Los alrededores del Estadio Nacional se han convertido esta tarde de viernes, en el primero de tres conciertos consecutivos de la estrella pop colombiana Karol G, en una especie de camerino al aire libre donde el público femenino se maquilla, se peina y se compra sombreros rosas, para estar a la altura de la cita y la imagen de la ídola. Se nota la presencia policial, en tanto el Metro anunció el cierre temporal durante la jornada de la estación que conduce hasta el coliseo de Ñuñoa. Había recelos desde la organización de que, dado el carácter urbano del show, surgieran intentonas de doblegar los accesos como ha sucedido con otros espectáculos urbanos en el Nacional, el regreso de Daddy Yankee en 2022, por ejemplo.
Pero la audiencia femenina acude bajo la intención de divertirse, cantar y bailar, y con perspectiva transgeneracional. Desde niñas hasta mujeres adultas acuden al tour Mañana será bonito, que promociona el álbum homónimo del año pasado, donde la colombiana confirma sus talentos y diferencias dentro del urbano. Si en la superficie canta lo mismo que sus colegas hombres -el carrete, la borrachera, el sexo con filtro triple equis-, en el fondo es una romántica que despliega una voz expresiva y dulce, a gran distancia de la guturalidad en sordina de los intérpretes masculinos.
Con 25 minutos de retraso para un montaje que se expande por tres horas, Karol G se suma a la corriente latina de espectáculos bajo narrativa, divididos en actos. La colombiana propone literalmente un cuento con animaciones que consideró prólogos para cada segmento, con una voz en off narrando las aventuras de Carolina, una sirena “nadando por los mares y volando por los cielos, bella y dulce”, con amistades como Sofía la serpiente. De pronto, según la narración y sin dar mayores detalles, la vida de Carolina se puso triste “y su corazón se congeló”.
Surgió entonces, la figura de una sirena desde el fondo del escenario, con la banda femenina repartida en ambos costados, hasta la aparición de la pop star nacida en Medellín, con look y figura despampanante cantando TQG, el éxito junto a Shakira. Sin dar tiempo a respiro, empalmó con Besties, acompañada de la primera corrida de fuegos de artificio. Karol G ya tenía todo el gigantesco escenario y la pasarela que se adentra en la cancha completamente dominada, bailando con gracia natural y compenetrada con la cámara que la siguió durante la noche, para proyectar rostro y figura por las pantallas gigantes.
“Hey Chile -dijo como introducción a Mi cama-, estaba loca por llegar aquí a tener esta noche con ustedes, no miento”. “Chile -agregó- fuiste vital para los primeros años de mi carrera”. Luego anunció que regresaría en el tiempo para cantar El Barco, de su tercer álbum KG0516 (2021), seguida de la explícita X si volvemos (“es una porno, a mí me encanta cómo lo hacemos”).
Con Tusa demostró buen guión apelando a los hombres presentes, dándoles el crédito del éxito del tema. “Ustedes pusieron número uno la próxima canción”, aseguró, para luego abordar con el cuerpo de baile tres plataformas que ascendían y descendían en distintos tiempos, en un gran momento coreográfico, acorde a un espectáculo de categoría mundial.
“Yo creo que ustedes han esperado mucho por esta próxima canción”, introdujo para cantar Amargura con su intro de guitarra triste, desatando un karaoke de proporciones con versos como “estás vacilando con otra”.
En el segundo acto, la voz en off proclamó que “en los momentos más oscuros puede surgir esperanza”. En este caso, un hada que acude en ayuda de la sirena Carolina, encarnada en una mariposa. Carolina está triste y no se sabe muy bien por qué. “Eres toda una mamasota”, la anima el hada. Aparece un tiburón y lo domina. Se anuncia La Bichota y el escenario cambia de color a un rosa intenso, casi rojo, hasta que apareció un gigantesaco tiburón en escena con Karol G convertida en La Bichota, en medio de llamaradas y metralla de láser cubriendo todo el estadio, con la asistencia portando pulseras multicolores sincronizadas. Nuevo vestuario incluyendo un peto con la bandera chilena enmarcada en un corazón. Nuevas coreografías. Más fuegos artificiales y llamaradas, más sexo como canta en Sejodioto -”hacer el amor con otro”-, seguida de Punto G con su guitarra entre reggae y funk.
Hizo varias pausas leyendo los carteles del público, para después sorprenderse cuando la audiencia se anticipó en la sexy y melancólica Carolina. “Como sé que les gusta la fiesta y el perreo -anunció después-, vamos a bailar la siguiente canción”, arremetiendo con Gatúbela.
El tercer acto bajó los cambios con la melancólica Ocean -”cada detalle tuyo es mejor que el anterior”-, seguidas de Pero tú, Mercurio, A ella y Créeme. El diseño del cuarto pasaje, prometía al cierre de esta edición, el retorno de la fiesta, el baile, el karaoke y el goce de un número de categoría planetaria con sello latino, protagonizado por una estrella que piensa en grande porque el talento, las canciones y el encanto están de su parte, ampliando los márgenes de un género bajo acusaciones reiteradas de chatura. Con voz y carisma, Karol G es la excepción.