Esta mañana, cerca del mediodía, falleció la destacada poeta nacional Carmen Berenguer, contaba con 78 años. Según indicaron a Culto fuentes cercanas a la autora, padecía de problemas respiratorios que la obligaron a internarse el pasado lunes 13 de mayo en la Clínica de la Universidad Católica, en calle Marcoleta, lugar donde murió.
Parte importante de la generación literaria de los 80, contemporánea de nombres como Diamela Eltit, Raúl Zurita, Elvira Hernández, Malú Urriola, Juan Luis Martínez o Diego Maquieira, Berenguer destacó por una poesía con tintes críticos. Entre sus trabajos más destacados están Bobby Sands desfallece en el muro (1983), Naciste pintada (1999) o A media asta (1988). Fue cercana a nombres como Pedro Lemebel o Juan Pablo Sutherland.
Este último, contactado por Culto, señala: “Se va una de las grandes poetas chilenas, que lamentablemente no recibió el Premio Nacional de Literatura. La poesía de ella, desde su primer libro, marcó un momento de la poesía chilena en los 80. Tenía una poesía con garra, con fuerza, urbana, con politicidad, y demostró que su proyecto poético es imposible de no mirar, de no conmoverse”.
“Su obra es muy extensa, hay libros notables como A media asta, Sayal de pieles, o los libros de crónica, como Naciste pintada. Es un lugar completamente soberbio desde lo poético, perturbador, que se ha leído por décadas, es una poeta que se encuentra con la carne viva de la calle. Sus libros se encuentran en distintos lados del espacio público, no solo en lo académico. Siempre va a tener una cicatriz enorme con lo urbano y con distintos tipos de subalternidades que no habían sido registradas en la poesía, las mujeres, por ejemplo, pero también la noche, lo urbano”.
Berenguer, como decía Sutherland, no recibió el Premio Nacional de Literatura, del cual fue una de las candidatas en dos ocasiones, 2016 y 2020, años en los que el galardón terminó recayendo en Manuel Silva Acevedo y en el poeta mapuche Elicura Chihuailaf, respectivamente.
La crítica Eugenia Brito señaló sobre ella: “El aporte de Berenguer a la literatura chilena consiste en la ruptura del verso, por una parte con la escritura graffiti, que se hace eco, grito, testimonio de una tortura. La escritura parece entonces padecer el mismo rigor del hambre: es breve, no obstante exhaustiva y eficiente. Por otra parte Berenguer imita la oralidad, la forma más desembozada del habla común y corriente en la poesía”.
Por su parte, Soledad Bianchi, académica y crítica literaria, comenta a Culto sobre la obra de Berenguer: “No tuvo temores para variar, para cambiar. El libro Bobby Sands desfallece en el muro lo publicó en dictadura sin pedir permiso, en una época que había que pedir permiso para publicar cualquier cosa. Ese personaje -Sands- era totalmente transferible a cualquier chileno que estaba en prisión. Después, en Huellas de siglo, jugó, probó con otras formas. Me parece muy interesante que se haya atrevido a quebrar con su poesía anterior. En A media asta hace un guiño a De Rokha colocando un nombre similar -el de Raimunda-. Siento muchísimo la pérdida de Carmen, yo la apoyé en 2020 cuando la postularon al Premio Nacional y me parecía justo que lo hubiera ganado”.
“Era una escritora insaciable, no paraba de escribir, ya fuera su propia poesía o sobre otras personas. Se publicó una antología de la Universidad de Talca sobre las crónicas de Pedro Lemebel, ella hizo el prologo y la selección. Es una gran pérdida”.
En los últimos años, tras superar un cáncer, Berenguer fue electa como presidenta de la Sociedad de Escritores de Chile (SECH), en dos ocasiones, 2012 y 2015. Se mantenía activa publicando, en 2020 publicó Plaza de la Dignidad, crónicas, poemas y registro fotográfico (Mago editores, Santiago), y en los próximos meses reaparecerá el volumen Huellas de siglo, por la editorial Cuneta.