Aunque en los meses recientes los mensajes mutuos siempre fueron protocolares y de buena crianza, lo cierto es que este último fin de semana Los Bunkers y Los Tres desataron una natural competencia en torno a sus respectivos shows en Santiago.
Ambos penquistas, ambos herederos de la mejor tradición del rock y la canción chilena, ambos propietarios de algunas de las más brillantes canciones del catálogo local en los últimos 35 años: tienen argumentos cómo para poner sobre la mesa y propulsar un gallito. Por lo demás, comparten un tronco en común. Cuando Los Tres se separaron en 2000, Los Bunkers fueron ungidos como su reemplazo inmediato, por estilo, estética y tradición.
De hecho, el propio cantante Álvaro Henríquez los apadrinó y los invitó a la Yein Fonda y al álbum tributo a Violeta Parra Después de vivir un siglo (2001), donde Los Bunkers exhibieron su lectura de Gracias a la vida. Por esos mismos días, también fueron convidados a la Yein Fonda organizada por los hombres de Déjate caer. Era casi una relación padre-hijo, algo así.
Pero los caminos se separaron.
Un pituto en un lugar más chico
Este fin de semana, mientras Los Bunkers timbraron dos fechas en el Estadio Nacional, Los Tres hicieron lo propio en el Movistar Arena, repitiéndose este martes 30 y miércoles 1 de mayo. Mientras los autores de Miño igualan el récord de Los Prisioneros -conquistar dos veces el Estadio Nacional, como lo hicieron en 2001-, Los Tres se transformaron en el primer número chileno en materializar cuatro espectáculos en el Movistar Arena.
Un evidente cara a cara que fue mayormente aprovechado por Los Bunkers. En distintos momentos de sus jornadas en el Nacional, aprovecharon de tirar dardos contra sus coterráneos que a esa misma hora tocaba en el otro extremo de la capital.
El primero fue Fabrizio Copano, comediante que tuvo la misión de abrir como telonero el concierto del quinteto.
Mientras el público aplaudía su rutina, Copano lanzó: “Es bueno este público, no como el de Los Tres”. Por supuesto, el respetable rio con placer.
Pero aún más directa fue la alusión de Guaripolo, el personaje de 31 Minutos. Sobre la mitad del concierto, el peludo ser apareció en escena para introducir Una nube cuelga sobre mí, tema que la banda desplegó junto a los personajes de la desaparecida serie de TVN.
Mientras disparaba sus clásicos “blaaaaaa”, Guaripolo en un momento quiso agradecer: “Quiero agradecer al Álvaro, al Titae... ¡ah oh, perdón! Ese es un pituto que tengo más tarde. En un lugar más chico. Fue un chiste tonto, no pesado”. La risotada también fue inmediata. Nuevamente un toque de malicia y picardía para referirse a Los Tres.
En el Movistar Arena, en cambio, no hubo menciones a Los Bunkers. Silencio o bandera blanca de parte de ellos para una batalla entre las dos grandes bandas de la cultura popular de las últimas décadas.