Dua Lipa (28) está una tarde de fines de abril al otro lado de la pantalla del Zoom, conectada desde su natal Londres para esta entrevista con Culto, y sólo le basta una frase para sintetizar su nueva era: “El optimismo radical es sobre cómo escoges moverte entre el caos”.
Radical optimism se llama efectivamente su nuevo álbum -aparecido el pasado viernes 3, ya disponible en plataformas digitales-, pero el caos es una experiencia que conoce desde años. Su anterior título, Future nostalgia, fue concebido para desatar el rito colectivo de la fiesta y el baile, pero su lanzamiento en marzo de 2020 justo tropezó con el encierro de la pandemia y toda la diversión quedó en suspenso. Más bien, la cantante conectó de otra manera con millones de seguidores e igual terminó entregando lo necesario: una bocanada de relajo a un mundo aturdido por el aislamiento y la angustia.
Esa extraña coincidencia, y éxitos como Don’t start now, Levitating o Physical, la convirtieron en una de las artistas definitivas de esta década. Un nombre insoslayable al minuto de escoger a una figura que ha abrazado con naturalidad y carácter el vigor bailable de la música disco o el synth-pop, dominando rankings o repletando estadios, tal como lo hizo en septiembre de 2022 en el Bicentenario de La Florida, en un show cuyas entradas se agotaron en 15 minutos.
“Estoy muy agradecida con lo que Future nostalgia hizo para mí, realmente le entregó mucho a mi carrera”, reafirma la artista, en una conversación donde exhibe todos los tics promocionales de una superestrella en plenitud: habla pausado, despacha una retórica mesurada y bajo control, resguarda las sentencias que pueden convertirse en carne de título, avanza con cautela frente a cada interrogante, mientras de modo virtual es flanqueada por personal de su sello discográfico atento a cada segundo de sus expresiones. Si su música semeja un trance discotequero en permanente ebullición, en una entrevista Dua Lipa se subordina a la sobriedad y el protocolo.
Quizás necesita un paréntesis de ese caos que le gusta mencionar, ya que Radical optimism fue escrito y grabado en plena gira de Future nostalgia en 2022, cuando podía encontrar un poco de tiempo y espacio para poner manos a la obra.
“Cuando comencé a escribir este álbum, sentí que muchos cambios habían ocurrido en mi vida. Finalmente estaba en tour, hubo altos y bajos, hubo problemas, muchos cambios en mí, cambios en mis relaciones personales, todo empezó a ser muy distinto”, califica para describir lo lógico: su existencia ha cambiado rotundamente en los últimos cuatro años de éxito.
Y como parte de ese giro, también quiso estimular otros lenguajes creativos para su obra. Para la misión, contactó como productor -entre otros- a Kevin Parker, voz, líder y cerebro de los australianos Tame Impala, uno de los músicos más inventivos de los últimos años, responsable del renacer para este siglo de los universos cósmicos y caleidoscópicos de la psicodelia. Son precisamente los colores que intenta alcanzar Radical optimism, además del influjo de bandas como Primal Scream, Massive Attack y gran parte de la generación del britpop que cubrió los 90, tal como lo mencionará en esta entrevista.
-¿De dónde nace el concepto de “optimismo radical” que te llevó a titular de esa forma el disco?
Bueno, el optimismo radical es la idea de que, aún cuando las cosas no salen de la forma que uno esperaba, puedes igual levantarte y seguir adelante. Sólo tienes que ver las cosas con un resultado positivo. Y también es sobre cómo escoges moverte entre el caos. Cuando estás fuera de tu zona de confort, cómo escoges lidiar con el problema que tienes a mano. Es ahí cuando creo que está la clave, cuando haces tu mayor esfuerzo, cuando se demuestra tu crecimiento y evolución como persona.
Cuando comencé a hacer este álbum hubo muchos cambios en mi vida. Problemas, de todo. Y pienso que mi plan fue realmente mirar todo con una llamarada optimista. Fue ese “optimismo radical” lo que me ayudó a seguir adelante. Todo lo que pasa, pasa por una razón, y por tanto todo lo que pasa es para mejor. Todo lo que sucede te lleva hasta donde se supone que debes estar. Siempre he sido una fiel creyente de eso.
-Future nostalgia fue un éxito gigante para ti. ¿Cómo lograste regresar a tu espacio creativo para iniciar un nuevo capítulo?
