Tras años sin saberse nada de su paradero, el programa Dr. Phil entrevistó a Shelley Duvall en 2016. La emisión del segmento motivó críticas: no era solo que la actriz de El resplandor balbuceaba y decía incoherencias, sino que el tratamiento de su aparición carecía de tacto.
Se transformó en el recuerdo más reciente de Duvall, una figura alejada de Hollywood -y retirada oficialmente de la actuación desde el año 2002- que ahora parecía confirmar que padecía problemas mentales. Sin embargo, el periodista Seth Abramovitch se negó a que el doctor Phil McGraw dijera la palabra final sobre su ídola. Motivado por un artículo que escribió a raíz de los 40 años de la película de Popeye que Robert Altman hizo en 1980, se propuso encontrarla y hacer un perfil para el medio especializado The Hollywood Reporter.
Así llegó a Texas Hill Country, una región del sur de Texas donde la actriz vivía junto a su pareja desde hace años, Dan Gilroy. Tras contactarse con ella vía teléfono (y constatar que se encontraba apta para ser entrevistada), el profesional dialogó con ella sobre su pasado en Hollywood y las filmaciones de El resplandor, un capítulo obligado de su trayectoria.
En el lugar -no quiso que el encuentro fuera en su casa- se encontró con una mujer de pelo blanco que mantenía el brillo de los ojos y que gozaba de una sonrisa dulce. Y que, si bien a ratos se extraviaba en la conversación, era capaz de “evocar los más mínimos detalles sobre su vida y su carrera”.
Duvall reconoció que el rodaje de la película de Stanley Kubrick fue agotador y que hubo algunos días que se puso a llorar de solo pensar en lo duro que sería enfrentar una nueva jornada. Después de todo, el método del director implicaba hacer múltiples tomas de cada escena y el proceso completo duró más de un año. Sin embargo, evitó hablar mal del autor de La naranja mecánica, asegurando que “fue muy cálido y amigable conmigo”.
Quizás demostrando que la trastienda tiene más matices que los que el grueso del público recuerda, la actriz lloró cuando el periodista le mostró la icónica escena en las escaleras del Hotel Overlook. “Fue muy duro. Jack era tan bueno... tan aterrador. Sólo puedo imaginar cuántas mujeres pasan por este tipo de cosas”, señaló.
Por otro lado, hubo preguntas que quedaron sin responder. ¿Qué motivó a ella y Dan Gilroy a abandonar Los Angeles durante los 90? ¿Qué habría sido de su trayectoria si se hubiera mantenido en actividad?
Al conocerse su muerte, este jueves a los 75 años, el periodista contó que tras la publicación del perfil él se transformó en una suerte de puente entre la actriz y Hollywood, compartiéndole proyectos de documental y ficciones que querían contar con ella. También contribuyó a que aprobara el uso de su imagen para una campaña de publicidad de Gucci inspirada en Kubrick.
Antes de fallecer, Duvall retornó a la actuación a través de la película de terror The forest hills (2023). El director Scott Goldberg y el productor Scott Hansen la juntaron en el mismo elenco con Edward Furlong y Dee Wallace (la madre de Elliott en E.T.), concediéndole el papel de la mamá de un hombre atormentado que merodea los bosques y cree que puede transformarse en un hombre lobo. No tuvo mayor difusión, pero el proyecto la sacó del retiro y permitió que sus mayores fanáticos pudieran decirle adiós en la pantalla, el lugar donde se transformó en leyenda.