Una maestra rural ha desaparecido. Un buen día, Angélica Gólik simplemente dejó tiradas sus cosas en casa y no se le vio más. Como en todo pueblo chico de provincia, en San Ignacio, Córdoba, las noticias vuelan y lo supo todo el mundo. Unos decían que estaba loca, y que a sus alumnos le enseñaba rarezas en vez de los contenidos del programa educativo. Además que tenía un hijo, Jeremías, algo extraño y sombrío. Pero Gólik también era una poeta (mediocre), que incluso alcanzó a publicar, y eso llama la atención de un joven escritor, Santiago, quien comienza a buscarla sin imaginarse lo que va a encontrar.
Así comienza la trama de La maestra rural, la novela del escritor argentino Luciano Lamberti (46) que acaba de ser publicada en nuestro país a través de la casa independiente Banda Propia Editoras. En rigor, es una reedición chilena de la primera novela del trasandino, original de 2016. Es una narrativa en formato coral, donde diversos personajes -incluyendo a la misma Angélica- van contando la historia, y es el lector quien debe armar el puzzle. Aunque no resulta complejo y quien lee se termina involucrando activamente en el asunto.
Lamberti tiene una trayectoria que incluye libros de cuentos, novelas y hasta poesía. Se ha hecho un nombre como autor de literatura fantástica y de terror, destacando sus libros de relatos El asesino de chanchos, El loro que podía adivinar el futuro, o las novelas La masacre de Kruguer y Los Abetos. Sería algo así como una versión trasandina de Francisco Ortega. En 2023 recibió el Premio Clarín de Novela por una historia que, según sus palabras, es de terror, de carácter “experimental”, y se enmarca en la última dictadura militar trasandina.
Con ese currículo es que Lamberti se presentará en Chile la próxima semana, invitado por la Cátedra Abierta en Homenaje a Roberto Bolaño, que organiza la Facultad de Comunicación y Letras UDP. En la ocasión, dará la charla Literatura fantástica argentina y realidad política, además de presentar La maestra rural en nuestro país. En la antesala, habla con Culto sobre la novela. “Soy un gran fan de las historias bíblicas, creo que son la base de nuestra cultura occidental, y entre ellas amo la sagrada concepción. La idea de un dios fecundando a una humana, que también está en la mitología griega, siempre me pareció del orden de la ciencia ficción. A eso le sumé mi experiencia de poeta y estudiante de letras. También de dos imágenes: la de una mujer (mi madre) que sale de una casa para tirar el agua sucia de los platos recién lavados y la de un video de una colombiana que aseveraba haber tenido un hijo con extraterrestres”.
¿Cómo fue el proceso de escritura?
Más que un proceso mi tema con la escritura es un gran desorden inicial, a veces angustiante y deforme, en el cual trato de entregarme al torbellino, sabiendo que después mucho de lo que escribí irá a parar al tacho de basura. Son momentos de avance y retroceso, de búsqueda intuitiva y por momentos racional, hasta que todo se coagula en un orden posible y entonces lo entiendo, lo veo y lo amo, y comprendo que ese camino que odié tuvo un sentido.
Entiendo que esta fue tu primera novela, pero antes habías debutado como cuentista. ¿Cómo fue ese paso del cuento a la novela?, ¿qué cosas rescatas de ambos formatos?
Del cuento me gusta la posibilidad de tener el control absoluto, cosa que no pasa en la novela. De la novela, tomo la idea de “ganar por puntos”, ir sembrando lo que después cosecharé. La posibilidad de crear un mundo, de tener al lector más tiempo conmigo, es algo que valoro en la novela, y la del impacto inmediato que puede leerse de una sentada me encanta en el cuento.
¿Por qué La maestra rural está en un formato coral?
Me pareció que era una forma de contar y callar al mismo tiempo, o de involucrar al lector en la creación de la historia, que tiene que ir armando con los pedazos sueltos lo que realmente sucedió. Tengo ciertos dotes actorales que me permiten escuchar las voces de mis personajes, y lo aproveché.
En la trama, Santiago busca a Angélica Gólik, una poeta de provincia poco reconocida, pero la trama se interna en lo fantástico. ¿Dirías que La maestra rural es una especie de contracara de Los detectives salvajes?
