Columna de Marisol García: Pandero, pañuelo y pantalla
Al menos una vez por año —ya sabemos en qué mes— la cueca no puede evitar ser objeto de reportajes televisivos que parecen no comprender su esencia áspera e impugnadora (aniñada, mas bien). Pero junto a eso crecen los proyectos que motivan crónicas e investigaciones certeras; en libros, por cierto, pero cada vez más también en películas, documentales y series audiovisuales.
“Fue un hito muy importante en el desarrollo de la cueca urbana o brava, al haber instalado el concepto para nuevas generaciones. No conozco a ningún grupo, absolutamente ninguno, que no haya visto ese documental”.
La lógica ganadora en la promoción de películas no es tanto cuántos te ven, sino quiénes, y entonces esas palabras del músico Mario Rojas sobre el documental que estrenó hace veinticinco años certifican un objetivo cumplido. La cueca brava de Nano Núñez. Bitácora de Los Chileneros (1999) es un registro con valor de tal: la cámara frente a los gestos, las voces y los espacios del fundamental conjunto instala referencias que de inmediato barren con artificiosas construcciones previas sobre el género. Sin paternalismos ni imposturas amables sobre cultura popular, lo que queda es la expresión auténtica, y no una intermediación ajena que nos la explique.
Al menos una vez por año —ya sabemos en qué mes— la cueca no puede evitar ser objeto de reportajes televisivos que parecen no comprender su esencia áspera e impugnadora (aniñada, mas bien). Pero junto a eso crecen los proyectos que motivan crónicas e investigaciones certeras; en libros, por cierto, pero cada vez más también en películas, documentales y series audiovisuales.
El más reciente es En la rueda (NTV), secuencia de ocho episodios con conducción de Daniel Muñoz y una producción excepcionalmente lúcida, que sabe a quién entrevistar (también cómo, dónde y por qué hacerlo), y que además acude a las referencias de archivo precisas para ahondar en conceptos nunca antes tratados de este modo en la televisión chilena.
Sobre el vínculo de cueca y política dirá el musicólogo Rodrigo Torres: “En la cueca que bailan los presidentes se nota lo difícil que es asimilarla. Una rítmica que está instalada en el cuerpo popular de una manera mucho más natural que en las clases de la elite”. Sobre cueca y poesía, Gepe: “Las letras de la cueca tienen que ver con lo fragmentado que es nuestro lenguaje. Por eso Chile es poesía, no es novela”. Sobre sus próceres, Torito Alfaro: “Ser taita es tener bagaje… y aprobar tu bagaje. No tiene que ver con lo viejo, sino con lo que sabes”.
Puede resultar sorprendente comprobar que la cueca es uno de los géneros de música con más documentales en Chile (se mantiene un catastro en la web histórica del Festival IN-EDIT), que además son diversos en su foco —a veces biográfico, a veces musical; no siempre santiaguino— y formato.
Pero ahí está, también, en las piedras fundantes de nuestro cine. Los especialistas aseguran que la primera película chilena de la cual se tiene información (aunque se desconoce su paradero) es Una cueca en Cavancha, filmación de 1897 de Luis Oddó en esa playa de Iquique. Y es también una cueca durante un “velorio de angelito” lo que motiva la ruta de la conmovedora travesía infantil que acompaña la clásica Largo viaje (1967). Cueca y ciudad. Cueca y tradiciones. Cueca en la vida y en la muerte.
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