Taylor Swift lanzó su onceavo álbum, The Tortured poets department (TTPD), hace dos semanas. Un disco de 16 canciones que fue anunciado durante los últimos Grammy, mientras recibía el reconocimiento –número trece de su carrera– por Mejor álbum pop por Midnights. Luego de dos horas de haberse publicado en las plataformas de streaming, sorpresivamente se agregaron 15 canciones más, duplicando el tiempo de duración con una nueva parte llamada The Anthology.
Durante el primer día acumuló más de trescientos millones de reproducciones, convirtiéndose en el disco más exitoso numéricamente del último tiempo –el récord anterior lo había obtenido Midnights año y medio antes, con 185 millones de reproducciones–. Así mismo, logró tener catorce canciones en el Billboard 100, prácticamente todo el álbum original. Nuevamente agotó la preventa de discos físicos y vinilos a las pocas horas de haberse anunciado el álbum y hasta hoy acumula más de cuatro millones de copias vendidas en todo el mundo, convirtiéndose en el disco más exitoso, económicamente, de la historia.
Este éxito, sin embargo, ha sido bastante cuestionado, ya que “muchos críticos –incluido el de The New York Times– han sugerido que el álbum estaba sobrecargado y que, sencillamente, no es el mejor de su carrera”, aseguraron en The New York Times. A pesar de contar con cientos de críticas positivas, es la primera vez luego de varios discos que las medias o las directamente negativas, han causado impacto entre los lectores y oyentes de Swift.
En una línea similar, Neil Tennant, vocalista del dúo Pet Shop Boys –y ex periodista musical–, opinó sobre la carrera de la estadounidense, en una entrevista con The Guardian durante la última semana de abril: “Taylor Swift me fascina como fenómeno porque es muy popular, y me gusta bastante todo el asunto, pero cuando escuchamos los discos, los dos – con Chris Lowe– tenemos el mismo sentimiento: para un fenómeno tan grande... ¿Dónde están las canciones famosas? ¿Cuál es el Billie Jean de Taylor Swift?”.
El cantante británico alude a que Swift no tiene ninguna canción realmente reconocible en su discografía –que acumula más de 200 temas–. “Me gusta que reúna a la gente, incluso de tantas generaciones, pero creo que lo que es decepcionante es la música. No la letra, la música”, agrega. Esto, por supuesto, ha generado debate. Y también, ha levantado la pregunta de si es necesario tener un “Billie Jean” en la industria.
En Culto, conversamos con críticos musicales, influencers que generan contenido sobre Swift y con personas de distintos rubros económicos que han visto la influencia swiftie como algo positivo.
¿Taylor Swift tiene algún “Billie Jean”?
“Uno espera que un artista que está siendo proclamado como la definición de una era, que se convierte en un referente generacional, convoque un poco lo que estábamos acostumbrados en los últimos 60 o 70 años. Lo que provocaron estrellas como Elvis Presley, The Beatles, Michael Jackson, Madonna, David Bowie, Prince, incluso Britney Spears”, analiza Marcelo Contreras, periodista y crítico musical.
“Son artistas que eran absolutamente iconográficos y que además tenían una simbología que era muy reconocible: el guante o el moonwalker de Michael Jackson, el quiebre de cadera de Presley, los looks de The Beatles, hay que considerar que tenían canciones que todo el mundo conocía, que se convirtieron en himnos que traspasaban específicamente al público juvenil del momento. Desde esa perspectiva, uno tiende a pensar que un artista tiene que revolucionar su momento y redefinirlo, pero cuando pienso en preguntarle a gente random que cante algún éxito de Taylor Swift, probablemente nos vamos a ver en problemas”, agrega.
Cruel Summer, canción perteneciente al álbum de 2019, Lover, acumula en Spotify dos mil millones de reproducciones, es una de las más populares. Así mismo, otras como Love story o Blank Space, han sido algunas de las más trascendentales, pero tal como se ha expresado, quizás no han tenido un éxito tal como el de sus predecesores en la industria.