Estoy muy agradecida con todo lo que Future nostalgia significo para mí, incluso con lo que conseguí con mi primer álbum (de 2017). Creo que lo que siempre trato de no hacer es replicar lo que he hecho anteriormente. Entonces, para mí era muy importante crear un éxito que fuera distinto y único. Sentí con este disco que estaba creciendo como artista y compositora.
-¿Sentiste el peso y la presión de repetir el éxito de Future nostalgia?
En Radical optimism estaba sobrepasando mis propias barreras y explorando un nuevo territorio, y para mí ese es el crecimiento que quería tener. Por supuesto, me encantaría que este álbum fuera tan exitoso como el último, o incluso mejor, pero eso no está bajo mi control. Para mí, todo lo que puedo hacer es crear algo que me apasione y que ame.
-Future nostalgia fue un evidente homenaje a la música disco. Pero Radical optimism pretende un sonido más inspirado en el britpop, con toques de psicodelia, y has mencionado como referentes a Primal Scream y Massive Attack. ¿Cuál es tu vínculo con este sonido de los 90?
Para mí, el sonido fue más una inspiración de energía que una conexión sónica directa. Me encanta la libertad en las melodías de los éxitos de Massive Attack y Primal Scream, el sentimiento que te dan. Eso es lo que trataba de encapsular con este álbum. Esa es música que he escuchado toda mi vida de una u otra forma, solo decidí profundizar más en ella. Me emociona la experimentación cuando escucho cierta música, y eso fue algo que realmente me inspiró.
-¿Cómo fue trabajar como productor y coautor en las letras con un músico como Kevin Parker? ¿Qué aportó a tu desarrollo creativo como artista?
Trabajar con Kevin fue increíble. Es un genio musical y es increíblemente talentoso. Creo que solo su energía, su dedicación, su amor que dio en cada canción, fueron un aporte. Además, él llegaba y hacía toda la batería en vivo, además de ser un maestro del sintetizador, lo hace como nadie. Me dio una dirección sónica distinta, la que sólo fue posible al estar todos juntos trabajando en el mismo lugar. Fue una amalgama de Kevin junto a (los otros productores) Caroline Ailin, Danny L. Harle y Tobias Jesso Jr. . Fue una sinergia hermosa. Un esfuerzo en equipo increíble.
-El disco abre con una canción cuyo título parece simbólico: End of an era (Fin de una era). ¿Qué quisiste decir con “fin de una era”?
El fin de una era es también el principio de algo, un renacer, el punto donde parte algo nuevo. Es ese algo esperanzador y romántico que significa que un nuevo capítulo está comenzando, y que todo antes de eso ha terminado. Es eso, el fin de una era.
Influyente
Puede que el concepto de “fin de una era” envuelva sin querer el propio destino de la cantante. Tras consolidar su potencial artístico, a principios de abril la voz de New rules parece haber ingresado a otra fase de su vida pública al encabezar el listado de las 100 personas más influyentes del mundo elaborado por la revista Time. De hecho, fue la escogida para ilustrar la portada del prestigioso especial, compartido en distintas categorías con nombres tan disímiles como el actor Michael J. Fox, la directora Sofia Coppola, la también cantante Kylie Minogue o el mandatario argentino Javier Milei.
La conquista estaba clara: su huella había sobrepasado lo estrictamente musical para convertirse en una personalidad capaz de colindar bordes sociales, culturales y hasta políticos. “Es un honor estar en una lista así”, expresa con genuino agradecimiento.
Nacida en 1995 en el distrito de Westminster, en Londres, Dua Lipa es hija de refugiados albanokosovares -Dukagjin Lipa y Anesa Rexha- que huyeron de Pristina, la capital de Kosovo, tres años antes, debido al conflicto que por ese entonces sacudía los Balcanes. Su padre fue quien le inculcó la herencia musical, desempeñándose en los 90 como vocalista de la banda kosovar Oda, lo que aprovechó para mostrarle discos de David Bowie, Bob Dylan, The Police o Radiohead.
Pero también fue por el trabajo más formal de su progenitor -un empresario dedicado al marketing- que la intérprete a los 11 años debió dejar Inglaterra para mudarse con su familia a Pristina. Ahí su amor por la música sólo creció, advirtiendo eso sí que en Kosovo las rutas para proyectar una carrera eran más limitadas. Por eso, a los 15 años convenció a sus padres para poder irse a vivir sola a Londres e inaugurar una trayectoria vinculada al espectáculo: ingresó a una escuela de teatro, trabajó como modelo y camarera, y comenzó a subir video con sus canciones a YouTube, el factor clave para posteriormente firmar con Warner Bros.
