Cuando Jenny Erpenbeck era un joven estudiante de teatro, vio cómo el país donde vivía, de repente, de un solo plumazo, ya no existía más. En los agitados días de noviembre de 1989, todo parecía posible, incluso que el muro que separaba a Berlín Oriental del Berlín Occidental cayera carcomido por la historia. Pocas horas después, caería también la frontera interalemana, entre la República Federal Alemana (RFA) y la República Democrática Alemana (RDA). Un mundo, una historia, una forma de vida caía para siempre.

“Yo tenía 22 años, una edad en la que uno ya es adulto, pero todavía joven. Cuando cayó el Muro, mi sensación fue que mi niñez se acababa junto con el país en el que había crecido. De pronto me encontraba en otra sociedad y esto fue muy curioso, porque había que aprender todo de nuevo y sentía que vivía en otro país, aunque no me había movido. Me pareció interesante lo rápido que puede cambiar un sistema completo”, recordó la misma Erpenbeck en charla con el matutino argentino La Nación, en 2016.

Y fue justamente que hoy, a sus 57 años, Erpenbck ha vuelto a cruzar el muro, a través de la ficción. Con su novela Kairós -la cuarta de su trayectoria- acaba de obtener el prestigioso premio International Booker Prize para libros traducidos desde otros idiomas al inglés (donde en la lista final también competía la argentina Selva Almada y el 2021 lo hizo el chileno Benjamín Labatut). En este caso, desde el alemán. “Lo que hace que Kairós sea tan inusual es que es a la vez hermoso e incómodo, personal y político, psicológico y muy conmovedor”, dijo Eleanor Wachtel, presidenta del jurado. El organismo deliberó durante media hora antes de decidir darle el premio a Kairós.

Se trata de un novela donde relata una historia de amor algo sórdida, entre Hans, un novelista cincuentón casado y con un hijo adolescente, y Katharina, una estudiante de 19. Por supuesto, tamaña diferencia de edad hace que ambos vean las cosas con un prisma diferente, y que la relación -por momentos- no sea precisamente una cama de rosas.

Es una historia privada de un gran amor y su decadencia, pero también es una historia de la disolución de todo un sistema político -dijo Erpenbeck al sitio del Booker-. En pocas palabras: ¿Cómo puede algo que parece correcto al principio convertirse en algo incorrecto? Esta transición me interesó. Tiene mucho que ver con el lenguaje, ya que el lenguaje está hecho tanto para expresar sentimientos y visiones como para ocultarlos o traicionarlos. Puede revelar algo interior y, aun así, engañar a la gente, o puede ser simplemente una superficie en blanco. Si observas los detalles de lo que se habla y dónde, en cambio, hay silencio, también podrás seguir las corrientes invisibles, el cambio de poder entre generaciones, las técnicas de manipulación y abuso”.

En el mismo sitio, Erpenbeck comentó que el libro tuvo una escritura más bien lenta. “Escribo en una computadora. Como ocurre con todos los libros, escribí alrededor de diez o doce comienzos para este libro, cada vez más desesperada. Luego me decidí por uno y volví a desesperarme. Sumé los capítulos que había escrito hasta entonces, escribí los números en trozos de papel, los puse en un cuenco, dejé que mi hijo eligiera el orden de los capítulos fuera del cuenco, luego vi que tampoco funcionaría así. Luego escribí el prólogo, sintiéndome aliviada por un tiempo. Después de haber escrito la mitad del libro mi proceso reveló que todo era diferente a como pensaba. Parecía que el libro tenía vida propia y tuve que adaptarme a él, y eso es lo que intenté”.

Kairós es básicamente la historia de un amor que nace, se desarrolla, y se muere, tal como desfallece la RDA. Aunque su autora lleva el concepto más allá del mero relato lineal. Lo hace de manera entrecortada, alternando las voces de uno y del otro, a veces intercalando con información que parece ajena a lo que ocurre entre ellos. Es una novela, sí, pero ante todo un interesante artefacto literario.

No hay una escena de la caída del muro en sí, Erpenbeck circunda esos días con la cotidianeidad de los personajes, aunque rescata eso sí un instante muy decidor. Cuando los carteles de los manifestantes cambiaron la socialista consigna “¡Somos el pueblo!”, al “¡Somos un pueblo!”, apelando a la reunificación de las dos Alemania.

Aunque también hacia el final está quizás el punto más flojo de la novela. Así lo comentó el mismísimo Leonardo Padura en El País. “Solo al final de la novela —y creo que no con la suficiente habilidad narrativa—, la autora deja entrever lo que significó en la vida de los ciudadanos el oscuro papel de la Stasi, la todopoderosa policía secreta de la RDA. Quizás pospuso y hasta oscureció esa información para evitar narrar las técnicas de esa agencia del modo casi trillado que ya hemos leído, aunque a mi juicio lo hizo de un modo tan oblicuo que apenas es reconocible”.

“Pero, sin duda, Kairós es una apuesta literaria con notable capacidad para hurgar en las esencias oscuras de los sentimientos humanos y, también, en las entretelas de una sociedad que se creía saludable cuando en realidad estaba enferma de muerte”, agrega el cubano. Es que la novela ha sumado buenas críticas. Dwight Garner, del señero The New York Times , dijo que Erpenbeck estaba “entre las novelistas más sofisticadas y poderosas que tenemos”. Y agregó que Kairós era tan conmovedora que tenía “una fuerza subterránea”. Incluso, agregó: “No suelo leer dos veces los libros que reseño, pero éste sí lo hice”.

Incluso más, según el NYT, algunas voces ya dan a Erpenbeck como una posible ganadora del Nobel en unos años más. Un panorama que, por lo demás, no es descabellado pensar. Primero, porque la Academia Sueca está considerando mucho más a las mujeres (desde el 2018, cuando lo obtuvo la polaca Olga Tokarczuk el premio lo han ganado alternadamente hombres y mujeres); y segundo, porque el galardón tiene un fuerte componente geopolítico. Alemania, con 6 premios Nobel de Literatura, y con una fuerte presencia en el mundo editorial podría perfectamente volver a obtenerlo en los próximos años.

Pero volviendo a las críticas, The Guardian también valoró positivamente la novela. “Los descubrimientos finales de Katharina sobre el pasado revelan aún más preguntas sin respuesta sobre su relación y su época. A lo largo de estos viajes personales y políticos, Erpenbeck nunca recurre a la frase común ni a la respuesta conocida. Si bien la novela es ciertamente sombría en su visión del amor y la política, pasar tiempo con la imaginación rigurosa e intransigente de Erpenbeck es estimulante hasta la última página”.

Lo mismo hizo el sitio especializado NPR. “En el camino, Erpenbeck ofrece el retrato más rico que he leído de lo que les sucedió a los alemanes orientales cuando su sombrío y represivo estado comunista fue reemplazado de la noche a la mañana por una Alemania Occidental engreída y loca por las compras que instantáneamente se dispuso a borrar la realidad que conocían: devaluar su dinero, desmantelando sus medios de comunicación, negando sus valores. Los ossies (como se les conoce) se vieron sumergidos en una sociedad extraña en la que, como dijo una vez Erpenbeck, todos habían perdido el software de cómo lidiar con las cosas”.

Kairós se puede leer en Chile, puesto que se encuentra traducida al castellano vía Anagrama. Desde hace unas semanas ya se encuentra en los escaparates nacionales.

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