“Creo que definitivamente sí tiene éxitos muy grandes. Estoy de acuerdo en que no tienen un dominio cultural como lo llegó a tener Billie Jean, que todo el mundo, de todas las generaciones, de diferentes culturas lo conoce, pero creo eso no demerita en sí su relevancia cultural”, opina Karina Tuirán, influencer mexicana dedicada al contenido swiftie que acumula casi trescientos mil seguidores en TikTok.
A su vez, reflexiona respecto a los cambios en la música, con la masificación del streaming y los nuevos patrones en la industria: “Cada vez los gustos musicales son menos generales y son más de nicho. Pasa mucho ahora que uno ve hits en el global de Spotify y a veces ni siquiera los hemos oído, quizás los has visto en un par de TikTok, pero ya no son como antes, que los oías en todos lados y todo el tiempo. Los hits ya no se apropian de toda la cultura, sino que del nicho que lo quiere escuchar”.
“Es cierto que muchos no pueden ubicar una canción hit de Taylor Swift, pero su marca, más que una canción en específico, es su catálogo en general, porque ella tampoco tiene un sonido en específico, hay algunos sonidos más country, más pop, algunas canciones que se enfocan más en el storytelling que otras, y creo que por lo mismo lo que se reconoce más de Taylor es su marca personal, toda su discografía, lo que también es destacable”, cierra.
“Cualquier persona cuerda contestaría que Taylor Swift no tiene un Billie Jean porque nadie tiene un Billie Jean. Y pedir algo así, sobre todo en un escenario tan distinto al de los ochentas, me parece un estándar bien imposible de cumplir”, comenta Diego Muñoz, guionista, crítico de cine y escritor, seguidor de Swift.
“Taylor Swift tiene muchos hits y los seguirá teniendo –Shake it off, All too well, Cruel summer–, pero también me parece admirable que no ande buscando los hits y esté más preocupada de su búsqueda autoral –cosa que podríamos admirar si no le exigiéramos tener su propio Billie Jean–. Y finalmente me cuestiono si necesita “hits” si la totalidad del top 10 de Billboard son de su mismo disco; eso ha pasado dos veces y las dos con Taylor Swift. No necesitas hits si el disco completo es un hit”, agrega.
El fenómeno de Taylor Swift
“’Fenómeno’ es una buena descripción de lo que está causando Swift, y no es Taylor la que se distancia de lo tradicional, es la industria la que está distanciada. Ya nadie compra discos como antes, la publicidad en medios tradicionales va en la baja, los medios tradicionales van en la baja. Taylor Swift ha encontrado su público y lo entiende, sabe que los y las swifties aman decodificar a su autora y ella entra gustosa en el juego. No es algo que se sienta calculado tampoco, pero eso mezclado con la historia de empoderamiento femenino –las regrabaciones de sus discos– y la biografía romántica tan poéticamente ilustrada en su discografía hace que sus oyentes no solo la admiren sino que también se sientan cercanos a ella”, comenta Muñoz.
En contraparte, pero aludiendo a la misma situación, Tuirán comparte: “Swift se ha distanciado de lo tradicional, aún siendo una chica estereotípicamente estadounidense, cumpliendo con muchos estándares tradicionales gringos, ha hecho todo de una forma diferente: empezó en un género –country– en el que no habían adolescentes y pocas mujeres, en el que los temas a tratar no eran para ese rango etario, y era un género muy regional y lo transformó en algo global”, haciendo referencia a sus inicios.
“Cuando quiso entrar al pop, también se alejó del canon, en ese momento el pop se estaba acercando a la electrónica, y entró con Red, que aún tenía elementos country, en Blank Space, usa elementos más de los 80, que en ese momento no se estaban oyendo tanto, y aparte usa mucho storytelling que no se estaba usando masivamente como ahora. Y aunque la odien, por lo que sea, todos conocen Shake it off”, asegura.
