El español Joan Tarrida conoció a Franz Kafka a los 14 años, cuando leyó La Metamorfosis por primera vez. Décadas después, su editorial formaba parte de uno de los hitos claves en la literatura: editar el último material inédito del escritor checo.
“Fue uno de los mayores acontecimientos editoriales de las últimas décadas, porque esto era lo último que quedaba inédito de Kafka, no queda nada más. Lo que no se había publicado eran todos sus dibujos”, reflexiona Tarrida, director editorial de Galaxia Gutenberg, en diálogo con Culto.
Se trataba de los dibujos desconocidos del autor, que permanecieron 63 años guardados en una caja fuerte en un banco de Zurich, Alemania. Llegaron ahí gracias al también escritor Max Brod, quien a pesar de los deseos de Kafka por destruir su obra, preservó, cuidó y publicó las creaciones del autor de El proceso.
“Los autores tienen derecho a decir lo que quieren que se conserve y lo que no. En una editorial tratamos con muchos autores, y tú sabes que cuando un autor quiere destruir una obra, la destruye, la destruye él mismo cuando está convencido de que aquello no sirve. Entonces, ¿por qué no se destruyó?,¿por qué no lo pudo destruir todo? En el caso de Max Brod, decidió no destruir nada, por suerte, porque ahora podemos disfrutar de un escritor mayúsculo”, reflexiona Tarrida.
Después de una larga disputa legal que involucró a Israel, Alemania y Suiza, la colección de documentos inéditos de Kafka llegó a la Biblioteca Nacional de Israel en 2019. Este lote incluía tres borradores diferentes de su historia Preparativos de boda en el campo, y cientos de cartas personales, dibujos y diarios.
Así, en 2021, siete editoriales a nivel mundial iniciaron un proyecto para editar el libro con los dibujos inéditos de Franz Kafka. Entre ellas, la editorial española Galaxia Gutenberg, dirigida por Joan Tarrida.
“Esto nace a partir de la relación entre la editorial alemana C.H. Beck Verlag y la Biblioteca Nacional de Jerusalén. Nosotros empezamos a trabajar con una serie de editoriales que se van sumando al proyecto, está la norteamericana Yale University Press, por ejemplo, Adelphi en Italia, otra en Holanda (Atheneum) y en Polonia (Wydawnictwo Literackie), etcétera (la francesa Cahiers Dessinés). Nos vamos articulando para publicar todos exactamente lo mismo, con la misma calidad y con la misma reproducción, porque claro, los dibujos no podían salir de la de la biblioteca, entonces teníamos que reproducirlos a partir de fotografías que hacía la editorial alemana en la propia Biblioteca de Jerusalén”, cuenta Joan Tarrida.
Ahora bien, ¿cómo se editan dibujos, cuando las editoriales suelen trabajar con texto? “El volumen que hemos publicado con todos los dibujos de Kafka incluye, también, bastantes textos de análisis, explicativos, que detallan dónde los hacía y dónde se han encontrado estos dibujos, porque muchas veces los hacía en un cuaderno, pero a veces los hacía en un trozo de papel en cualquier lugar”, responde el editor de Galaxia Gutenberg.
Así nació el libro Los dibujos (2021), de Franz Kafka, su obra póstuma más reciente, que devela una faceta poco explorada del autor.
Reconociendo a Kafka
Además de escritor, Kafka era un apasionado por el arte, tomó clases de dibujo y fue asistente en los cursos de Historia del Arte en la Universidad Alemana de Praga. Según consigna El País, Franz Kafka era admirador el arte japonés y de las pinturas de Vincent Van Gogh. Obras coloridas que contrastan con los lúgubres retratos que inmortalizaron al autor.
“De Kafka tenemos una visión bastante errónea. Él era un personaje alto, más bien flaco, siempre muy elegante, pero en las fotos siempre aparece como serio, porque muchas de las fotos se hicieron cuando él ya estaba enfermo. Entonces aparece casi siempre un Kafka con una cara demacrada, pero Kafka no era ese personaje gris, casi como hundido. No. Él era un personaje muy seductor, él tuvo muchas aventuras amorosas, era un personaje divertido, un personaje que hacía reír mucho a sus amigos”, reflexiona el editor Joan Derrida, ávido lector de su obra, que se ha publicado casi por completo en Galaxia Gutenberg.
“Kafka es de los escritores más importantes de los últimos 100 años. Es de los cinco más relevantes, quien mejor supo ver muchas de las cosas que marcan la manera de ser del ser humano, tanto en el siglo XX como en el siglo XXI. Por ejemplo, temas como la continua vigilancia, como el absurdo del poder, es decir, hay muchos aspectos en los que Kafka es un visionario. Kafka es escritor siempre, incluso cuando escribe una carta aparentemente sin importancia, o cuando toma un apunte para su diario. Kafka es muy consciente de que está escribiendo, de que está haciendo su obra literaria. Por ejemplo, hay cartas suyas o fragmentos de diarios que son más interesantes que sus narraciones o sus novelas”.
—¿Cómo se manifiesta esta idea de ‘siempre escritor’ en sus dibujos?
Si nos fijamos en sus dibujos, casi todos son siempre seres humanos en posiciones extremas, es decir, no están casi nunca parados. Siempre están en movimiento. También hay retratos, claro. Él hace todos estos dibujos en un momento en que artísticamente en Alemania, y en Centro Europa, está patente el expresionismo, y eso se nota también en su forma de trabajar. Trabaja casi siempre en blanco y negro, como en su literatura. Si nos fijamos también en sus novelas o en sus narraciones, él busca siempre decir lo máximo con lo mínimo y en los dibujos hace igual, son unos dibujos muy sencillos, aparentemente sencillos, pero de una gran expresividad.
—¿Hay que revisar el libro Los dibujos para comenzar con Kafka o después de leer su obra?
Yo creo que se pueden hacer las dos cosas, aunque creo que es mejor haber leído a Kafka antes de ver los dibujos. O también irlo leyendo con los dibujos al lado, porque vamos a entender mucho más, vamos a entender sus personajes, vamos a entender su forma de adentrarse en la consciencia humana. Pienso que es un buen complemento ir viendo los dibujos e ir leyendo a Kafka.
El libro Los dibujos (2021) está disponible en Buscalibre, Amazon y algunas librerías chilenas.