Qué más quisiera. Soy, como sabés, un fan de Bolaño, y soy un fan de la ciencia ficción, y esa novela es la mezcla de ambas. El poeta perdido, el poeta secreto, es una figura muy seductora para mí, que recorre toda su obra. Siempre me interesó mezclar lo alto y lo bajo en lo que escribo, es decir: el género con cierto nivel de innovación que quizás proviene de la tradición modernista, Faulkner, o la novela del Boom.
¿Dirías que la poesía es algo así como un personaje lateral de esta novela?
La poesía es la madre de toda la literatura, y los poetas (como bien lo ha señalado Bolaño en su obra) los verdaderos héroes, que hacen lo que hacen sin esperar ninguna recompensa, porque en un mundo donde la literatura es un arte menor, la poesía es directamente un arte de iniciados, casi como si fueran una secta secreta que sostiene en sus espaldas al mundo. Cuando escribí esta novela acababa de terminar mi tesis sobre (Héctor) Viel Temperley, un descomunal poeta argentino, de una poesía rítmica, casi alucinatoria, que estaba en contacto con las estrellas por así decirlo, y su fantasma sobrevuela las páginas de La maestra rural.
¿De dónde viene tu pulsión por la literatura fantástica?
De la infancia, de mis primeras lecturas, de considerar que la literatura “baja”, de género, no vale menos que las obras cumbres del canon, muchas veces bodrios que todo el mundo recomienda y nadie lee. De creer que la literatura fantástica, más allá de su tema puntual, nos revela algo sobre nuestro mundo, sobre las certezas que creemos tener, sobre el largo relato que constituye la historia del mundo.
Hay una escena de Angélica en un taller literario, ¿te basaste en alguna experiencia propia haciendo taller?
Me basé en mi experiencia dictando talleres. Creo que, más allá de su función estética, los talleres son espacios de contención muy grandes: pasó durante la pandemia y ahora que vivimos en esta pesadilla de la que no podemos despertar.
Vienes próximamente a la Cátedra Roberto Bolaño de la UDP. ¿En qué consistirá tu charla?
Voy a hablar de la tradición de civilización y barbarie, haciendo hincapié en la construcción de una identidad y de un “otro” que viene a amenazarla, y que a veces toma formas realistas y a veces fantásticas. Es decir: literatura y política, pero desde el género fantástico.
Hace poco obtuviste el Premio Clarín de Novela. ¿Qué significó para ti?
La posibilidad de ampliar un poco mi público. De que alguien (engañado, por supuesto) crea que porque gané el Clarín soy una buena persona, y se compre mi libro. Una mayor prensa y difusión. Más alumnos.
En otro ámbito, ¿qué piensas de la Inteligencia Artificial?
Pienso que la usamos sin saberlo desde hace muchísimos años. Cada vez que gugleamos algo, por ejemplo. Yo he hecho experimentos con mis alumnos para elaborar la escaleta de una novela o el perfil de un personaje y es bastante útil, una base desde la cual partir. Su estilo es pésimo, y su corrección política es exasperante, pero sirve para algunas cosas.
¿Qué piensas de lo que ha sido el gobierno de Javier Milei en Argentina?, ¿cómo lo ves desde la cultura?
Es la acumulación de todas las distopías, pero con un grado de inverosimilitud que ni la literatura ni el cine se permitirían. En el primer capítulo de Black Mirror un terrorista obliga al primer ministro británico a tener relaciones con un cerdo. En la Argentina nuestro presidente elige (metafóricamente por supuesto) tener relaciones con un cerdo y su popularidad sube por ello. Creo que hay un nuevo paradigma ahí, que es el paradigma de la locura. La sensación general es la de levantarse y no saber en qué mundo estamos metidos. ¡Ayuda hermanos chilenos!
Luciano Lamberti se presentará en la Cátedra Abierta en Homenaje a Roberto Bolaño UDP el próximo jueves 27 de junio a las 11:30 horas. Esto en el Estudio de TV de la Facultad de Comunicación y Letras, Universidad Diego Portales (Vergara 240, Santiago). Además, presentará La maestra rural en una actividad en La Inquieta Librería (Ramón Carnicer 65, Providencia), junto a Malú Furche y Simón Soto, el miércoles 26 de junio a las 19.00. Ambas actividades con entrada liberada.