Natalie Portman: “El sentimiento más liberador que existe es cuando interpreto a un personaje y dejo de pensar”

Natalie Portman (Jerusalén, 1981) se desenvuelve a gusto en el mundo de las letras. Mes a mes, desde 2021, recomienda un nuevo libro a los seguidores de su club de lectura, una selección de autores que va desde Natalia Ginzburg y Annie Ernaux hasta el chileno Benjamín Labatut (de quien ha sugerido Un verdor terrible y MANIAC).

Su primer largometraje como directora y guionista se basó Una historia de amor y oscuridad (2002), la novela autobiográfica del israelí Amos Oz. Ahora, siguiendo esa brújula literaria que impulsa parte de las decisiones de su carrera, su debut en las series es con una adaptación de La mujer del lago (2019), libro que a la escritora y periodista estadounidense Laura Lippman le reportó elogios de la crítica y el respaldo de figuras como Stephen King.

Desde Nueva York, conectada a Zoom con Culto, la estrella de películas como El cisne negro (2010) y Jackie (2016) desglosa los motivos que la llevaron a involucrarse en su nuevo proyecto como protagonista y productora ejecutiva.

“Es una gran oportunidad para interpretar a un personaje durante un período de tiempo tan grande que te permite realmente entrar en los detalles. También tiene muchos temas interesantes, preguntas y giros de trama. Es entretenida y posee sustancia, lo que es un sueño”, asegura sobre la miniserie que la plataforma Apple TV+ estrenará este viernes 19 con el título La mujer en el lago (Lady in the lake).

La actriz encarna a Maddie Schwartz, un ama de casa judía que termina su gris matrimonio después de conocerse el brutal asesinato de la hija de 11 años de su novio del colegio. Esa tragedia entrelaza su destino con el de Cleo Johnson (Moses Ingram), una mujer afroamericana que lucha por hacerse de un espacio en la segregada comunidad de Baltimore en los 60. En medio de ese momento de reestructuración, Maddie revive su sueño de convertirse en periodista de investigación y se propone indagar en las circunstancias del crimen que consternó a la ciudad.

La versión televisiva de la novela de Lippman es una producción ambiciosa en la forma (no sólo recurre al misterio, sino que a secuencias musicales y de ensoñación) y en el fondo (alude al racismo, los roles de género y las diferencias de clase). La gran aliada de Portman fue la cineasta israelí Alma Har’el, quien ganó notoriedad en 2019 con Honey boy, y aquí ejerce como creadora, showrunner y directora de los siete episodios.

“Si revisas la filmografía de Natalie, es muy intimidante llegar y trabajar con ella como directora. Ella ha trabajado con algunos de los mejores directores del mundo, algunos de los cuales han sido mi inspiración desde siempre, y ha tomado decisiones y riesgos tan audaces y ha viajado a través de tantos personajes geniales”, plantea Har’el a este medio.

De acuerdo con su perspectiva, la ficción que hicieron juntas representa una clase diferente de reto. “Esta serie realmente no es solo una cosa. Para lograr equilibrar tantos tonos diferentes, matices y actuaciones, y que parezca fluida, se necesita una sensibilidad muy específica como actor. Y creo que Natalie y Moses son una revelación cuando se trata de eso. El hecho de que se las hayan arreglado para conseguir eso, con la profundidad con la que lo hicieron, parece un acto de circo”, enfatiza.

Por su parte, la intérprete de Closer (2004) está dispuesta a conversar sobre los temas que se desprenden de la miniserie y de otros asuntos de interés, pero es cautelosa cuando el diálogo se acerca a la frontera de su vida privada (prefiere no contestar cuando Culto le pregunta por su visita a Chile, presuntamente junto al director Pablo Larraín). Derechamente, se resta de profundizar en asuntos demasiado íntimos.

Una de las tribulaciones que enfrenta su personaje en la trama es un hijo adolescente (Seth, al que da vida Noah Jupe) con el que tiene una relación problemática. “Es muy difícil para Maddie lidiar con un hijo que se está convirtiendo en otro opresor masculino en su vida”, indica.

“Hay una responsabilidad de educar a los niños para que sean buenos hombres. Pero también creo que hay un lado de la sociedad... Y no me refiero en absoluto a mi vida personal, así que por favor que quede claro, porque no hablo de mis hijos ni de los sueños de mis hijos. Pero la sociedad tiene tal influencia en el comportamiento masculino que es muy difícil contrarrestar eso, especialmente a medida que crecen. Entonces, cuando llegan a esa edad, y los adolescentes se convierten en adultos jóvenes, es muy, muy difícil contrarrestar esas grandes influencias sociales”.

La producción describe las circunstancias hostiles que padecen las mujeres de la historia, usando los ojos de Maddie para mostrar diferentes vivencias. Portman cree que es una exploración pertinente, porque “la violencia contra las mujeres lamentablemente es una realidad constante en la sociedad”.

