Es una época fecunda para los proyectos basados en leyendas musicales. Se encuentran en preparación biopics sobre Bob Dylan, Michael Jackson, Linda Ronstadt y Bruce Springsteen, mientras que Sam Mendes planea hacer cuatro filmes sobre The Beatles. Ahora, un par de meses después del debut de Bob Marley: La leyenda, llega a los cines el primer largometraje de ficción sobre Amy Winehouse.
La directora Sam Taylor-Johnson y el guionista Matt Greenhalgh se reencuentran tras Nowhere boy (2009), sobre la infancia y adolescencia de John Lennon, y juntos perfilan a la estrella inglesa en Back to black. La película es respaldada por la familia de la cantante, aunque la cineasta ha declarado que sus cercanos no tuvieron incidencia en la historia.
Con fecha de estreno para este jueves 11 en salas del país, la ficción examina a la artista (Marisa Abela) a partir de su juventud en Camden, en el noroeste de Londres. Hija de padres divorciados (interpretados por Eddie Marsan y Juliet Cowan) y nieta de una abuela entrañable (Lesley Manville), parece demostrar un gran talento vocal desde temprana edad.
El relato se mueve rápidamente a la creación de su primer álbum, Frank (2003), y con la misma agilidad salta a las circunstancias en que conoció a Blake Fielder-Civil (Jack O’Connell), el pendenciero del que se enamora durante una noche en un bar londinense. El inicio de la relación es eléctrico, pero la ruptura es lo que la inspira a crear su magistral segundo disco, Back to black (2006). También es durante ese noviazgo que acentúa su adicción a las drogas duras, excesos que terminarían por destruir su vida.
El trabajo de Marisa Abela, quien canta en el filme, ha sido el aspecto que ha acaparado más elogios de la crítica. A juicio de la versión británica de la revista Rolling Stone, brinda “una actuación magistral” mientras da vida a “una versión simpática y vulnerable de Amy”.
“La Amy de Abela es una auténtica fuerza de la naturaleza”, reseñó Variety, asegurando que acierta “en cada aspecto, estado de ánimo, articulación y expresión musical”. Según la perspectiva de The Guardian, ofrece “una actuación completamente atractiva y dulce”. Y agregó: “Abela transmite su ternura y, quizás lo que es más conmovedor de todo, su juventud, tan claramente en conflicto con esa imagen dura y voz inquietantemente madura”.
Aunque rotuló a la cinta como “pálida”, Screen Daily destacó el despliegue de la protagonista. “Es correcta la ejecución de Abela de las canciones: tiene una interpretación enérgica y un dominio impresionante de las curvaturas de las notas, los énfasis y las inflexiones irónicas características”.
Más distante se mostró The Wrap, que señaló que la actriz “hace todo lo posible por recrear su personalidad artística, a veces con buenos resultados. Pero nunca capta del todo la energía de Winehouse (…) La actuación de Abela posee una energía juvenil que persiste por mucho que Winehouse caiga en adicciones o en angustia emocional”.
El padre y el esposo
“Back to black es, como su heroína, defectuosa y falible, pero con frecuencia muy conmovedora”, sintetizó The Hollywood Reporter, calificando a la película como un “retrato cuidadosamente calibrado de la fallecida Amy Winehouse”.
En contraparte, The Telegraph sostuvo que es un “drama demasiado cauteloso” y The Independent estimó que “tiene demasiado miedo a las preguntas difíciles”.
Ese último periódico cuestionó el retrato que el largometraje realiza de Mitch Winehouse y Blake Fielder-Civil, el papá y el esposo de la cantante, respectivamente. “Los únicos villanos en esta narrativa son los paparazzi”, apuntó el medio, junto con concluir que ambos salen “impunes”. Recurrió a la ironía para describir al personaje basado en Mitch como “el santo patrón de los padres optimistas” y llamó al papel interpretado por Jack O’Connell como “una mezcla de Heathcliff, Sid Vicious y Mary Poppins”.
“Se le muestra como un padre amoroso y preocupado que quizás es demasiado blando con su hija, y muchos sentirán que el filme es demasiado blando con él”, expresó Rolling Stone, advirtiendo las diferencias entre la cinta de Taylor-Johnson y el documental Amy (2015), de Asif Kapadia.
Coincidió Screen Daily, que concluyó que en general se le perfila como “un padre tierno y atento”. “La simpática actuación de Marsan ayuda a descartar preguntas muy incómodas”, aseveró. Y sobre el novio indicó que “este Blake nunca se siente convincentemente tóxico”.
“¿Cómo es posible que haya tan poco que decir sobre la forma en que su agente, su sello discográfico, su padre y su marido pasaron por alto, permitieron y/o explotaron su abuso de sustancias? El filme dedica más energía a asegurarnos que Winehouse tomó sus propias decisiones y que las personas de su vida que aún están vivas no merecen ser juzgadas con dureza”, planteó The Wrap. “Obtenemos un recorrido turístico genérico por la vida de Amy Winehouse, que nos muestra básicamente lo que sucedió sin ofrecer ninguna revelación y escaso estilo”.
El medio Little White Lies también criticó la falta de mirada de la película. “No tiene ningún interés real en el proceso artístico o la inspiración de Amy”, observó. “Incluso en el nivel más básico, no se puede descubrir nada nuevo sobre Amy a través de este filme; es tan revelador como preguntarle a tu pariente más anciano qué recuerda de ella”.
Por otro lado, The Guardian fue uno de los medios más satisfechos con la propuesta. “Una dramatización urgente, cálida y sentida (…) Es una película con la simplicidad, incluso la ingenuidad, del tributo de un fan”, opinó, encumbrándola como la mejor obra de su directora. Eso sí, reconoció que es una cinta “gentil e indulgente” y que “está más interesada en el romance y la creatividad que en los demonios o la culpa”.
En una tecla similar, Deadline expuso que “es un filme inusual, en el sentido de que no se reduce a nada en particular: no es acerca de la fama, no es acerca del dinero, no es (en verdad) acerca de la adicción. Sin embargo, pinta un retrato inesperadamente complejo de una artista que, a lo largo de los años, ha sido retratada en gran medida con trazos amplios y condescendientes”.
The Telegraph fue uno de los que agradeció que la historia omitiera los pasajes más sombríos de su biografía. “Los realizadores de Back to black atendieron lo que se podría haber convertido en un reclamo y nos ahorraron a nosotros (y a ella) ciertos momentos oscuros en este compasivo retrato, incluida su sobredosis de drogas en 2008 y la borrachera que la llevó a la muerte a los 27 años en 2011″, cerró.