Una idea le rondó por años a Raúl Zurita Canessa (74). Proyectar una serie de versos en un acantilado, al borde del mar, en la oscuridad de la noche. Es la misma iniciativa que se le vio intentar llevar a cabo sin éxito en el documental Zurita, Verás No Ver (2019), de la cineasta Alejandra Carmona. Pero una idea es como un ruido de fondo que no se va del todo hasta que sale materializado.
Zurita craneó y probó ideas para llevarlo a cabo, sin lograrlo, hasta que se topó con el colectivo Delight Lab. Sí, los mismos que han proyectado frases en edificios y otros lugares emblemáticos a base de rayos de luz, como el “Chile despertó” en el edificio de Telefónica durante el estallido social. Pero el colectivo también tiene experiencia en proyectar poemas, como el verso de José Ángel Cuevas en Plaza Baquedano en 2020. Entre Zurita y Delight Lab ya hubo una acción conjunta previa, cuando en el cierre de la pasada Furia del Libro de Invierno 2023 se realizó una “lectura furiosa” donde Zurita leyó algunos de sus versos con una proyección lumínica en toda la Estación Mapocho de fondo. Impresionante.
Y gracias a Delight Lab -y el apoyo económico de Fundación Engel- se logró. Al anochecer del pasado 24 de marzo, con los últimos estertores del verano, se llevó a cabo la acción de arte VERÁS donde los versos del Premio Nacional de Literatura 2000 se proyectaron en los acantilados del norte de Chile, específicamente, en Caleta Vitor, una pequeña localidad cerca de Arica. Fueron sus rocas escarpadas las que recibieron la lumínica puesta en escena.
Octavio Gana, de Delight Lab, comenta a Culto cómo se realizó esta acción de arte: “Luego de la intervención que hicimos con el asesinato de Camilo Catrillanca con el verso de Raúl, nos reunimos y ahí Raúl me comenta sobre la obra sobre los acantilados, si podía revisar cómo hacerla porque no han podido dar con la técnica. Fue durante la pandemia que estuve investigando y revisando cada una de las posibilidades para poder ejecutarla, si desde drones, un helicóptero, un barco, incluso un brazo minero. Se revisó todo”.
Hasta que Gana dio con la solución técnica que pudiera salvar los escollos del desmembrado terreno del sitio. “Una vez escogida la técnica que fue iluminación láser de alta potencia y la locación que fue Caleta Vitor, el principal problema era poder probar en el acantilado mismo. Más que un problema, el desafío era determinar la cantidad de proyectores para que pudieran hacer bien los versos, la potencia para tener la certeza de que se iban a ver ya que la luz debía avanzar 1.2kms de distancia para poder proyectar el acantilado que a la vez tiene una superficie irregular, por lo que ir a hacer pruebas previas fue determinante para el éxito en la ejecución final”.
En medio de un viaje que se encuentra realizando a Estados Unidos, Zurita se dio un tiempo para comentar con Culto sobre el origen de esta acción de arte: “Yo he tenido en mi vida tres ideas: escribir sobre el cielo, escribir sobre el desierto y escribir un poema en los acantilados frente al mar. Los dos primeros fueron mis proyectos diurnos: lo del cielo se pudo ver de día, la inscripción en el desierto ‘Ni pena ni miedo’, solo puede verse de día; y el de los acantilados es mí proyecto nocturno, solo pudo verse en la noche porque pensé que si he trabajado con mi vida también tengo que trabajar con mi muerte, y el poema se diluye con la luz del amanecer. Luego solo queda el ruido del mar. Desde que lo pensé han pasado 22 años y no habría sido posible sin Andrea y Octavio del colectivo Delight lab cuya muestra de generosidad artística es algo que jamás olvidaré”.
Zurita todavía recuerda con emoción el momento en que se realizó la acción de arte. “Mientras iban apareciendo las frases yo pensaba en los seres que más he querido, se me aparecían sus rostros como si emergieran desde los acantilados. Recordé entonces el Canto 81 de Pound: ‘Lo que de verdad amas no te será arrebatado / El amor es tu única herencia”.
Gana también lo recuerda, y agrega que la acción fue registrada en video. “El momento se vivió con mucha emoción y nerviosismo, queríamos mucho que resultara y que Raúl lo pudiera ver bien. A la vez que el equipo audiovisual liderado por Felipe Ríos pudiera hacer un registro impecable del poema acción”.
“De la obra de Raúl nos atrae por supuesto su poética, pero también mucho el cómo expande los imaginarios de la poesía y del arte, es entonces cuando la obra no tiene limites, ahí nos sentimos cómodos como colectivo, cuando abrimos imaginarios nuevos y estamos al borde de lo real y de lo realizable, tanto por un aspecto técnico como por una valentía en la determinación de hacer o no hacer este tipo de acciones que van más allá de lo establecido. A veces hay que esperar años para que la tecnología nos acompañe, para que las voluntades se den, y para que la sincronía marque una nueva pauta para un nuevo horizonte posible”.
Como mencionó Zurita, esta no es la primera vez que los versos del renombrado poeta chileno se fusionan con la naturaleza, transitando del ámbito poético al de las artes visuales. En 1982 tuvo lugar La Vida Nueva acción en que un avión trazó sus versos en el cielo de Nueva York; y en 1993 otro de sus poemas, “Ni pena, ni miedo”, quedó permanentemente inscrito en el desierto de Atacama.
El poema Verás relata las veintidós imágenes que verá un ser humano en su paso por la tierra. La acción, que comenzó con la puesta de sol, transitó por la oscuridad total de la noche y terminó en el amanecer, reveló con nitidez y fuerza tanto los versos escritos como la textura del acantilado. Los versos se sucedieron a lo largo de la noche: Verás un mar de piedras… Verás margaritas en el mar… Verás un Dios de hambre. Estos fueron recitados por Zurita durante la acción. Las últimas frases Verás cielos en fuga… Verás que se va… Verás no ver… Y llorarás, concluyeron al amanecer, con el último verso quedando suspendido en el acantilado hasta que la salida del sol lo extinguió.
El registro de dicha acción efímera, que incluye imágenes, un video experimental hasta un documental, se encuentran en un proceso de postproducción y se dará a conocer al público en un circuito de exhibición, cuyos detalles se anunciarán más adelante. Los derivados de esta intervención serán parte de la colección de Fundación Engel y se podrán ver en un futuro en el museo NuMu.