Junto con citar a la reconocida feminista Gloria Steinem, comparte una anécdota que ilustra su punto. “Recuerdo haber conversado con alguien recientemente y hablábamos sobre cuando conduces de noche y te estacionas afuera de tu propia casa y entras corriendo. Los hombres cuando escuchan eso dicen: ¿qué? ¿En tu casa? ¿Estás corriendo hacia tu casa cuando llegas sola? Y todas las mujeres dicen: ¡por supuesto! Es algo que sabemos y sentimos todo el tiempo: la amenaza constante de violencia. Es simplemente una experiencia diferente para las mujeres que viven en el mundo, diferente que para los hombres”.

Es la clase de reflexiones que surgen de haber estado implicada delante y detrás de cámaras de La mujer en el lago, una miniserie que, define, es sobre “dos mujeres tratando de liberarse. Creo que ves su determinación por querer contar su propia historia, una ambición que es similar a querer ser quien escriba su propio destino. La tragedia de esto es que en especial mi personaje no puede reconocer la vida paralela del personaje de Moses, Cleo, (a pesar de que) están en la misma ciudad”. Según su análisis, “la obsesión de Maddie es su propia liberación y ella está tan absorta en eso que no puede ver que su propia liberación podría pasar a llevar a otra persona”.

¿Y qué puede decir sobre sentirse liberada en el oficio el que debutó hace 30 años? “Para mí el sentimiento más liberador que existe es cuando interpreto a un personaje y dejo de pensar y solo soy yo. No es algo consciente. Es algo interesante cuando puedes perderte (de ese modo)”.

La actriz tenía apenas tres años cuando su familia se mudó de Israel a Estados Unidos. Aunque creía haber estudiado sus orígenes con atención, recién en el último par de años profundizó en el árbol genealógico de su madre y constató que su familia materna posee fuertes lazos con Baltimore, la urbe en la que se sitúa la trama de su nuevo estreno. Ese descubrimiento surgió mientras se preparaba para encarnar a Maddie en la miniserie de Apple TV+, una coincidencia que, reconoce, se sintió “muy personal”.

“Me encontré con gran parte de la historia de mis bisabuelos en Baltimore. Mi abuela tenía unos 40 años durante la década de los 60, cuando era activa en la comunidad judía y en las recaudaciones de fondos locales. Realmente (la serie) se siente como una exploración de algunas de las luchas que ella podría haber enfrentado y una forma de imaginar la comunidad en la que vivió. Y esa fue una primera experiencia única para mí”, cuenta.

-Aunque estaba muy enfocada en el punto de vista de Jackie Kennedy, Jackie también se ambientaba en Estados Unidos en los años 60. ¿Hizo alguna conexión entre esa película de Pablo Larraín y La mujer en el lago?

Sí, obviamente al usar el vestuario. Muchas mujeres copiaban el estilo de Jackie en los años 60, el peinado, los trajes y el sombrerito. Definitivamente recordé ese papel cuando estaba vestida, peinada y maquillada. Pero, al mismo tiempo, creo que este personaje es increíblemente diferente, la historia es increíblemente diferente y el marco es increíblemente diferente, por lo que emocionalmente fue una experiencia completamente diferente.

-Este es el primer proyecto televisivo de su carrera y se compone de múltiples elementos, desde crimen hasta baile. ¿Qué cualidades tendría que reunir un proyecto para que a futuro acepte hacer otra serie?

Creo que para hacer un proyecto que sea significativo me gustaría trabajar con alguien que sea tan inspirador como Alma Har’el. Alma es tan mágica. No sé cómo ella cuenta con la energía que demuestra para constantemente ser creativa, inspiradora, enriquecedora y una líder increíble. Tan fuerte, pero tan acogedora con los aportes de todos. Es la combinación más increíble de líder y ser humano.

-¿Qué diferencia encuentra en los proyectos en los que está implicada como productora, como Secretos de un escándalo (2023) o esta misma miniserie?

Verdaderamente entras en tu adultez, algo que, lo sé, es gracioso decirlo al ser una mujer de 43 años. Cuando eres productora o directora, eres la que se ocupa de todos los demás y arregla todo lo que sale mal, y se asegura de que todos los demás puedan concentrarse en su trabajo creativo. Ese paso me hizo sentir muy empoderada. Pero ahora cuando voy a proyectos que no produzco es un lujo que otros se encarguen de todo por ti (se ríe). Puedes concentrarte completamente en tu actuación.

-En la serie Ud. es rejuvenecida digitalmente para algunas escenas centradas en la juventud de su personaje. Hoy existe la tentación de usar inteligencia artificial para conseguir ese resultado. ¿Qué piensa sobre eso?

En primer lugar, cuando vi el resultado del rejuvenecimiento pensé: ahora voy a buscar algunos personajes de escuela secundaria (se ríe), tengo una categoría completamente diferente en la que podría incursionar. Pero respecto a la IA, creo que el aspecto más aterrador es qué se puede hacer sin tu consentimiento. Nuevamente, así como antes hablábamos sobre el cuerpo de las mujeres y de cómo el mundo las trata, la falta de consentimiento con la imagen de tu cuerpo también es parte de eso.