Apelando casi directamente a lo dicho por Tennant, recordemos: “Pero creo que lo que es decepcionante es la música. No la letra, la música”. Muñoz responde: “Con los años ha ido creando su propio universo, canciones que referencian otras canciones, paisajes sonoros con secuelas, precuelas y subtextos, un universo de detalles muy fascinante para sus fans. Y también hace muy buena música, que no se nos olvide tampoco. Todo lo otro daría lo mismo si no fuera así”.
Ahora, Contreras admite no estar de acuerdo con este fenómeno: “No sé si ella tiene una diferencia promocional en cuanto a otros artistas; sobre la diversidad de álbumes… no sé, la discografía de discos de The Beatles eran bastante distintos unos de otros. Creo que específicamente, el último disco de Taylor no es una diferencia notoria de lo que venían siendo los últimos dos o tres”.
“Creo que la gracia de Taylor Swift es que ha conseguido una identificación de un target femenino muy marcado, blanco, quinceañeras hasta mujeres de más de cuarenta años, ha logrado que ellas se identifiquen con estas historias de amor que ella cuenta, y de desamor. Siento que ella ha contado una larga teleserie a través de sus discos, con distintos personajes, unos que entran y salen, que son más relevantes que otros”, analiza. “En los años 90, una figura como Alanis Morissette hizo exactamente lo mismo, estar cantando las desdichas del amor. Adele también lo hizo de una forma u otra en este milenio, apelar directamente a una pareja, así que tampoco me parece tan novedoso”.
“Pero creo que lo de Taylor Swift tiene que ver también con su imagen, por supuesto, con esta atildada que ha ido construyendo, y que representa un poco un ideal de belleza que es muy tradicional: la rubia de ojos azules. Ha logrado que la gente se identifique con ella, a falta de hits, a falta de estos gestos iconográficos, ella tiene esta identificación a través de las letras, pero en la parte de la música es donde uno queda con la duda”, cierra.
¿Una fórmula desgastada?
Taylor Swift lanzó su álbum debut en 2006; en casi dos décadas de trayectoria, con 34 años, ha publicado once discos, más cuatro regrabaciones. Es la artista con más Grammy a Álbum del año –cuatro–, superando a Frank Sinatra y Stevie Wonder. Sin duda, durante la última década, aunque más marcado en los últimos años, se ha tenido mucho contenido por parte de Swift: The Eras Tour, la gira más rentable de la historia, una película del concierto que dio de qué hablar durante la huelga de Hollywood y la posterior temporada de premios, además de su ingreso al mundo deportivo, al ser enfocada en repetidas ocasiones viendo los partidos de fútbol americano de su novio Travis Kelce.
La fanaticada swiftie es, claro, otro punto a considerar. Millones de fans que compran varias copias del mismo vinilo y que viajan a otros países para disfrutar de sus shows: “Quienes se atreven a criticar públicamente a Swift son muy conscientes de las posibles reacciones en su contra. Murphy, el escritor de Vanity Fair, hizo un chiste de humor negro al respecto. Al menos un usuario de la plataforma X que publicó un largo hilo en el que criticaba a Swift, el álbum y su lanzamiento, y puso su cuenta en privado después de recibir más de tres millones de vistas. Paste Magazine optó por no poner el crédito del autor en su dura crítica del álbum de Swift, alegando motivos de seguridad para el escritor”, publicaron en The New York Times.
Para muchos, esta “sobrecarga” de información sobre Taylor Swift, generó un hastío con la artista. Además, de acuerdo a los comentarios sobre el último álbum, hay quienes aseguran que está en un punto crítico, con una fórmula repetida, que se está desgastando.
