El teatro es ajeno a mí y estoy seguro de haber escrito una pésima obra teatral”, dijo Neruda sobre su texto en un programa radial.
El estreno de la producción sobre Joaquín Murieta tuvo lugar el 14 de octubre de 1967, en la sala Antonio Varas del Instituto de Teatro de la Universidad de Chile, con Pedro Orthus en la dirección escénica.
La amistad entre Neruda y Miller
Arthur Miller fue un destacado dramaturgo estadounidense, autor de Las brujas de Salem, Muerte de un viajante y The Price. Entre 1966 y 1969, se desempeñó como presidente del PEN Club Internacional, una asociación mundial de escritores vigente hasta hoy, que busca la cooperación intelectual entre poetas, ensayistas y novelistas (de ahí el acrónimo).
En su primer año en el cargo, invitó a Pablo Neruda a un congreso en Nueva York. No obstante, el escenario político de la Guerra Fría complicaba la presencia del escritor, cuyos vínculos con el comunismo eran sabidos a nivel mundial. “Espero, tanto en forma personal como presidente del PEN Internacional, que Ud. acepte esta invitación. Hay razones para creer que podrá entrar al país”, escribió Miller.
A pesar de las complicaciones, el poeta nacional llegó a Estados Unidos en compañía de Matilde Urrutia. El congreso giró en torno a la figura del poeta comunista que llegaba a las tierras del capitalismo. Su paso fue acontecido. Visitó junto a Arthur Miller librerías – una en Manhattan (ver fotografía) – y cafeterías, grabó sus poemas en la Biblioteca del Congreso en Washington y se presentó ante universitarios en la Universidad de Berkeley.
Su vista igualmente sacó ronchas en Cuba. Intelectuales cubanos publicaron en el diario Granma una carta abierta a Pablo Neruda, criticando su relacionamiento con sus ‘rivales’.
“Mi contacto con los escritores norteamericanos, con los estudiantes, con mis lectores y con este pueblo ha sido una experiencia poética y política de primera importancia”, dijo el autor de Veinte poemas de amor y una canción desesperada en El Mercurio, el 16 de julio de 1966.
“Esta vez, debatimos los problemas americanos con Carlos Fuentes, de México; Martínez Moreno y Onetti, de Uruguay; Ernesto Sábato, de Argentina; Nicanor Parra, de Chile, y Mario Vargas Llosa, de Perú. Fue un gran honor tomar parte en las discusiones con hombres del nivel de Arthur Miller y con novelistas de Europa del Este”, comentó Neruda en una conferencia de prensa recogida por el mismo medio.
La corta relación del poeta con el teatro legó reflexiones sobre obras que presenció en el mundo y una obra teatral que, a pesar de no ser del gusto de su autor, queda en los registros de uno de los escritores más importantes de Chile.