A la hora de hablar de los festivales más importantes en la historia de la música moderna, probablemente los primeros dos nombres que se vienen a la mente son Woodstock y Glastonbury. El primero tuvo un impacto cultural tremendo y una constelación de artistas fueron parte de su primer lineup en 1969, pero luego de esa estelar edición, el festival no pudo encontrar estabilidad y solamente se organizó intermitentemente un par de veces más hasta el desastre de su versión 1999.
Por otro lado, Glastonbury, tuvo su edición inaugural solo un año después que Woodstock (1970), pero la gran diferencia es que, desde ese momento, salvo algunos años “de pausa”, el festival se ha mantenido vigente por más de 50 años. Quizás lo más importante, es que en comparación con otros eventos que han tenido que ser itinerantes por momentos, Glastonbury siempre se ha hecho, acá en la mítica Worthy Farm, ubicada en el condado de Somerset, Inglaterra.
Llegar a Glastonbury
A diferencia de otros eventos, que podrían ser llamados más “urbanos” porque se desarrollan relativamente cerca de los centros de las ciudades —llámese Lollapalooza, Primavera Sound u Outside Lands— Glastonbury sucede lejos de una ciudad principal (en este caso Bristol) por lo que llegar hasta sus predios es algo más complicado que simplemente tomar un tren de metro.
Independiente si vas desde Londres o Bristol, la manera más rápida y recomendada por los organizadores para llegar al festival, es en tren. Lo ideal es llegar a Bristol y desde ahí tomar un tren hasta la estación Castle Cary, en el condado de Somerset, trayecto que toma alrededor de una hora y quince minutos. Desde esa estación, la organización dispone de buses de acercamiento hasta el festival. Normalmente, ese trayecto toma alrededor de 15 minutos, pero en días de festival podría llegar a una hora o más, dependiendo del tráfico. Desde Londres el panorama no cambia mucho, solo que el trayecto desde la capital británica hasta Castle Cary toma cerca de dos horas.
La organización, en alianza con los condados y una de las compañías de trenes, intenta hacer la experiencia de llegada al festival lo más accesible posible, pero claro, hay que estar preparado para trenes repletos desde Bristol, filas extensas para tomar los buses de acercamiento y mucho tráfico para llegar al lugar mismo. Por eso, la planificación es clave y la paciencia más aún. Mal que mal, son miles las personas que están ocupando esos mismos medios para ser parte de Glastonbury.
Glastonbury en camping
Al comprar una entrada para asistir a Glastonbury, esta viene con el derecho a acampar en el festival. A diferencia de otros eventos, los tickets para asistir son para todo el fin de semana y no existe la venta de “entradas por día”. La excepción se da para los residentes de las áreas cercanas al festival que pueden acceder a boletos para el último día del evento, si es que no pudieron comprar antes en la venta general.
La experiencia Glastonbury, por lo tanto, va de la mano con llevar una carpa e instalarse en los predios del festival. Sectores para hacerlo hay muchos y va a depender de lo que busca cada persona para su experiencia festivalera. Si lo que se busca es estar cerca de los puntos de interés más importantes, está la posibilidad de instalar la carpa cerca del mismísimo Pyramid Stage, escenario principal del evento, o si lo que se prefiere es un ambiente más tranquilo por las noches, entonces los campings en la periferia del festival son la mejor opción.
Se puede llevar la mayoría de cosas tradicionales que uno ocupa para un camping normal, incluido llevar una parrilla para asados. En cuanto a servicios básicos, el festival dispone de agua potable en áreas designadas y una buena cantidad de baños para los miles de asistentes. Lo que no está disponible mayormente son duchas. Si bien existen, están limitadas a solo un par de áreas dentro del predio, por lo que las filas para acceder a ellas son masivas.
El mensaje más importante que entrega la organización apenas se ingresa al sector de camping es: llevarse de vuelta todo lo que uno trajo consigo al festival. La petición está enfocada, más que en la basura misma, en no dejar botadas las carpas, sacos de dormir o colchones que llevaron los asistentes y que por comodidad, en años anteriores simplemente las dejaban atrás. Emily Eavis, organizadora del evento, celebró por redes sociales el éxito de ese mensaje este año: el 99% de las carpas que llegaron a Glastonbury se fueron de vuelta con sus dueños.
Un festival con miles de caras
Asistir a Glastonbury es una experiencia que puede ser abrumadora para aquellos que lo hacen por primera vez. El festival se realiza en la Worthy Farm, terreno que consta de 900 héctareas de extensión. Sólo para comparar con eventos locales como Lollapalooza Chile o el descontinuado Primavera Sound, ambos desarrollados en el Parque Bicentenario de Cerrillos, que cuenta con una extensión de 250 hectáreas, de las cuales no todas son utilizadas con fines festivaleros. Mientras que el Parque O’Higgins cuenta con menos de 80 hectáreas en total. Si miramos otros eventos importantes alrededor del globo como es el caso de Coachella, festival que se realiza en el Empire Polo Club en Indio, California, este tiene una superficie de 642 hectáreas, un tercio menos que Glastonbury. Si vemos el Lollapalooza original, en Chicago, este se desarrolla en el Grant Park de la ciudad, que cuenta con una extensión de 319 hectáreas, dos tercios menos que el mítico festival inglés.