Pero nunca olvidó sus raíces. Junto a su padre en 2016 creó la fundación Sunny Hill para recaudar fondos en ayuda de las personas de Kosovo con dificultades financieras. A partir de 2018, ambos han organizado en Pristina un festival para juntar dinero para dicha entidad. Su voz también se ha alzado en temas como la salud mental, un aspecto que ha calificado como el más crítico de su generación, sobre todo al vincularlo con artistas que viven bajo la exigencia del éxito y la popularidad.
Su protagonismo también ha alcanzado el cine, participando en un cameo de la aclamada y comentada película Barbie (2023), donde además interpretó la canción Dance the night, parte de un momento medular de la historia. En un casillero más específico, ha propulsado una plataforma bautizada como Service95, la que ofrece newsletters, un podcast comandado por ella misma y un espacio de conversación digital donde ha invitado a figuras como las cantautoras Patti Smith y Billie Eilish, el escritor argentino Hernán Díaz o la psicoterapeuta belga Esther Perel.
-A partir de tu aparición en Time, ¿de qué manera sientes que has superado lo estrictamente musical para influir en otras áreas? ¿Cómo una estrella del pop como tú puede ser relevante en temas que no tienen que ver sólo con lo artístico?
No lo sé, supongo que se puede explicar en cómo utilizó mis plataformas para otras cosas que realmente me inspiran. Tengo muchos otros intereses aparte de la música, con mi newsletter, mi podcast y mi club de libros Service95. Sólo quiero ser capaz de traer noticias y compartir historias, de todo el mundo, y las que realmente me apasionen y me permitan seguir aprendiendo.
-Para una artista, ¿se convierte en una responsabilidad ser parte de un listado como este?
Creo que es un gran honor, por supuesto. Es increíble aparecer al mismo nivel que otras personas increíbles.
-Uno de los temas que involucran tu vida es la inmigración. Tus padres cambiaron de país y de trabajo. Como niña, ¿te sentías distinta de otras?
Creo que sí, siempre fui un poco distinta al resto. Mi nombre ya marcaba una diferencia y sonaba muy distinto a todo lo que mucha gente pudiera conocer. Fue parte de mi crecimiento y eso también me definió como persona. He aprendido mucho a apreciar mi historia y estoy orgullosa de eso.
-Con todos los cambios que enfrentaste en tu vida, sobre todo geográficos y viviendo en distintas sociedades, ¿imaginaste alguna vez que te convertirías en una de las grandes figuras musicales del siglo XXI?
No, nunca te esperas algo así (se ríe). Eso es una gran, gran afirmación.
-¿Cómo imaginas tu carrera en 20 años más? ¿Admiras a algún artista que haya crecido en la adultez demostrando vigencia y éxito?
No lo sé, espero estar haciendo mucho más de esto. No tengo una respuesta clara para eso. Pero, mientras me esté divirtiendo, seguiré haciendo esto.
Volver a Chile
El vértigo -y el caos- que significó el tour de Future nostalgia en 2022 tuvo esa escala local que se anotó como uno de los hitos de la cartelera de música en vivo durante esa temporada.
Incluso por esos días, los encargados de su visita repetían que el interés por la cantante había sido tan mayúsculo que su show podría haber aterrizado sin problemas en el Estadio Nacional en vez de La Florida, con una capacidad acotada a poco más de 20 mil espectadores. Para mala fortuna de sus fans, el recinto de Ñuñoa en esos momentos no se podía utilizar para eventos artísticos.
Dua Lipa agradeció la devoción no sólo con un espectáculo de categoría internacional, sino que también tuvo un gesto para reforzar el orgullo patrio. En la previa al concierto, subió en funicular hasta el cerro San Cristóbal y se empinó un vaso de mote con huesillo en la cima.
Según los registros de la propia cantante, su desembarco en el Bicentenario marcó el primer show de su vida en un estadio de fútbol. Antes, sólo había hecho arenas o sitios como campos de polo. “Lo recuerdo muy bien, fue mi primera vez en un estadio”, asegura.
En caso de retornar, la situación podría ser más auspiciosa y el mote con huesillo aún más sabroso. Según información entregada por su sello, Warner Music, hoy la estrella anglokosovar es la artista más escuchada en radios chilenas.
-¿Te gustaría volver a Chile en esta gira de tu nuevo disco?
Sí, claro que sí. Por supuesto, me encantaría. Fue mi primera vez cantando en un estadio, entonces lo recuerdo con mucho cariño. Fue realmente increíble.