En el futuro cercano, el presidente de Estados Unidos (Nick Offerman) ha transgredido la constitución y está acorralado en la Casa Blanca. La alianza formada entre California y Texas –conocida como Fuerzas Occidentales– busca su rendición y se dirige a Washington a paso firme.
Lee Smith (Kirsten Dunst), una experimentada fotoperiodista que ha cubierto innumerables conflictos en el extranjero, tiene un plan junto a su dupla habitual, Joel (Wagner Moura): intentar entrevistar al mandatario antes de su inminente caída.
Con ese objetivo en mente, se mueven desde Nueva York hacia la capital del país evitando la ruta tradicional. Un viaje en que se le unen Jessie (Cailee Spaeny), una fotoperiodista inexperta pero entusiasta, y Sammy (Stephen McKinley Henderson), un periodista de The New York Times.
Según el planteamiento de Guerra civil, la nueva película del británico Alex Garland, que acaba de llegar a cines chilenos, la carretera está plagada de peligros e imágenes propias de un enfrentamiento entre compatriotas. Presenciar esa realidad es particularmente difícil de digerir para Jessie, quien nunca ha estado en una situación ni remotamente parecida. “Tomamos fotografías para que otros puedan realizar preguntas”, le dice Lee en un instante.
Aunque el filme no explicita las ideologías detrás de las distintas facciones que protagonizan la guerra civil –y por ello algunos han acusado que la cinta “se pierde en una niebla no partidista”–, el director de Ex Machina (2014) incorpora algunos momentos que despejan el trasfondo del largometraje (spoilers a continuación).
Una escena en particular ha alimentado esa conversación. Luego de que Jessie se ha separado del grupo principal, Lee, Joel y Sammy la encuentran junto a una fosa y siendo apuntada por dos hombres vestidos con uniforme militar.
Los periodistas deciden que la única forma de rescatarla –a ella y a otro colega– es acercarse e intentar entablar un diálogo con sus captores. La idea fracasa, porque uno de ellos, interpretado por Jesse Plemons, reduce la interacción a una sola pregunta: “¿Qué clase de estadounidense eres?”. Uno a uno, los va interrogando, volviendo insoportable la tensión. Aunque el estrés de ese pasaje se puede anticipar en el trailer, la escena íntegra es un acontecimiento en sí mismo.
Si funciona tan bien es en gran parte por la actuación de Plemons, quien, con gafas rojas y un rifle, luce como una presencia que amedrentaría hasta al más valiente. Sin embargo, su llegada al proyecto se produjo casi por casualidad. Según el relato de Garland, había otro actor considerado para ese rol, pero se bajó semanas antes del inicio del rodaje, cuando los ensayos con el elenco principal ya habían comenzado. Kirsten Dunst, quien está casada con el intérprete de Breaking bad, sugirió que lo llamara, porque sabía que su calendario estaba libre.
La filmación de esa escena fue particularmente difícil para Cailee Spaeny, en parte porque su personaje es uno de los que más interviene con el militar xenófobo y en parte por la manera en que el actor asumió su trabajo.
“Él estuvo como escondido durante el día. No se unió al resto de los actores de antemano. Pensamos: ‘¿Dónde está Jesse?’ Y luego salió y estaba en el personaje”, explicó la actriz a Entertainment Weekly, detallando que Plemons seguía improvisando mientras se grababa la parte en que Lee, Joel y Sammy deciden cómo proceder. “Fue tan inquietante. Él hizo un trabajo brillante, pero Dios mío, después de dos días de eso, fue mucho”.
Tras compartir pantalla con él en la segunda temporada de Fargo y en El poder del perro (2021), Dunst conocía a la perfección la capacidad de su marido. “Voy a ser muy honesta: al verlo interpretar ese papel, pensé: ‘Mi bebé está haciendo un muy trabajo con este papel’. Así es como me sentí. Yo pensaba: ‘Maldita sea, es un buen actor’. El escenario era muy aterrador, pero yo no le tenía miedo”, señaló a Los Angeles Times.
Guerra civil no revela nada sobre el origen de su personaje –ni siquiera el nombre–, pero esos minutos son suficientes para que se apodere de la cinta y tiña el relato de un acento escalofriante que la acompaña hasta el final.
Los primeros espectadores respondieron de modo radicalmente diferente a la resolución de esa secuencia. Según se ha reportado, en el estreno mundial en SXSW (South by Southwest), mientras los asistentes de una sala reaccionaron con vítores, en la otra hubo absoluto silencio.