Publicado originalmente entre 1989 y 1994, el manga Parasyte exploró la relación entre un joven y el parásito que intenta apoderarse de él. Se convirtió en un éxito en Japón y, luego, con su traducción a varios idiomas, su impacto trascendió fronteras. Instalado como un imprescindible de las historias de usurpadores de cuerpos (body-snatchers), inspiró dos películas y una serie de anime.
El cineasta surcoreano Yeon Sang-ho es uno de los que la considera “una obra maestra del género”. “Cuando existe un universo y una visión del mundo tan buenos en una obra, tiendo a dar rienda suelta a mi imaginación y pensar en lo que sucede debajo de la superficie. Entonces, después de convertirme en director, pensé que sería genial si pudiera acceder a este universo original y luego agregarle mi imaginación”, explica en entrevista con Culto.
Con la confianza que le otorgaba ser un conocedor de su trabajo, el cineasta de Estación zombie (2016) se puso en contacto con el japonés Hitoshi Iwaaki, el escritor e ilustrador del manga, y le planteó su interés en trasladar la historia a Corea del Sur. Una posibilidad frente a los que el autor se sintió “muy intrigado”.
Las conversaciones entre ambos avanzaron y terminaron permitiendo la realización de Parasyte: Los Grises, la serie que Netflix estrenó a inicios de mes con buena acogida. Dividida en seis capítulos, la trama gira en torno a Su-in (Jeon So-nee), una cajera de supermercado que es atacada por un parásito.
Su perspectiva es la principal dentro de una historia más amplia, donde otros parásitos se apoderan de huéspedes y la humanidad se enfrenta a una amenaza desconocida. La primera barrera contra ellos son Los Grises, una organización especializada en las fortalezas y debilidades de los atacantes.
Yeon Sang-ho apostó por acentuar las resonancias de la coexistencia entre Su-in y Heidi, el parásito que reclama su cuerpo como propio. “Son dos especies diferentes y quería describir cómo pueden coexistir en el proceso”, apunta. “Quise representar todo el proceso de aprendizaje y comprensión mutua, y pensé que, si la comunicación era difícil, entonces la convivencia sería más dramática. En la obra original, el humano y el parásito podían comunicarse, pero en la serie no pueden hacerlo directamente. Entonces, cuando coexisten, al final se vuelve más dramático”.
Además de realizar Estación zombie y su secuela, Estación zombie 2: Península (2020), el director es responsable de la serie de Netflix Rumbo al infierno, sobre el surgimiento de unos seres sobrenaturales y un grupo religioso que defiende la idea de la justicia divina. Otra producción donde pudo plasmar sus obsesiones como creador.
“Creo que el miedo primario de las personas es el miedo a lo desconocido, a cosas que no puedes esperar, a fenómenos que no puedes prevenir o a algo totalmente inesperado. En Estación zombie, así como en Rumbo al infierno, quería profundizar en el fenómeno sobrenatural, para que la gente realmente pueda entender por qué está ocurriendo. Eso realmente desencadena ese miedo primario en la gente, y creo que es por eso que me gusta centrarme en este tipo de temas”, sostiene.
Yeon Sang-ho tiene presente que las producciones surcoreanas viven un auge, en gran parte amplificado por las plataformas de streaming. Tiene algunas ideas sobre lo que podría estar generando esta oleada de historias nacidas en Seúl.
“Cuando era niño, la cultura y el entorno en el que me vivía eran muy diversos y complejos. En los años 80 y 90 en la televisión podíamos ver mucha animación japonesa y muchas películas cantonesas, y las películas de Hollywood también eran muy populares”.
“Mi generación es exactamente esa generación que accedió a todas estas culturas diferentes. Creo que ahora que hemos crecido, estamos creando obras que podrían mostrar nuestros propios gustos, nuestras preferencias. Y es por eso que gran parte de la audiencia global se siente atraída. Afortunadamente tenemos a Netflix, que es un servicio de streaming global, que brinda a los creadores como nosotros una ventana para mostrar nuestros trabajos a la audiencia del mundo. Creo que todo está funcionando bien”.