Wilco - Hot sun cool shroud
Después de 30 años Wilco sigue en racha creativa y este EP, un formato que no visitan habitualmente, lo confirma. Hot sun, el primer corte en media docena de títulos que se extienden por 17 minutos, es una genialidad en torno al cambio climático -”¿qué puedo hacer?”, se pregunta Jeff Tweedy con tono resignado-, mientras los instrumentos se superponen rumbo a un giro de rock ácido, que bien representa el descalabro planetario, con nieves eternas que se derriten y el sol abrasador. Livid es un instrumental de surf rock poseso y adrenalínico, de energía antagónica a la sensación de arrumaco y ternura de la hermosa Ice cream. Annihilation contiene uno de los mejores riffs en lo que va del año, con una guitarra algo quejumbrosa colada por detrás a la derecha, hasta que un solo acalambrado irrumpe, en una nueva referencia al rock lisérgico de la costa oeste en los 60. Un segundo instrumental arriba con Inside the bell bones: la percusión maestra de Glenn Kotche, acompañada de una guitarra acústica de contornos zepellianos. El cierre con Say you love me se puede leer como una elegía de inspiración beatle con violines, piano, guitarra acústica y batería de redobles económicos, una verdadera belleza. Wilco no afloja. Si se trata de lo mejor que ha dado el rock estadounidense desde los 90, son candidatos fijos.
Kasabian - Happenings
En una reciente entrevista por este octavo álbum de la banda de Leicester, Sergio Pizzorno confesó a The Guardian haber divisado el fin del único trabajo que ha tenido, cuando despidieron al vocalista Tom Meighan en 2020 por violencia doméstica, que escaló a tribunales. The Alchemist ‘s euphoria (2022) reordenó las piezas con Pizzorno convertido en cantante y frontman, sin convencer. Happenings mantiene las mismas dudas. Kasabian sigue siendo una banda elástica y creativa entre el rock y la electrónica, con impulso bailable y ambientes sugerentes. El arranque es prometedor con Darkest lullaby, una suite disco de violines y drama donde se respira el ambiente clásico del grupo, una actitud pendenciera con estilo y glamour. Inmediatamente después asoma el camino errático del álbum anterior, con Kasabian mimetizando su sonido y formas con los ingredientes de otros artistas, en un torpe intento de actualización; un rejuvenecimiento que asoma forzado. A la altura de la insulsa Coming back to me good comienzan a hacer agua, y la situación se agrava aún más en el estribillo de Passengers, semejante a un refrito del rock de estadio patentado por Coldplay. Hell of it, un bocado de electrónica bien configurada, algo pellizca la magia de antaño. Un consuelo que no alcanza.
Guided by voices - Strut of kings
Los jerarcas del rock indie publican su cuadragésimo álbum en 41 años con un sonido aplastante, en el extremo opuesto de las texturas de baja fidelidad características por largo tiempo en la banda de Ohio, con joyas eternas como Game of pricks, Tractor rape chain y Postal blowfish. En Strut of kings, Robert Pollard (66) libera al fan del progresivo vía The Who que habita en él. Show me the castle es teatralidad canalizada en rock épico y afilado, mediante tres ambientes distintos e hilvanados con temperamentos cambiantes, como una mini ópera rock encajada en poco más de cuatro minutos. Dear onion ni siquiera cubre 60 segundos para alzarse como una pieza redonda. No hay disco progresivo si no contiene una composición de guitarras acústicas pastorales y cristalinas, función que cumple impecable This will go on. Fictional environment dream cumple con otro requisito de la casilla: el mellotron, acá inserto en un paisaje power pop. Olympus cock in Radiana es otro momento estelar para sintetizar distintas dinámicas propias del género en escaso tiempo, mientras Cavemen running naked es un mazazo de rock clásico grabado exquisitamente. Strut of kings irradia solemnidad, respeto y reverencia con música que huele a espadas, castillos y caballeros, otro giro en la inigualable carrera de Guided by voices.