Amy Winehouse amaba los tatuajes. El primero que se hizo fue un diseño de Betty Boop, el popular personaje de dibujos animados nacido en los años 30, que se realizó en la parte baja de la espalda cuando tenía 15.

De los 14 tatuajes que tenía en distintas partes del cuerpo probablemente el que se volvió más icónico fue el que se hizo en homenaje a Cynthia, su abuela paterna con pasado como cantante: una chica pin-up con blusa roja arremangada y el cabello hasta la altura de los hombros, que adornaba gran parte de su brazo derecho.

Foto: Getty Images.

El único que intentó borrarse fue aquel que tenía a la altura del corazón, encima de otro que semejaba el diseño de un bolsillo. Era simplemente un nombre: Blake’s. Una alusión directa a Blake Fielder-Civil, el asistente de producción que fue su esposo entre 2007 y 2009, y con quien mantuvo una relación volátil antes, durante y después de su matrimonio.

Múltiples fuentes han expresado que, si bien ya fumaba marihuana y bebía en exceso, la artista empezó a consumir crack y heroína luego de conocerlo. Nick Shymansky, el primer mánager de su carrera y uno de sus amigos más estrechos durante sus primeros años, ha relatado que Winehouse modificó su comportamiento totalmente. Según sus recuerdos, fue a partir de febrero de 2005.

Esa fue la semana en que ella conoció a Blake Fielder-Civil. Amy cambió de la noche a la mañana. Durante seis años fue completamente consecuente y de repente fue como tratar con una persona diferente. Hasta el final hubo destellos de la Amy que conocía, pero algo realmente cambió. Mi opinión en ese momento, y mi opinión ahora, es que ella se intoxicó con drogas fuertes tan pronto como conoció a Blake”, explicó a The Telegraph en 2015, a raíz del estreno del documental Amy, que compartía la misma tesis.

También se ha podido constatar que Winehouse se inspiró en su quiebre con Fielder-Civil para crear su segundo álbum, el imprescindible Back to black (2006). “Ella me contaba historias sobre Blake y su tempestuosa y extrema relación. Ese primer día ella escribió la canción Back to black, toda la letra y la melodía, en dos o tres horas”, detalló el productor Mark Ronson en una entrevista que concedió para ese largometraje.

Foto: Shirlaine Forrest/WireImage

Ambos venían de una ruptura importante cuando se casaron en mayo de 2007, en una boda secreta en Miami. Fue uno de los pocos momentos de anonimato de una relación tormentosa que fue ampliamente registrada por los tabloides británicos.

Mitch Winehouse, el papá de la cantante, tenía una impresión clara sobre su entonces yerno. “Recientemente me detuve a pensar que uno de los álbumes más vendidos en el Reino Unido en lo que llevamos del siglo XXI trata sobre la basura más grande a la que Dios le ha permitido respirar. Es muy irónico, ¿no?”, escribió en su libro Amy, my daughter (2012).

Seguramente el progenitor de la estrella inglesa es uno de los más sorprendidos con el retrato de Fielder-Civil en Back to black, la película biográfica sobre la autora de Rehab. La cinta dirigida por Sam Taylor-Johnson y escrita por Matt Greenhalgh –que acaba de debutar en cines chilenos– lo perfila como una figura carismática que encantó a Winehouse desde un primer instante.

La protagonista –encarnada por Marisa Abela– conoce a su futuro esposo (Jack O’Connell) en un bar de Camden llamado The Good Mixer. Amy, ya instalada como una figura pública después del éxito de su primer disco (Frank, 2003), no puede creer que esté fingiendo que no sabe quién es o a qué se dedica. Luego luce curiosa cuando él le muestra Leader of the pack, de The Shangri-Las, el grupo femenino de los años 60.

Jack O'Connell en la película. Foto: Ollie Upton/Focus Features

“Es innegable que Abela tiene química con O’Connell, cuya actuación muestra exactamente por qué Amy se enamoraría del descarado y burlón engreimiento de Blake”, expresó Screen Daily, advirtiendo que “este Blake nunca se siente convincentemente tóxico”.

Quizás el mayor problema del filme es una omisión. “La culpabilidad de Fielder-Civil en la adicción de Winehouse ha sido un tema que ha causado discusión durante años (..) Sin embargo, en Back to black Blake –un chico inseguro, ocasionalmente malhumorado, fácil de querer, dulce y seductoramente interpretado por Jack O’Connell– no le presenta a Amy las drogas duras”, planteó la crítica de The Independent.

¿Quién facilitó su adicción a la heroína y el crack, entonces? Según el largometraje, su primer contacto con ese tipo de sustancias no fue en pareja. Little White Lies, medio que describió a la película como “miserable”, señaló que “además de darle crédito a Blake por encontrar el sonido de Amy, Taylor-Johnson también hace todo lo posible para representar la primera vez que Amy prueba drogas duras como una ocasión en la que ella está sola. Back to black es una excelente coartada para aquellos en la vida de Amy que se aprovecharon de su vulnerabilidad”.

Otra ausencia ha llamado la atención. La producción decide recrear el discurso de agradecimiento de la cantante en los Grammy 2008 casi íntegramente. Casi, porque excluye la curiosa dedicatoria que le dedicó a su esposo: “Mi Blake, mi Blake encarcelado”, dijo en referencia a que entonces se encontraba en prisión en Londres.

Como resultado de esas decisiones, Fielder-Civil –a ojos de muchos, el gran villano en el proceso de autodestrucción de la artista fallecida en julio de 2011– sale mejor parado de lo que cualquiera podría haber anticipado. “Recupera un poco su reputación gracias a un retrato bastante compasivo del guión y a la carismática interpretación de Jack O’Connell”, afirmó The Hollywood Reporter.

Durante los últimos años el exmarido de Winehouse ha mantenido un perfil más bien bajo, lejos de los escándalos de los 2000 y siendo muy selectivo con sus apariciones públicas. Hizo una excepción este viernes al brindar una entrevista al programa Good Morning Britain, donde presentó una imagen serena y reflexiva. Aseguró que ver la cinta de Sam Taylor-Johnson le resultó “terapéutico” y que tuvo un encuentro con Jack O’Connell.

Según su perspectiva, Back to black es “una representación más precisa de la relación (...) En el sentido de que no se trataba sólo de la adicción. Por mucho que esos hubieran sido los titulares más obscenos y el objetivo de los paparazzi, había adicción, pero ese era sólo un aspecto. La relación comenzó como toda relación”.

Y cerró: “Amo a Amy y ella también me amaba. Si hubiera algo que pudiera hacer para traerla de regreso, obviamente lo haría”.

Sigue leyendo en Culto