En el colegio se sentaba en primera fila y realizaba toda clase de preguntas a sus profesores. En su hogar era igual de aplicada y sus padres tenían que obligarla a que dejara los cuadernos a un lado por un momento. Fuera del aula, el interés de Jennifer Connelly (Nueva York, 1970) estaba en los animales, en la ciencia y en Evel Knievel, el popular motociclista de acrobacias que tuvo éxito en los 60 y 70, a quien consideraba su héroe.
“Yo no era la niña que hacía obras de teatro en la escuela, ni soñaba con hacer películas, ni era una cinéfila ni nada por el estilo”, dice por videollamada desde Los Angeles (EE.UU.). No sabe bien cómo, pero a los diez años estaba modelando y audicionando para comerciales y películas. Lo que siempre ha dicho es que todo nació por iniciativa de su madre y que a partir de ese momento ella se esforzó por hacerlo lo mejor que pudo.
Debutó en el cine con Érase una vez en América (1984), la cinta final de Sergio Leone, y a los 15 años quedó inmortalizada como la heroína de Laberinto (1986), enfrentando al rey de los duendes interpretado por David Bowie. Durante su juventud trabajó en largometrajes de Dennis Hopper y John Hughes y en la fallida adaptación de De amor y de sombra, de Isabel Allende, hasta que su carrera despegó definitivamente en los 2000, con Réquiem por un sueño y el Oscar que ganó en reconocimiento a su papel en Una mente brillante (2001).
En todos esos años, mientras crecía delante de las cámaras, hubo un momento en que la idea de ser actriz se transformó en una decisión que tomó por sí misma. “Cuando era adulta joven sentí que esto era lo quería hacer. Pero (esta vez) lo elegí por mí misma. Viví esa experiencia. ¿Elegiría lo mismo ahora? No lo sé. Creo que me gustaría tener un capítulo donde tal vez agregue otras cosas”, plantea en diálogo con Culto.
Ese tipo de reflexiones van en sintonía con su nuevo estreno: Materia oscura (Dark matter), una serie de ciencia ficción de la plataforma Apple TV+ que se pregunta sobre lo que podrían haber sido nuestras vidas si hubiéramos tomado decisiones diferentes.
La estrella de Top Gun: Maverick (2022) encarna a Daniela Dessen, una mujer que abandonó su carrera como pintora para priorizar la vida en familia junto a su esposo, Jason (Joel Edgerton), y un hijo que ahora tiene 15 años, Charlie (Oakes Fegley). Su marido, un profesor de física, dejó atrás una prometedora investigación por el mismo motivo. “Prefiero tener recuerdos junto a ti que de un laboratorio frío y estéril”, le dice él en un momento.
Sus destinos cambian con la aparición de una versión de Joel que proviene de un universo alternativo. Una irrupción que se produce porque desarrolló con éxito un prototipo de su juventud que le permite trasladarse a otros mundos. La temporada de nueve episodios –dos capítulos a partir de este miércoles 8 y uno nuevo cada semana– muestra sus desesperados esfuerzos por recuperar lo que le fue arrebatado.
Connelly detalla que leyó varias veces la reconocida novela de Blake Crouch en que se basa la producción y que la usó como una suerte de guía durante el rodaje, donde tuvo que dar vida a más de una versión de Daniela.
“Revisaba pasajes específicos: ¿hubo algo que extraviamos? ¿Hay algo en lo que quisiera pensar cuando estamos haciendo una escena en particular? Fue muy útil. Fue casi como tener un diario de personaje”, explica, aunque advierte que “como ocurre cuando leemos libros, nos gusta infundirlos de nuestra propia imaginación. Tomé eso al construir el personaje y luego al hacer de ella mi propia versión, mi propia interpretación de lo que había procesado cuando lo leí”.
-¿Hubo algo sobre su personaje o sobre la novela que resonó en Ud. en un plano personal?
Te diré lo que me intrigó. Me intrigó usar esta idea de personajes que atraviesan múltiples mundos y realidades alternativas, como una especie de forma de explorar decisiones de vida y caminos no tomados. Son cosas reales en las que la gente piensa y experimenta, ese tipo de dudas y arrepentimientos; crisis de vida gatilladas porque quizás debería haber hecho otra cosa. Aquí eso se explora a través de la ciencia ficción de una manera que no la había visto antes. Pensé que podía ser muy divertido y que podría ser una gran serie de televisión.
-¿El formato de las series es uno que disfrute particularmente como espectadora? ¿Está abierta a hacer más proyectos de este tipo?
Es agradable pasar tanto tiempo (con los personajes) cuando la historia lo amerita. Creo que tener nueve episodios era un gran medio para este libro. Es una historia grande, por lo que creo que eso fue realmente efectivo. Es agradable tener la oportunidad de pasar tanto tiempo con el personaje y que experimente tantas cosas en el transcurso de un proyecto. Es una buena oportunidad. Entonces, sí, absolutamente, si existiera el proyecto correcto, lo haría de nuevo.
-¿Realizar esta serie la llevó a pensar sobre cómo sería la Jennifer Connelly de un universo alternativo? ¿Cree que habría sido actriz y realizado todas las películas que ha hecho?
Bueno, supongo que si existiera otra probablemente habría muchas más, como en nuestra historia (Materia oscura). Creo que probablemente hubo un grupo de ellas que tomaron decisiones muy similares, y luego quizá también hubo algunas más impredecibles. No estoy segura de cuáles serían. Mi hijo Stellan cree que yo habría sido una muy buena detective. No estoy segura de si eso es cierto (se ríe). Quizás en algún lugar sería una buena detective.
La actriz cuenta de que dos de sus tres hijos ya no viven con ella y que la menor está cerca de cumplir 13 años. Un instante que la lleva a pensar sobre cómo modelará su vida después de concluir el trabajo de crianza junto a su marido, el también actor Paul Bettany.
“Cuando ella también crezca quizá haya más capítulos que pueda agregar (a mi vida). Ya veremos”, indica. “Pero no estoy segura de que haya una reinvención completa. Ha sido una carrera maravillosa. Me siento muy agradecida de hacer el trabajo que hago, lo encuentro realmente satisfactorio y creativo, y me obliga a tener la oportunidad de tener nuevas experiencias todo el tiempo. Estás pensando en diferentes cosas y colaborando con diferentes personas. Realmente disfruto lo que hacemos”.