Lo de Dolores Reyes (46) fue el sueño del pibe. Tras publicar su primera novela, Cometierra, en 2019, por la pequeña editorial independiente trasandina Sigilo, de repente se creó un fenómeno editorial en torno a ella. El libro vendió 50.000 ejemplares solo en Argentina, se tradujo a 15 idiomas, e incluso se vendieron sus derechos para una serie producida por Amazon Prime Video. Es decir, éxito inédito para un debut. Así comenzó a hablarse de esta historia, muy poco común en la literatura latinoamericana. Una joven -Cometierra- tiene poderes de vidente y puede encontrar a personas desaparecidas -sobre todo mujeres- al comer tierra que estuvo en contacto con ellas.
Luego vino la continuación de la historia, Miseria (2023) esta vez publicada por Alfaguara, donde vuelve a aparecer Cometierra ahora acompañada de su cuñada, Miseria, una adolescente embarazada con la que aborda temas como los saberes populares o la violencia de género. Al igual que la primera, también tuvo alto interés y pronto tendrá traducciones en Noruega y Rusia.
Esta es la novela que Reyes -oriunda de Buenos Aires- vino a presentar en el pasado Festival Penguin Providencia, y que la tuvo firmando ejemplares para los lectores que llegaron en gran número a verla. Y en una tarde otoñal en Santiago, recibe a Culto. Confiesa cómo ha vivido el hecho de tener un reconocimiento que -asegura- jamás esperó ni buscó.
“En lo cotidiano trato de cambiar lo menos posible aunque me cueste. Seguir, tratar de retomar las rutinas. De hecho, cuando voy a mi casa estoy en plan crianza y familia, como en modo madre y me olvido todo de esto, de la vorágine de venir a presentar un libro. Pero sí, cambiaron un montón de cosas: el reconocimiento, los lectores. Mucha gente que te busca, te cuenta, te describe su experiencia. Ahora está la Feria del Libro de Buenos Aires y hay toda una intensidad de mesas y debates, y eso también cambia la rutina. Pero yo trato de mantenerme lo más apegada posible a ese tiempo de más calma y de una velocidad mucho más tranquila, porque me favorece para escribir”.
Cometierra va a ser llevada como serie por Amazon Prime...
Por un lado me encanta, por el otro lado me asusta, me abruma. Me parece que ya tiene vida propia, ¿no? Es una locura. Obviamente todos me preguntan ¿y vos esperabas que pasara esto con tu primera novela? No, por supuesto que no, ¿Quién va a esperar una cosa así? Ya no espero nada más y me sigue sorprendiendo.
Al igual que en tu primera novela, en Miseria también abordas a mujeres que han desaparecido. ¿Cómo eliges tus temas?
No sé si elegí demasiado el tema, siento que fue un tema que se me impuso. Me puse a acompañar personajes que son muy jóvenes, sobre todo en Miseria que es una novela a dos voces entre Miseria y Cometierra. Una es una chica de 16 años y la otra tiene 19 y están armando su hogar por primera vez y es inevitable que yendo hacia la periferia de la gran ciudad choquen con el enorme costo que tiene la vida para las mujeres. Las muchedumbres, la migración, la precariedad, los primeros trabajos, la explotación económica y laboral. Era imposible que no se encontraran con eso. Entonces, por ahí fui eligiendo las voces y los personajes y las locaciones, voy al encuentro de ciertas problemáticas.
Al ver a Dolores, es llamativo que en sus antebrazos tiene tatuadas las ilustraciones que aparecen en las portadas de sus libros. “Cometierra es un personaje que yo siento que me va a acompañar toda la vida. Y además el dibujo es tan hermoso, lo hicieron como casi como si fuese una santa. Me pasa mucho en los aviones, en algunos lugares, incluso hasta en el supermercado, me digan: ‘¡Ay, Cometierra!’ Como si yo fuese más o menos lo mismo. Después me pasó lo mismo con Miseria”. Siento que son personajes muy fuertes que me van a acompañar siempre y fue como hacerme cargo de eso también”.
En tus libros hay un concepto del sur. ¿Te posicionas desde ahí para escribir y narrar?
Sí, hay un concepto de sur que me parece que nunca es central. Yo siento que es en las periferias donde, por un lado, impactan más todas las violencias cruzadas y la violencia de género, por supuesto. Y por el otro lado también hay algo con el lenguaje que es muy creativo, muy permeable a los cambios. Los chicos que hacen música urbana manejan la lengua con una libertad que me interesa mucho a la hora de componer las voces de los personajes. A mí me interesa narrar desde esa locación y con esas voces.
Leí en una entrevista que contabas que gente te pedía que le dieras el contacto de Cometierra. ¿Aún te pasa?
(Ríe) Sí, me pasa. Es terrible eso, porque cada una de esas personas que me escribe pidiendo el contacto de la vidente, tiene atrás una historia. De una hermana que no ven hace más de 20 años, de una hija que falta, de una madre que falta, una tía, una abuela. Entonces, será que (Cometierra) encarna de tal forma al personaje que piensan que está basado en una persona real y me piden ese contacto. Incluso me preguntan si soy yo. Me daba tanta gracia al principio porque me preguntaban: “¿todavía tenés el don?” y yo como muy pava, muy lírica, pensaba “¿será el don de la escritura?” y mis amigas me dicen: “Pero, no, tonta, te están preguntando si tenés el don de adivinar comiendo tierra”. Es ficción. Esa gente llega desde la desesperación, desde la desesperanza de que nadie le va a dar esa respuesta.
En otro ámbito, ¿Qué piensas del gobierno de Javier Milei y específicamente en el ámbito de la cultura?
Es terrible. Está desfinanciando la educación pública y en particular las universidades de todo el país. No me puedo imaginar una Argentina sin la universidad pública. Yo soy hija de la educación pública y no me imagino una Argentina así, tan triste, sin cine, sin cultura, sin libros, sin educación, sin salud. Es lo que él está planteando, ¿no? Todo lo que no sea lucro, libre mercado, no le interesa y nosotros estamos defendiendo algo que tarda décadas en construirse y en el caso de la educación ni hablar. La UBA está en peligro de cierre porque ni siquiera se puede pagar la luz de acá a un par de meses. Vamos a ver qué acontece, pero me gusta también que grandes sectores de la ciudadanía argentina, están empezando a manifestar el descontento y que no van a permitir esa aniquilación de la cultura y de la educación.
¿Qué piensas de la Inteligencia Artificial?
Mi tecnología es el libro, no sé qué contestarte. Entonces, casi no me vinculo con la Inteligencia Artificial pese a que todos me dicen: “No, pero es inevitable y de acá a unos años, todo va a ser la inteligencia artificial”. Yo sigo viviendo en paralelo sin ninguna vinculación directa con la IA. Soy muy anacrónica en ese sentido, no cambio ni los celulares seguido, incluso compro vinilos. La tecnología que banco y adoro es el libro.