“El grupo que tiene formado con Jack Antonoff –productor de sus últimos proyectos– ha dado material muy interesante, discos realmente atractivos, como 1989, que personalmente sigue siendo mi disco favorito de Taylor Swift”, comparte Contreras. “Creo que esa fórmula se ha ido desgastando y ni siquiera la inclusión de Aaron Dessner de The National ha logrado despertar o mover hacia otras aguas el cancionero de Taylor Swift, que está tomando cada vez estas características más crepusculares, más nocturnas, pero creo que el disco –TTPD– agotó una fórmula”.
Por su parte, Muñoz es enfático en su vínculo con el reciente álbum: “A mí me gusta muchísimo el último disco, y cada vez me gusta más. Al principio me dejó tibio, pero con el correr de los días fui apreciándolo, como el crítico de CNN que lo reseñó y después de unos días se dio cuenta de que lo juzgó mal; al igual que él, creo que TTPD es de sus mejores discos. Así que no creo que los comentarios consoliden nada, salvo a quienes ya decidieron que Taylor Swift es lo peor que le pasó al mundo, solo porque existe ella, o sus fans, o su avión privado. De todas formas, por cada Tennant hay dos Patti Smiths, Mariana Enriquezes o Paul MacCartneys elogiando la obra de Taylor Swift. Ya cada quien sabrá a quién tomarse en serio”, concluye.
Más allá de la música
Además de romper récords musicales, la artista se ha involucrado desde hace varios años en distintas áreas de expresión. Ha aparecido como actriz en Día de los enamorados, El dador de recuerdos, Cats, Amsterdam y se presume que aparecerá en la nueva entrega de Deadpool.
Así mismo, su influencia, más allá de todas sus iniciativas, ha logrado llegar a otras aristas del mercado, y ejemplo de esto es el mundo literario. El año pasado, Penguin Random House publicó Taylor. From the vault –título que referencia las canciones inéditas que lanzó junto a las regrabaciones–, un libro que de manera sencilla, realiza una línea de tiempo a través de sus álbumes, mostrando características importantes de cada época y entregando datos que serían útiles para cualquier swiftie.
Ahora, Ediciones Urano bajo el sello Tendencias, publicará en junio el libro Look what you made me do, un texto que saldrá incluso en cuatro colores de portada distintos. “Un punto clave para entender el fenómeno Swift es la forma en que hace que sus fans se sientan involucrados y cómo estos se apropian de la conversación, desde los friendship bracelets hasta el contenido de redes sociales, el fan art y las fiestas temáticas. Formar parte de una comunidad puede darnos un profundo sentimiento de pertenencia, las experiencias compartidas son muy poderosas y Taylor propicia esto”, opina Lucía Mendez Negroni, editora a cargo de la nueva publicación.
“Desde Tendencias buscamos publicar títulos que brinden una nueva mirada sobre temas de interés general, y Look What You Made Me Do es un libro que nos entusiasmó al instante. La autora, Kat McKenna, es especialista en marketing y audiencias jóvenes, y propone un análisis de los fandoms a través de la lente de Taylor Swift, figura imprescindible a la hora de entender la cultura pop actual”, agrega.
Entender el fenómeno Swift y swiftie, ha sido también otro punto de discusión. Mariana Enríquez, en su último libro, Porque demasiado no es suficiente, por ejemplo, realiza un análisis del fanatismo, poniendo como enfoque en varias ocasiones a la estadounidense.
“Las disqueras se están teniendo que adaptar al ritmo de Taylor Swift, quien cambió bastante el escenario con las regrabaciones, algo que otros artistas habían intentado hacer antes pero sin éxito. La industria ha tenido que actuar de forma defensiva, por decirlo de alguna manera”, analiza Tuirán. “Pero sin duda, Taylor ya ha hecho un cambio en la música. Ejemplo de esto es Olivia Rodrigo, una artista que creció escuchando a Swift. Las nuevas estrellas pop, como Sabrina Carpenter, y no tan pop, también más indie, como Clairo o Phoebe Bridgers, tienen una composición claramente con mucha influencia de la música de Taylor, en esta idea también de narrar sus experiencias y emociones y que no sean solamente éxitos escritos para estar en taquilla”.