Marilyn Monroe visitaba al poeta Norman Rosten cuando la fotógrafa Eve Arnold fue a buscarla para una sesión de fotos, en 1955. “Le pregunté qué estaba leyendo cuando fui a recogerla. Me dijo que tenía Ulises en su coche y que lo había estado leyendo durante mucho tiempo”, relata Arnold en una carta de 1993, dirigida al profesor de Literatura Moderna, Richard Brown. Este docente, curioso, quería saber la verdad tras la foto de la actriz leyendo a James Joyce, mientras posaba en traje de baño en Long Island.
La actriz solía leer fragmentos en voz alta. “Dijo que le encantaba cómo sonaba”, escribió la fotógrafa en la misiva que recoge National Geographic. “Cuando llegamos a un parque infantil para hacer fotos, sacó el libro y se puso a leer mientras yo cargaba la película. Así que, por supuesto, la fotografié”.
El hecho demuestra la afición de Marilyn Monroe por las letras, una pasión que materializó con una prominente biblioteca y también en sus propios escritos, revelados en el libro Fragmentos: poemas, notas personales, cartas (2010). Este tomo reúne textos inéditos de la actriz que este 1 de junio cumpliría 98 años.
La biblioteca de Marilyn Monroe
La protagonista de Cómo atrapar a un millonario (1953) luchaba constantemente contra el estereotipo de ‘rubia tonta’, una idea que tomaba más fuerza gracias al perfil de sus papeles en el cine y su imagen de sex symbol. La poco estable infancia de Monroe, su prematuro matrimonio a los 16 años y su temprano inicio en la actuación impidieron que la estrella tuviera estudios formales. Sin embargo, siempre estuvo sedienta de conocimiento. Según reveló en entrevistas, mientras no estaba en el set de grabación estaba leyendo o estudiando. En su formación de autodidacta, sus mayores aliados fueron los libros.
Después de su muerte en 1962, a los 36 años, dejó una biblioteca con más de 400 ejemplares. Según Esquirre, fueron 451 los títulos que constituían el catálogo de Monroe. El 27 y 28 de octubre de 1999, la empresa Christie’s subastó parte de la biblioteca de la actriz. Ahora bien, ¿cuáles eran esos textos? La red social de lectura Librarything rescató el nombre de 262 libros que pertenecieron a Marilyn, muchos de los cuales pueden corroborarse a través de fotografías de la cantante.
Hay libros de todos los géneros y procedencias, desde la filosofía de Aristóteles y Platón, hasta clásicos de la literatura rusa como Fiódor Dostoievski, León Tolstói y Anton Chéjov. Destacan en el listado los nombres de los poetas españoles Rafael Alberti y Federico García Lorca, los franceses Marcel Proust, Émile Zola, Stendhal, y otros títulos de Thomas Mann, Edgar Allan Poe, William Shakespeare, Emily Dickinson, Walt Whitman y Oscar Wilde.
También Marilyn Monroe tenía libros de autores que en ese tiempo eran descubrimientos, como Scott Fitzgerald, Ernest Hemingway, William Faulkner y Carson McCullers. Se suman a la lista Alicia en el país de las maravillas de Lewis Carroll, The Open Mind de J. Robert Oppenheimer y Madame Bovary de Gustave Flaubert. En cuanto a teatro, se destacan obras de Eugene O’Neil, Tennessee Williams y Bernard Shaw. En los registros no figura nada del dramaturgo Arthur Miller, su tercer esposo.
De su puño y letra
Lee Strasberg fue maestro de interpretación e íntimo amigo de Marilyn Monroe. Al fallecer la actriz, él heredó varias de sus pertenencias, entre ellas unas cajas que fueron encontradas por Anne, la viuda de Strasberg, recién en 2007. En su interior se encontraban escritos inéditos de Marilyn Monroe, entre poemas, cartas y notas.
Esto dio origen a Fragmentos: poemas, notas personales, cartas, libro publicado en 2010 por Seix Barral, que recopila textos escritos por la actriz entre 1943 y 1962. Fue el autor y profesor italiano Antonio Tabucchi quien prologó el título, donde escribió: “Dentro de ese cuerpo, que en ciertos momentos de su vida Marilyn llevó como quien lleva una maleta, habitaba el alma de una intelectual y una poeta que nadie sospechaba”.
“El libro es una maravilla, un tesoro que hace amar a Marilyn todavía más, ayuda a quererla y a comprenderla. El mito, la fantasía, la carne, se hace texto: al revés que en la Biblia, donde el verbo se hizo carne”, escribe el periodista y escritor español Mariano Gistaín, para Letras Libres.
Así dice, por ejemplo, el fragmento de una de las cartas que escribió Monroe en 1943, cuando se enteró de que su primer marido, James Dougherty, le era infiel. “Que nos quisiera a las dos podría aceptarlo pero no que me mintiera al decirme que soy yo la primera y principal, y que si nuestra relación cambiara no dudaría en decírmelo porque, como él mismo reconoció, yo nunca aceptaría ser una segundona”.
En cuanto a sus poemas, revelan su vulnerabilidad contrapuesta con su exposición de la fama. “Me gustaría estar muerta. /Me gustaría no haber existido./Me gustan los puentes, /especialmente el de Brooklyn”, dicen los versos del poema denominado Puente. “Tengo tanto miedo a que no me quieran/ que cuando me quieren/solo soy capaz de pensar/en el instante/cercano o lejano/en que dejarán de quererme”, escribió también la actriz.
El libro Fragmentos: poemas, notas personales, cartas está disponible en librerías y en Buscalibre. A Chile lo trae Editorial Planeta.