Con tanto terreno a disposición, la oferta tanto cultural-artística como gastronómica es inmensa. Si bien el número varía cada edición, existen más de 100 escenarios en total en Glastonbury, los cuales se reparten en casi toda la extensión de la Worthy Farm. De esos 100, noventa tienen un cronograma asignado para el fin de semana, mientras que el resto se componen de pequeños escenarios donde puedes encontrar de todo: magia, poesía, teatro, DJs o bandas que recién están dando sus primeros pasos profesionales. La sensación común es sentir que algo relevante te estás perdiendo en alguna parte de Glastonbury, mientras estás viendo a alguna banda en los escenarios más importantes.
A la hora de hablar de la oferta gastronómica, esta también destaca a todas luces. Son más de 400 stands de comida los que existen cada año en el festival y con una variedad impresionante. Cocina india, mexicana, japonesa, china, italiana, árabe, griega, británica y un sinfín más, están a disposición para los asistentes y lo mejor de todo es que abren alrededor de las nueve de la mañana y cierran pasada la medianoche. Opciones veganas también se pueden encontrar por montones.
Además de comida, existen muchísimos stands para el comercio justo y local, donde se venden ropa reciclada, artesanías, joyas, e incluso, una tienda de zapatillas que cuenta con productos elaborados con insumos del mismo condado de Somerset. Stands de marcas también se encuentran por decenas, y también de organizaciones benéficas y ONGs como Oxfam y Greenpeace, por nombrar algunas.
El mensaje de sustentabilidad está presente desde que uno ingresa a la Worthy Farm y el llamado es a cuidar los entornos, recoger tu propia basura y ser amigable con la naturaleza presente en el lugar. Si bien la limpieza es encomendada a cada asistente, son miles los voluntarios que cada día están recorriendo las más de 900 hectáreas de Glastonbury para recoger todos los desechos que van dejando los asistentes.
En cuanto a la demografía de los más de 210.000 asistentes al festival la conclusión es bastante clara, son los más jóvenes, el sector predominante cada año, pero es interesante de ver que a pesar de eso, son muchas las familias, niños incluidos, que llegan a acampar a Glastonbury. Tal como si fuera un camping a la montaña, las familias británicas dicen presente en este evento, con coches y todo, para disfrutar del fin de semana. Gente de la tercera edad también se puede ver por montones y es que asistir a “Glasto”, como le dicen los ingleses, es una suerte de tradición.
Los protagonistas de Glastonbury 2024: de Dua Lipa a Coldplay
La edición de este año de Glastonbury contaba, en el papel, con tres headliners principales: Dua Lipa para el viernes, Coldplay para el sábado y SZA para el domingo. A esos tres nombres hay que sumarle uno más: Kasabian, que hizo un multitudinario show “secreto” el sábado.
Otros nombres del lineup incluían a PJ Harvey, Shania Twain, Keane, LCD Soundsystem, The National, IDLES, Camila Cabello, Cyndi Lauper, Avril Lavigne, Disclosure, Seventeen y Justice, solo por nombrar algunos.
Si bien el show más multitudinario del fin de semana fue el de Coldplay, que incluyó una invitación al actor Michael J Fox para que tocara guitarra en la canción Fix You y que era observado desde un costado por celebridades como Tom Cruise, Simon Pegg y Gillian Anderson, hubo artistas que convocaron multitudes sin ser headliners, pero contaban con una popularidad que tal vez fue inesperada para la organización.
Shows como el de Avril Lavigne y Shania Twain provocaron grandes aglomeraciones y la organización tuvo que cerrar los accesos a esos escenarios porque la cantidad de gente era demasiada y podría haber ocurrido una tragedia. Lo mismo ocurrió para el show “secreto” de Kasabian: la carpa llamada Woodsies, no soportaba más personas y también se tuvo que cortar los accesos de entrada a ese lugar.
Entre las actuaciones más destacadas y comentadas de los no headliners, encontramos los shows de The National, cerrando el domingo el segundo escenario más importante de Glastonbury. El de IDLES que contó con una colaboración de Bansky. El de PJ Harvey que tuvo “una telonera” (la artista serbia Marina Abramovic) que logró siete minutos de completo silencio previo a la actuación de la inglesa. El de Justice con sus impactantes visuales y el de los veteranos, James, que a las 3PM del último día, lograron convocar una multitud en uno de los escenarios principales.
Mientras que algunas de las decepciones corrieron por parte de la headliner del domingo, SZA, que según múltiples comentarios tanto de la prensa como de los asistentes, no estuvo a la altura para cerrar el escenario principal del festival. Mientras que la histórica Cyndi Lauper, a pesar de contar con el respaldo del público asistente, entregó un show bastante estático y con una performance vocal que ya no es apta para los grandes escenarios.
Otra edición más del Festival Glastonbury pasó a la historia, con una gran asistencia, un lineup musicalmente diverso y sin mayores contratiempos para la organización: por donde se le mire, un éxito. Será hasta el próximo año.